sábado, 7 de enero de 2017

Walter Acevedo



Este volante defensivo de buena pegada es una figurita en el álbum histórico del Club Atlético Independiente que al observarla, detenidos años más tarde a su participación con la casaca roja, nos dejará ese sabor a “sin pena ni gloria”, pero me permito condimentar al mismo con una opinión personal: Walter Acevedo pudo haber realizado una muy buena campaña con nuestro equipo, superior a la que las estadísticas de su paso por aquí nos arrojan.

Coincidente con la mejor parte de la segunda etapa de Américo Gallego en Independiente, el mercado invernal del 2009 lo vio arribar al Rey de Copas, que por ese entonces se encontraba reconstruyendo su equipo tras un pésimo papel en el torneo anterior. En el mediocampo encontraba competencia en los nombres de Lucas Pusineri, Walter Busse, Fernando Godoy y un joven Federico Mancuello, aunque desde las tácticas de El Tolo ya se había deslizado que nuestro homenajeado de hoy tenía un espacio en el equipo titular. ¿Sus antecedentes? Nacimiento futbolístico en San Lorenzo de Almagro, donde ejercitó y ejecuto una muy buena precisión en pelota parada, acoplado a un fugaz paso por el fútbol ucraniano, donde vistió la casaca del Metalist. Curiosamente la escuadra ucraniana había recibido el préstamo de Hernán Fredes como parte del pago del futbolista.

Navarro; Vella, Galeano, Tuzzio, Mareque; Acevedo, Godoy, Busse; P. Rodríguez; Núñez y Gandín, formación que Gallego seleccionó para disputar en cancha de Lanús, donde Independiente ejercía localía, la primer fecha del Apertura 09’, frente a Newells. A pesar de la derrota 0-1, el equipo dejó futbolísticamente conforme a los espectadores, y eso se probaría en que lograría acrecentar su nivel en fechas posteriores. Acevedo alternó regulares y buenas actuaciones de ese Rojo que logró muy buenas actuaciones pero no lograba terminar de despegar rumbo al título nunca. Nos regalaría, en una noche de viernes, un bello gol de tiro libre a Tigre, en la victoria por 2 a 1 en el cotejo correspondiente a la fecha 7. El paso de las jornadas ayudó a que él construyera una asociación en el mediocampo a la par de Busse y Mancuello, la cual nunca se terminaría de consolidar debido a la fugaz culminación del torneo. A pesar de realizar una muy buena campaña (34 puntos, resultado de 10 victorias, 4 empates y 5 derrotas) Independiente vio de lejos como el Banfield de Julio Falcioni trepaba al título.

“Sé que todavía no llegué a mi techo” confesaba en el verano del 2010. Apostando al Clausura, Acevedo encaraba un nuevo semestre con la camiseta roja, con ansias de lograr la clasificación a la Copa Libertadores y, por supuesto, conquistar el torneo local. Independiente lograría un muy buen inicio en las primeras jornadas del campeonato, llegando a la novena fecha con el registro de cinco victorias, dos empates y dos derrotas, el cual lo catapultaba a ser uno de los potenciales disputadores del título. Pero sería en aquella jornada, en el Diego Armando Maradona, sitio donde oficiaba de local Chacarita Juniors, donde una lesión en la victoria 1 a 0 ante aquella escuadra entorpecería la realidad de Acevedo. Desgarro del isquiotibial y varias fechas afuera del campo de juego para dejar sanar las heridas.

En simultáneo con la recuperación del protagonista de este post vino la debacle del Rojo de Gallego en aquellas fechas finales del torneo, con el agónicamente insólito 3-4 en la anteúltima fecha frente a Argentinos Juniors, futuro campeón, como frutilla del postre. En aquel encuentro que empujó a El Bicho rumbo al título, Acevedo fue titular, siendo testigo directo de como en cuatro minutos Independiente pasaba de potencial campeón a relegado a cualquier chance de bañarse en gloria.
Con ánimos apagados por el escurrimiento de una victoria segura, disputó casi anónimamente el último partido de aquel Clausura, la victoria por 1 a 0 frente a Lanús, y se despidió de Independiente poco tiempo después para continuar su carrera en River Plate.

32 partidos, un gol, para Walter Acevedo, componente de un Independiente que se debería conformar con haber quedado “a punto de”. 

(Anteriormente on-line en Siempre Independiente)

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