Aquel que alguna vez en su vida haya vivido una situación
traumática (o sea todos) suele tener un ancla en base a esa vivencia fatídica.
Una canción, una foto, una frase o meramente una fecha en el calendario que nos
arroja hacia una experiencia que buscamos dejar atrás, superar o, de alguna
forma, reprimir. En el archivero de nuestros recuerdos, el expediente de las
vivencias nefastas suele tener anexados varios factores que buscamos esquivar.
Como una especie de contracara de este malestar en el
ejercicio de la memoria, muchas veces estas situaciones pueden despertar, a la
distancia, cierto humor ácido, deslizándose por este túnel frases como “Mirá lo
mal que estábamos” o la mucho más clásica “Éramos tan pobres”.
Y es que… éramos tan pobres en el año 2013 que cuesta mucho
observar aquel año y no revolver el momento más difícil que nos tocó atravesar
como hinchas de Independiente: La caída a la B Nacional, puntapié inicial para
un sinfín de situaciones, agonías y emociones que, afortunadamente, ya quedaron
atrás. Pero no por eso renunciamos a, en una lluviosa noche de entresemana,
revolver el baúl y encontrar realidades que parecen ficticias, pero que contra
todo pronóstico sucedieron en nuestro propio equipo.
El 18 de septiembre de aquel año la travesía roja por la
segunda división aún intentaba domar el ritmo de la competición. Se asentaba
Omar De Felippe al mando de la escuadra, ordenando las tácticas para una visita
nocturna en la disputa de un cotejo con Villa San Carlos, ante la difícil tarea
de volverse a ver frente a frente al optimista del gol Gino Clara.
Lo que nos lleva a aquella jornada es una curiosidad que
ocurrió durante la preparación del match. ODF alineó titulares y suplentes
contando entre estos últimos a Francisco Pizzini. Sin embargo, el atacante
quedaría afuera de los convocados para el partido, cediendo así su plaza al
joven Juan Manuel Trejo. A las apuradas, se quitó el nombre del delantero de la
planilla y se colocó… una especie de parche en referencia a Trejo. ¿Por qué en
referencia? Es que en el papel que ocultaba el nombre de Pizzini y exhibía a
JMT en su lugar, se encontraba un dibujo que simulaba ser el propio Trejo,
aunque más bien parecía el resultado de una actividad de jardín de infantes.
El Trejo dibujado tenía poco cabello, no poseía cuello,
manos ni torso (?) y sus delgados bracitos apuntaban al cielo, además de
aparentar una mirada enchinada un tanto perdida. Se podría decir que hasta es
un tanto perturbador, aunque claro, en aquel contexto no era más que una mancha
sobre el lomo del tigre.
Independiente, en concreto, ganó uno a cero en aquella
visita a La Plata, en donde San Carlos ofició de local en el Juan Carmelo
Zerillo. Incluso, a poco tiempo del final, Trejo ingresó al campo de juego, con
su extraño retrato rezando por él en la planilla que colgaba en el vestuario
visitante.
La foto fue subida a
internet hace tres años por María Eugenia Stamm.
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