domingo, 19 de febrero de 2017

Ricardo Bochini como DT



Leyenda de propiedades similares a la de la magia dentro del campo de juego, una vez concluida su carrera  a Ricardo Enrique Bochini encontró dificultades para encontrar su sitio en el fútbol. Alternando entre una especie de enlace-representante de jugadores, propiciando a su carrera un breve regreso con la casaca de Barracas Bolívar y últimamente ofreciendo por video la posibilidad de ser contratado para eventos, El Bocha  aún no pudo formalizar un título en su biografía de vida amén de la de uno de los mejores futbolistas que haya pisado el fútbol argentino, pero ya retirado del mismo desde hace décadas. Astro, amo y señor de una de las mejores etapas en la historia de nuestro Independiente, aún no cesa su búsqueda de encontrar el lugar desde donde ayudar al universo donde pasó sus más felices días.

En el sendero de prueba y error que compuso la experiencia anteriormente detallada, RB sostuvo dos etapas como entrenador de El Rojo. La primera incluyó una dupla en dirección técnica con Carlos Fren a escasos meses de su último partido oficial. Fue de cara al Apertura del año 1991, en donde conformó junto con su par un equipo con dos feroces debilidades: Falta de gol y vulnerabilidad en su localía. Debutó con una caída 0-1 ante Platense y poco fue lo que repuntó una escuadra que finalizó onceava, producto de 6 victorias, 7 empates y 6 derrotas, a gran distancia del campeón River Plate. Poco tiempo después el dúo concluyó sus actividades en Independiente, dejando como mayor huella la inspiración para el tema Bochini-Fren que compuso Simón Fuga (?).


Diez años más tarde, El Bocha percibió la chance de revancha. Independiente navegaba sin rumbo en el Apertura 2001 y tras una caída por la mínima frente a Estudiantes de La Plata por la fecha 16, a comienzos de Diciembre, el entrenador Enzo Trossero dió un paso al costado. Quien asumiría la dirección técnica sería Bochini, otra vez en condición de dupla, en este caso con Néstor Clausen a su lado. El primero era, en aquel entonces, técnico del fútbol amateur y el segundo el encargado de la reserva. En un equipo que tenía en sus filas a Pablo Guiñazú, Matías Vuoso, Diego Forlán y Andrés Silvera, pero también (?) a Ariel Rocha, Matías Villavicencio y Livio Prieto, debutaron con un 1-0 a favor frente a Nueva Chicago, con gol del Cuqui, pero luego todo se desmoronó a la siguiente fecha, con la derrota 3-5 ante Boca Juniors. Con la última jornada postergada por la crisis sociopolítica que afrontaba el país, el optimismo de la victoria primeriza era tapado por un plantel hundido moralmente ante la adversidad de resultados y con un promedio enflaquecido que encendía la alarma. Y ahí es cuando arrancarían los cortocircuitos internos de mayor envergadura.

En vísperas de Año Nuevo, estalló la bomba: Bochini se estaba por ir. A poco más de veinte días de su arribo, comenzó a discutirse que función iba a desempeñar RB en Independiente: Si el de componente de la dupla con Clausen o si el de una especie de director deportivo del conjunto. La disconformidad del protagonista de este post surgió por el sentir que le estaban otorgando un puesto menor para desplazarlo del cargo y así alejarlo de las decisiones de peso, escarbando en un antecedente que dibujaba su falta de satisfacción: "Cuando Piazza era el técnico me habían dado el cargo de asesor, pero terminé sin hacer nada". El vox populi de que los dirigentes, encabezados por el presidente Roberto Galano, le ofrecerían el puesto de DT únicamente a Clausen hacía que el aire en el mundo rojo se cortara con tijera. 48 horas más tarde, con Eduardo Camaño concluyendo su fugaz gestión al mando del país, Independiente era una pequeña Argentina edición 01'-02', porque desde la cúpula del club se dió marcha atrás con el plan Clausen DT-Bochini Manager y cedieron frente a los requisitos de El Bocha. En primer lugar, se lo rectificó como técnico junto con Clausen y se les dió vía libre para armar el modelo 2002, principalmente porque los directivos carecían de dinero para contratar a un nuevo técnico. El dúo se amoldó a un feroz plan de austeridad en donde los premios se cobrarían de forma postergada y los sueldos casi tocarían el suelo. La crisis abundaba.

Y nada podía salir bien para Independiente en aquel fatídico verano del 02'. Porque a fines de Enero, cuando la estabilidad parecía por fin establecida, Bochini se fue. Diferencias ineludibles con Clausen motivaron dicha decisión, en donde poco sabemos cuanto se mezclo lo táctico con lo personal. Amén de sus falencias administrativas, Independiente sostenía un invicto de seis cotejos en aquella etapa preparativa, pero El Bocha disipó cualquier optimismo: "Una cosa son estos partidos de pretemporada y otra el campeonato, que es mucho más exigente". Más tarde encendería el ventilador: “Si Independiente se va a la B, que sea por los errores de otro” y complementó:  “Con Clausen tenemos problemas en poner a determinados jugadores y en definir algunos puestos. Yo quería juntar más a (Livio) Prieto con (Pablo) Guiñazú para garantizar el armado del juego, pero él prefirió poner a (Juan) Eluchans como carrilero izquierdo para tener más marca”. Clausen atinó a responder: “En estos 14 días que duró la pretemporada, jamás me dijo algo así. Por eso, me sorprende su postura”. Un sinfín de desencuentros y choques que solo podían cranear un equipo que, en el Clausura 2002, saldría último. Y Bochini vaticinó un poco eso: "Sobrellevamos las diferencias en el verano y conseguimos resultados aceptables, pero yo pienso más allá; se avecina un campeonato muy complicado".

Así concluyó la fugaz, turbulenta y poco comprensible segunda etapa de El Bocha al mando de Independiente. Resultados adversos y desorden que propician una imagen distorsionada de uno de los más grandes de todos los tiempos a la hora de visualizarlo como entrenador. Es una frase trillada, pero que cierto es los que dicen y repiten que hay historias que merecían un mejor final.


1 comentario:

  1. Muy buena la nota, pero hay un error, Bochini como DT debuta con triunfo sobre Quilmes, y no con derrota frente a Platense.

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