Breve, muy fugaz, fue la intervención de este volante
ofensivo cordobés en la historia de Independiente. De génesis futbolístico en
las inferiores de Newell’s Old Boys, daría sus primeros pasos en la primera
leprosa para luego emigrar a Unión de Santa Fe. Condimentada su travesía por
cortas estadías en Talleres de Córdoba y el Olympiakos griego, sería en el
conjunto de bastones rojos y blancos donde Rosales arribaría a su máximo nivel,
a la par de que tras varios años en el equipo, treparía a la máxima categoría
en el invierno del 2011. La temporada
11/12 lo mostraría como lo mejorcito de un irregular Unión que buscaba hacer
pie en la máxima división. A fuerza de buenas actuaciones que lo catapultaron
como el enganche figura de la escuadra santafesina, en Julio de 2012 firmaría
con el Club Atlético Independiente.
Rosales, recomendado por el propio Ricardo Bochini, formaba
parte de una importante camada de refuerzos que habían arribado al plantel
encabezado por el entrenador Cristian Díaz: Junto a su llegada se encontraban
las contrataciones de Luciano
Leguizamón, Cristian Tula, Luciano Leguizamón, Roberto Russo, Victor Zapata,
Fabián Vargas, Jonathan Santana y Claudio Morel Rodríguez. Independiente
precisaba luchar por el torneo, cosechar un importante colchón de puntos y
disipar las posibilidades de descenso. El debut del homenajeado de este post
sería por la primera fecha del Torneo Inicial 2012: Empate sin goles ante
Newells en Rosario. Se alineó a Hilario Navarro; Gabriel Vallés, Eduardo
Tuzzio, Cristian Tula, Claudio Morel Rodríguez; Hernán Fredes, Roberto Battion,
Victor Zapata; Paulo Rosales; Luciano Leguizamón y Ernesto Farías.
El andar
rojo por aquella competición fue terriblemente adverso: Un empate y cuatro
derrotas, incluyendo la caída 0-2 ante Racing. Con Díaz alejado del cargo, el
regreso de Américo Gallego a la dirección técnica lejos estaba de enderezar el
torcido rumbo del equipo.
En paralelo, Rosales anotaría sus únicos dos tantos con la
casaca de El Diablo en la Copa Sudamericana de aquel año: Mojó en La Bombonera
en el 3-3 ante Boca Juniors (el 0 a 0 en la vuelta le daría la clasificación a
la siguiente ronda a Independiente) y en la victoria 2-1 ante el Liverpool
uruguayo. En cuartos de final El Rojo vería trunca su participación en aquella
competición tras caer ante la Universidad Católica de Chile.
Concluido aquel fatídico 2012, la limpieza que Américo
Gallego estableció en la plantilla roja tenía en lista negra a Rosales,
acrecentando así sus chances de salida del equipo. La culminación de su corto
ciclo en Independiente se motivaría con una oferta desde el Bahía brasileño
que, entre gallos y medianoche, Rosales aceptó. 21 partidos, 2 goles
convertidos. Sabor a poco, por no decir a nada.
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