martes, 31 de octubre de 2017

¿Indulto o Condena? / Mercado de Pases: Diego Cagna



Símbolo de un brillante Independiente que culminó excelentes actuaciones en la primera mitad de los 90', Diego Cagna luce entre sus pergaminos el Clausura 1994, la Supercopa del mismo año y tanto la Supercopa como la Recopa 1995. Junto con Alfredo Cascini, Daniel Garnero, Gustavo López y Hugo Pérez compuso un mediocampo que dotó de calidad y buen pie a un intachable Rojo, bajo la tutela de Miguel Ángel Brindisi, primero, y Miguel Ángel López, luego.

Habiendo llegado al club en 1992, proveniente de Argentinos Juniors, Cagna acumuló en cuatro años la cifra de 117 partidos jugados y 13 goles convertidos. Para el 96', sin embargo, el equipo se encaminaba en una senda nula de mieles y con entrenadores ahogándose uno tras otro en el banco de suplentes. En dicho contexto, el mediocampista emigró a un equipo que se encontraba en construcción y que pronto daría que hablar: El Boca Juniors de Carlos Bianchi.

Años más tarde, más específicamente en el génesis del Apertura 1999, Cagna e Independiente volvieron a cruzar historias, en lo que fue la goleada por 3-0 para los muchachos del Virrey. El segundo gol fue ideado mediante una brillante jugada colectiva, que concluyó en los botines de DC, el cual, sereno, desparramó al arquero Norberto Scoponi y condujo el balón a la red. De cara a la parcialidad local, Cagna gritó con fuerza el gol y celebro sin tapujos con sus pares. Su pasado en la institución de Avellaneda no iba a impedir que gozara su conquista.





El paso de Cagna por Independiente está más vinculado al gran equipo que tejió brillantes actuaciones en tiempos de pizza y champagne (?), pero no trazó un vínculo fuerte con el club al punto de considerar su grito de gol una traición. Mucho más vinculado al Xeneize que a El Diablo, es por su obra en aquellos pagos el motivo por el cual es considerado un símbolo del mediocampo defensivo, amén de sus años en la Doble Visera, los cuales, como repasamos, cosecharon valiosos trofeos. 


¡Sin embargo! Una vez retirado de la actividad profesional, Cagna se convirtió en un promisorio entrenador que supo llevar al ascenso -primero- y al subcampeonato de la máxima categoría -después- al Club Atlético Tigre. Tamaña performance hizo que se lo nombrase vagamente como un candidato cuando el puesto de DT de Independiente quedaba vacante durante aquellos años.




Las chances más concretas de haber visto al ex volante comandando en el Libertadores de América fue, en efecto, en 2015 y 2016. En el primero de los casos, la renuncia de Jorge Almirón tras la caída en el clásico de Avellaneda inundó los ánimos del protagonista de este post, quien se autopostuló para el cargo: "Escuché rumores y la verdad que me encantaría. Si se da, sería importantísimo. Gané títulos, la gente me para en la calle y me recuerda todo, me pide fotos y autógrafos. Todos me tratan bien, ahí gané un torneo por primera vez, conozco el club y sé que ahora está manejado por gente seria". De yapa, se decía que su cuerpo técnico estaría integrado por Mariano Pasini, Guillermo Luli Ríos y Faryd Mondragón. Sin embargo, cabía repasar que el DT venía de casi dos años de inactividad tras un errático segundo ciclo en Tigre, más dos etapas con nada que destacar en Estudiantes de La Plata y Newell's Old Boys. 

Quien se encargo de decirle a Cagna que no tenía ni media chance desarticule esa posibilidad fue Pablo Moyano, quien de forma tajante esclareció: "Cagna no está entre los principales candidatos". Escaso tiempo después, Mauricio Pellegrino asumía como entrenador. 


Tras la renuncia de Gabriel Milito en el último respiro de 2016, el entrenador de San Martín de Tucumán volvió a ser mencionado como el sustituto. Se rumoreo que Hugo Moyano le había ofrecido el puesto, negociación obstaculizada por el deseo del Santo de retener a su DT. El hecho real fue que esta posibilidad se diseminó en meras suposiciones, siendo Ariel Holan quien se hiciera cargo del equipo. 



Y entonces, Rojos, ¿indulto o condena?

domingo, 29 de octubre de 2017

Emanuel Rivas

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Cuando en el fútbol se suele decir “picante” a todo aquel futbolista que es intrépido, veloz, ágil y totalmente dúctil con el balón, bien le cabe al siguiente protagonista de esta historia plagada de un bello recuerdo a toda la fanaticada de Independiente.


Nacido el 17 de marzo de 1983 en Quilmes, Emanuel Benito Rivas debutó oficialmente el 10 de febrero de 2002 en el Torneo Clausura de la mano de Néstor Clausen, en una derrota como local por 0-3 frente a Vélez. Durante aquel certamen nuestro homenajeado no volvió a aparecer en escena, y tras un paupérrimo andar del Rojo, recién Américo Gallego lo tuvo en cuenta para los últimos partidos de un torneo que el hincha ansiaba finalizar. Para la felicidad de todo juvenil, Rivas metió su primer gol en un 1-2 frente a Banfield por la última fecha.


Limpieza de por medio y una exigente pretemporada, Gallego conformó un plantel en el que Rivas sería tenido en cuenta como recambio y algunos partidos como titular.
En aquel momento y previo al debut contra Lanús por el torneo Apertura 2002, el Chancho, como se lo apodaba de joven, decía: “Estoy muy tranquilo. No me preocupo. Yo sólo trato de entrar, andar bien y demostrar que puedo jugar. Que Gallego haya pensado en mí es un gusto. Me parece muy importante y muy emocionante. Por eso, cada vez que tengo una chance intento rendir a pleno. Pero tengo claro que, si bien me gustaría jugar como titular, hoy soy una alternativa”.


En aquel equipo que forjó el Tolo la premisa fundamental era atacar, el doble enganche (Montenegro-Insúa) promulgaba un volumen de juego altísimo junto con el mediocampo y un goleador temible como Silvera fueron de los puntos más salientes de un team que jugaba bien, atacaba y se floreaba en cada partido, como por ejemplo las goleadas 7-1 (a Colón, donde Rivas metió uno de los tantos) y 6-2 a Chacarita, por nombrar algunas.


Sin embargo, su mejor partido, quizá por el contexto emotivo, llegó en la fecha 18 cuando Independiente enfrentó a Boca Juniors, en condición de local.


Tarde soleada y extremadamente calurosa del domingo 24 de noviembre, y con el liderazgo en soledad, enfrente estaba un Boca que dirigido por el Maestro Tabárez, se encontraba segundo a tan solo 3 puntos. Haberle ganado al Xeneize significaba campeonar una fecha antes, empatar casi campeonar y perder un desempate.


Un partido que tuvo un contenido de alto voltaje, una cancha a reventar, gran parte de Avellaneda con un corte de luz (lo que hizo escuchar a todos la radio), y dos equipos con mucha historia encima. Barros Schelotto a los 37 minutos del primer tiempo dictaminó el 1-0 parcial e impensado en Avellaneda.

Pero no iba a concluir esta maravillosa historia así. En el complemento Gallego mandó a calentar a Emanuel Rivas, quien ese torneo se desempeñó siempre como el principal recambio, por Daniel Montenegro. A puro empuje, garra y corazón, Gabriel Milito tomó la lanza (cuando solo restaban 5 minutos), le cedió el pase a Rivas y éste tiró un centro preciso a la cabeza de Pusineri. Gol. Empate. Delirio total en la Doble Visera. El tan ansiado empate mantenía la ventaja de 3 puntos, dejando al Rojo a las puertas de un nuevo campeonato. Sin dudas que el juvenil, de destacadas actuaciones en inferiores y en los partidos que le tocó entrar con su picardía, rapidez y agilidad, marcó su tarde soñada al ser parte de una de las páginas en la tan engrosada historia roja. Luego, una goleada ante San Lorenzo como visitante sellaría el espectacular certamen conseguido.


Su valioso aporte le significó ser tenido en cuenta por Hugo Tocalli para el Sudamericano Sub-20 que también lo conseguiría, destacándose con 2 goles en 7 partidos. En aquel plantel compartió vestuario con Cavenaghi y Tevez.


El mediapunta siguió en Independiente hasta el año 2004, donde en su previo paso hacia Europa jugó 18 partidos en Arsenal de Sarandí.

Portugal sería su próximo destino, donde el Vitória Guimarães lo acobijó, y luego pasó a Grecia para vestir los colores del Iraklis. Aunque Italia se convertiría en el país donde actualmente reside, ya que vistió los colores del Arezzo, Bari, Varese, Hellas Verona, y los registros futbolísticos lo datan hoy en día en el Spezia.

Finalmente en Independiente contabilizó un total de 51 partidos con 4 goles a su favor, un campeonato y para destacar, un jugador que estuvo presente en el momento más delicado cuando nos tocó descender, dejó unas resonantes palabras: “Es un momento complicado. No es fácil ni para los chicos ni para el hincha. Se sufre y hay que aguantar. Hace ocho años que estoy en Europa y uno se acostumbra, pero extraño al club y a la gente”. ¿Volverá?

jueves, 26 de octubre de 2017

Marcelo Pontiroli


El tema de los arqueros no siempre fue una cuestión que esté resuelta en Independiente. El gran trabajo de Miguel Ángel Santoro para mejorar los movimientos y habilidades de los goalkeepers que provenían de la cantera no estuvo presente durante una época de más sinsabores que el dulce de la victoria o conquista de títulos. Nos remontamos, entonces, al comienzo del nuevo milenio para desempolvar uno de estos casos.

Corría el año 1999. Norberto Scoponi era el golero titular en el Rojo mediante el mandato de César Luis Menotti como director técnico. Sin embargo, de a poco, empezaba a asomar un portero cuya fisonomía empezaba a cerrar para la CD y cráneo independentista, y no nos referimos únicamente a su pelada, seguro presente desde la adolescencia (?).

Marcelo Pontiroli, hombre surgido de Deportivo Español, pasó de adueñarse del arco "gallego" -relegando al histórico Pedro Catalano y vio su climax dentro de una cancha en las filas de Argentinos Juniors, en donde destacó en los más de 70 partidos en donde estuvo presente en su primer ciclo. Ante la necesidad de sumar a alguien más para que se pose debajo de los tres palos, el oriundo de San Andrés de Giles se mudó a Avellaneda para dar el salto a un grande, en carácter de préstamo.

Pese a que Menotti, en primera instancia, y luego Enzo Trossero cuando ocupó su lugar en el banco de suplentes, lo mantuvieron como principal sustituto, obtuvo protagonismo, no sólo producto de las cualidades que mostró durante los entrenamientos en Villa Domínico, sino también por un supuesto enfrentamiento que el titular mantenía con el deté.

Apareció en el Apertura 1999 y los primeros aires fueron frescos y reconfortantes. Buenas actuaciones en el torneo local, como ante Chacarita que venía de conseguir tres triunfos al hilo, o sus primeras armas en la Copa Mercosur ante Flamengo hacían que la gente deposite un poco de crédito en el "pelado" de apenas 22 abriles.

Pero, como todo lo que sucede en este blog, el idilio comenzó a cesar conforme pasó el tiempo. El recelo producto de magras actuaciones a nivel colectivo lo vieron como principal culpable. El puesto de arquero, dicen los que saben, es el más ingrato. El punto cúlmine llegó tras un increíble error al mejor estilo Rocha que vivenció ante Instituto, saliendo a cortar un centro a vaya saber quien a dónde, decretando el 2-1 en contra y con la responsabilidad en su espalda. La mirada atenta de Trossero decía todo, aunque intentó apaciguar con sus declaraciones y bancar al "uno": "Fue una desgracia y hay que apoyarlo al máximo".


Pese a los dichos del D.T la danza de nombres empezó a surgir. Pablo Burtovoy relegado en Colón era una de las alternativas que se manejaban, mientras que Marcelo Luca, Daniel Islas y Damián Albil esperaban un escalón más abajo su oportunidad.

El verano del 2000 cimentó su ida. Faryd Mondragón llegaba como profeta en su tierra y, pese a que pareció sostener la titularidad en el torneo de verano, el colombiano se adueñó del puesto haciendo que Marcelo busque otros lares.

El Chelo pasó por Belgrano, Lanús, Quilmes, Argentinos -nuevamente- y Deportivo Merlo para cerrar su historia ligada al fútbol en el 2011. Entre Mercosur y torneo doméstico cerró la cuenta de 23 cotejos con la casaca del Diablo y dio paso a su lugar de prócer en A.A.A.J y Q.A.C.

martes, 24 de octubre de 2017

Mercado de Pases: Juan Pablo Sorín (2007)



El invierno del 2007 graficaba al flamante entrenador de Independiente, Pedro Troglio, armando el equipo de cara al Torneo Apertura. Una de las carencias de aquella escuadra se ubicaba en el sector izquierdo de la defensa, donde el lateral desposeía nombres que cubrieran aquel sector: Los dos predecesores de Peter, Jorge Burruchaga y Miguel Ángel Santoro, habían rotado al juvenil Matías Di Gregorio, a Juan Eluchans y a Sergio Escudero en la mencionada posición, sin lograr demasiada trascendencia. Teniendo en cuenta que tanto el campeón en 2002 como el ex Olimpo habían emigrado a otros pagos, la búsqueda de un lateral por izquierda era una obligación.

Desde TyC Sports salió la data de que el jugador que tenía en mente Troglio era nada más y nada menos que Juan Pablo Sorín, quien se encontraba algo alejado del primer plano del fútbol tras haber sido el capitán de la Selección Argentina que disputó la Copa del Mundo de Alemania 2006. En efecto, Juampi no había retornado al seleccionado tras aquel Mundial, y se encontraba ganando ritmo en el Hamburgo germano, amén de ciertas lesiones que pospusieron su desempeño en el césped.



"Los dirigentes del club de Avellaneda empezarán a hacer averiguaciones respecto a lo que cobra el jugador y si tiene ganas de regresar al país" rezaban desde el canal de Recondo (?). De yapa, se decía que las potenciales negociaciones a por JP se realizarían en simultaneo con las de Mariano Donda, atractivo volante ofensivo de Nueva Chicago. Ninguno de los dos llegaría jamás a vestir la camiseta de El Diablo.


¿Qué quién vino a cubrir la banda izquierda entonces? Una vez que lo de Sorín estuvo definitivamente diseminado en el humo periodístico del cable, Troglio levantó el teléfono para contactar a un sueño mucho más realista: Lucas Mareque.

lunes, 23 de octubre de 2017

Lucas Ontivero

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Esta es una historia particular digna de ser contada. Con todos los agregados que puede tener y más si es una reseña futbolística ligada a este hermoso club como es Independiente. Promesa mundial. No debutar. Irse transferido y nada más. Volver a sonar como refuerzo, pero sin concretarse. Todos estos condimentos dan el pie a la presentación de un ex Independiente que no tuvo minutos en Primera División.


Lucas Ontivero nació el 9 de septiembre de 1994 en San Fernando del Valle de Catamarca. Su incursión en la vida de la redonda arrancó desde muy chiquito donde San Lorenzo de Alem lo acobijó. Ejercía de enganche y nunca cambió de posición. Su talento nato fue tan impresionante que Real Madrid lo fichó a la edad de 12 años. Increíble, tan joven y los europeos una vez más importando a las “joyas” de la Argentina. Luego de seguir formándose en el “Viejo Continente”, Ontivero llegó para estar en México y luego retornó a Europa, aunque esta vez Tottenham fue su nuevo hogar, aunque se probó en Milan y Genoa, pero no fue fichado.


Por recomendación de Antonio Mohamed, Bebo Ontivero fue incorporado, en principio, para jugar en la Reserva, dirigida en aquellos momentos por Cristian Díaz, de buenos andares bajo su cargo. Su nivel en aquella categoría fue tan bueno que cuando fue promovido por Ramón Díaz -Técnico a cargo de Independiente- casi que debuta en Primera División (aunque no llegó a hacerlo) debido a su gran nivel producto de brillantes actuaciones individuales.

Un hecho puntual sucedió post asunción de Javier Cantero en la presidencia de Independiente. El ex mandamás decidió a Ontivero proponerle un contrato de préstamo a 6 meses con prórrogas a dos años. Para la FIFA, las prórrogas no son avaladas, y entre una mala relación del jugador con Ontivero y de Cantero con su representante y ambos, decidieron a la fuerza declararlo como jugador libre, sin que entre un peso al club.
En 2013, Lucas se marchó hacia Fénix de Uruguay (libre desde Independiente), en su escala previo al Galatasaray de Turquía (quien pagó 2 millones de euros por todo el pase completo), uno de los clubes más importantes de ese país. Aquí hubo un problema legal entre Independiente, FIFA y los turcos. La máxima entidad del fútbol decidió que a Independiente de ese dinero le queden sólo 15 mil dólares del pase por “derechos formativos”, todo un dolor de cabeza y un cimbronazo para Javier Cantero.

Aunque su estadía en Europa lejos de ser fija fue más “movida” para el enganche, ya que estuvo en el Gaziantepspor de ese país, el Budapest Honved de Hungría, el Olimpija Ljubljana de Eslovenia, Montreal Impact de Canadá, la Universidad de Chile y actualmente se desempeña en el Venados Yucatán de México.

El saldo final de Ontivero en Independiente fue de ningún partido disputado y por consiguiente ningún gol convertido, de una promesa que asomó, e inclusive pudo volver a principios de este año, pero no se dio la oportunidad ya que no era una prioridad para Ariel Holan.

viernes, 20 de octubre de 2017

Martín Zapata


Estamos ante la presencia de un caso especial en este blog. No por lo rotulante del apellido en cuestión, ni por las vivencias extrañas del personaje, ni siquiera por lo ignota que pudo haber sido su estadía en Independiente. Sino porque, los escritos de hoy, nos convocan a un relato con final de novela, en donde el actor de reparto, aquel joven que parecía tener un papel poco preponderante, apareció en el último capítulo y se coronó como uno de los actores principales.

Martín Darío Zapata, hombre de natalicio en la localidad de Crespo, provincia de Entre Ríos, cumplió -como pocos aunque parezcan muchos- con el sueño de convertirse en profesional y pegar el salto a la caja parlante, analogía que mantendremos con su estadía dentro del campo de juego. Jugador que varió entre la zona medular o el costado derecho de la mitad de la cancha, mostró su versatilidad y mejor nivel en Belgrano de Córdoba, entre el 2012 y 2013, aunque su recorrido comenzó mucho antes. Ya en 1999 era parte de las filas de Unión de Santa Fe, para luego pasar por Huracán de Tres Arroyos, Mineros de Guayana venezolano, Chacarita Juniors, Instituto y All Boys antes de ponerse la del pirata.

Para mediados del 2013, el Rey de Copas se veía sumergido en la peor crisis, tanto financiera como futbolística, de su historia. El suceso fatal que todos recordamos condenaba a un equipo plagado de futbolistas de renombre, pero entrados ya en varios años y un piberío que vivió un contexto poco favorable para desarrollar sus primeras armas en la división de elite.

Miguel Ángel Brindisi, hombre designado por la junta comandada por Javier Cantero -con el aval de Julio Grondona- era el cráneo que debía hacerse cargo del negruzco año que vendría por delante, tratando de armar el mejor plantel posible para afrontar la tensa situación y devolver a la institución al lugar que corresponde.

Entre tanto nombre y nombre, la danza habitual de los mercados de pases y las novelas que siempre surgen en este período, el apellido de Zapata picó en punta y pasó a vestirse de celeste a rojo. A sus 33 años firmó el préstamo por un año que lo uniría a la entidad avellanedense. Fue el primero en llegar y su frase al cruzar el umbral que lleva a los entrenamientos en Villa Domínico fue: "Jamás dudé en venir acá por jugar en otra categoría".

El debut de nuestro dramaturgo de turno se dio en la primera fecha del torneo, aunque no de la mejor manera. Su presentación fue trunca, no sólo por la adversidad del resultado -caída 2-1 ante Brown de Adrogué de local- sino también porque salió expulsado en el primer tiempo. Sus primeras cartas no eran muy alentadoras y salió cabizbajo ante los ojos bien abiertos del "Libertadores de América".

Sin embargo"Tincho" recompuso las cosas y pasó a ser una de las piezas más utilizadas en la oncena inicial, por Brindisi y por Omar De Felipe después de su asunción. Disputó la gran mayoría de los cotejos en aquel torneo, convirtió ante su ex club Instituto y se dio el lujo de estar presente en la finalísima ante Huracán. 

Y aquí haremos un parate. En aquel recordado encuentro que nos hace llegar al Estadio Único de La Plata, envueltos en la incertidumbre y una lluvia que hacía que la gresca sea todavía más épica, todos (los hinchas) creeríamos que el "héroe de la jornada" sería un mote que podrían repartirse algunos de los experimentados caso Daniel Montenegro o Federico Insúa, sumados a la presencia del campeón Facundo Parra o el querido Motoneta Penco.

Sin embargo, el "man of the match" se lo llevaron dos hombres que quizá no aparecían en los primeros puestos de la lista si a alguno había que jugarle. Tras una gran jugada de Matías Pisano, Zapata pasó a vestirse de héroe y a llevarse los flashes transitorios por poner al equipo en ventaja, asentada por la conquista de Francisco Pizzini -juvenil de la casa- que puso el 2-0 definitivo en la finalísima y puso fin a la pesadilla.

Pese a la emoción, alegría, llanto y cualquier emoción que haga alusión a ese instante, las cosas entre el Rojo y Zapata no continuaron con buen puerto, tanto como la telenovela en la que uno de los actores logra protagonismo, pero es recordado sólo por ese pasaje y no por otras producciones en las que intervino. Después de tanto teje y maneje, sin tener una certeza de parte de la C.D ya encabezada por Hugo Moyano, el futbolista y su representante decidieron que la mejor opción era firmar un vínculo de 18 meses con Argentinos y dejar atrás el paso por estos lares.

El resumen arroja un total de 34 cotejos con nuestra casaca, dos goles, ser parte de la vuelta esperada y el protagonismo estelar que lo cobijó, al menos, por estos noventa minutos. 

miércoles, 18 de octubre de 2017

Martín Fabro



Nació a comienzos de 1985, con el gritó de gol de José Percudani al Liverpool aún retumbando en los tímpanos diablos. Cuando estaba en el primario, supo decir campeón en el Clausura 1994. Casi una década después, mientras ideaba con sus compañeros del último año su fiesta de egresados, se deleitó con la obtención del Apertura 2002.

En simultaneo a estos sucesos, acumulaba entrenamientos, partidos y vivencias en inferiores de aquel equipo de casaca roja. Su sueño era, en algún próximo futuro, vestir profesionalmente aquella prenda y lograr su sueño de pisar el césped de (en ese entonces) la Doble Visera como un jugador de fútbol listo para alcanzar la gloria con el equipo del cual es hincha.

La historia de Martín Fabro podría encontrar su final feliz el 20 de Septiembre de 2004, cuando con 19 años, este volante ofensivo ingresó a veinte de final por Hernán Losada en lo que sería la victoria de un Independiente local por 2 a 1 ante Boca Juniors, con el entrenador Daniel Bertoni confiándole el ingreso en un chivo partido ante los Xeneizes, que El Rojo ganó gracias a un doblete de Federico Insúa.


Sin embargo, la caprichosa historia tiene siempre para nosotros al más inesperado rol esperándonos para asumirlo y llevarnos a situaciones impensadas. Eso fue lo que sucedió con el joven Fabro, fanático desde la cuna de El Diablo, pero bloqueado para continuar su carrera en el club tras dos años en él, al no ser tenido en cuenta para el primer equipo. En nuestros pagos, dejó la cifra de tres goles en 52 partidos jugados. Corría el génesis del 2007 cuando una oferta del fútbol canadiense le proponía armar los bolsos y sumarse a las filas del Montreal Impact, allá lejos, en la tierra de Avril Lavigne, Justin Trudeau y... Bueno, y de muchos hombres barbudos con remera de leñador.


Pasaron casi diez años hasta que Independiente y Martín Fabro se reencontraron las caras. La Doble Visera era historia, ahora nuestro hogar se llama Libertadores de América. Miguel Ángel Brindisi, quien comandó desde el banco de suplentes a El Rojo del 94', era ahora nuevamente el técnico de la escuadra. Ningún integrante del equipo con el que MF había debutado una década atrás continuaba en la institución. Había, sin embargo, un dato que eclipsaba cualquier pensamiento en aquella tarde soleada del 3 de Agosto de 2013, y no era solamente el hecho de que ahora Fabro defendiera los colores de Brown de Adrogué: Independiente se preparaba para disputar, por primera vez en su historia, un partido correspondiente a la B Nacional del fútbol argentino.

Habíamos tocado fondo. ¿O se podía acaso caer más bajo? De local y ante un ignoto team, era una jornada perfecta para confirmar que la pesadilla había terminado, y que el equipo lograría sortear aquella temporada en la segunda división sin ningún problema. El propio Fabro, descreído de que estaba enfrentando al conjunto de sus amores en sus peores horas, debía precipitarse de que sería un match sumamente difícil ante un gigante adormecido con ganas de resurgir.

Pero... todo esta idea se esfumaría a los quince minutos de juego, cuando una gran jugada ofensiva de Brown encontró a Fabro solo por izquierda, en una jugada combinada por el lateral junto a uno de sus pares. Posicionándose en diagonal al palo de Fabián Assmann, pensó en enviar una pelota cruzada, calando un buscapié que coronara algún compañero. En el último segundo se inclinó, sin embargo, por rematar al arco. El tiro fue sumamente suave, pero suficiente para descolocar al arquero, que manoteó la redonda sin mucho éxito, apenás desviándola sin evitar que besara la red. Silencio en el estadio. Gritos secos provenientes de los jugadores de la visita. Todos ellos celebran la conquista, excepto uno: El propio Fabro, quien se encoje de hombros y luego, con el rostro pálido, pide calma y disculpas. Atónitos, los hinchas de Independiente entienden que el terror los acompañaría también en la 2013-2014. En algún rincón de la cancha, momentos después del gol, se escucha a un viejo rezongar: "¡Fabro! ¿Vos sabías que ese era nuestro?!".



El cotejo finalizó 2 a 1 a favor para los de Pablo Vicó. Mientras propios y extraños reconstruían el vínculo añejo de Fabro con El Rojo, el volante declaró ante los medios: "Estuve 13 años en el club y no podía gritar el gol. Hubiese sido un desagradecido" y agregó "El descenso de Independiente lo viví con una tristeza enorme porque es el más grande que hay. Espero que vuelva pronto y para mí va a ganar de punta a punta el Nacional B". Lo que se dice un tipo con códigos y memoria. Salud entonces, Martín, donde quiera que estés. 

lunes, 16 de octubre de 2017

Adrián Calello

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Entre tantos casos de juveniles que vistieron sin pena ni gloria la camiseta de Independiente siempre es más valioso resaltar a individuos comprometidos con la institución, a pesar de no haber sido ganador o destacado en determinado momento que debutaron con la indumentaria roja.


Adrián Calello nació el 14 de mayo de 1987 en Quilmes y surgió del semillero independientista. Arrancó las inferiores como volante central, siendo que su principal característica fue más de marca que de juego. Realizó todas las categorías de inferiores hasta su máximo debut en Primera División allá por el 2007 en un partido frente a Boca Juniors, con derrota por 3-1 en condición de local, en Racing. Tras su debut, Burruchaga fue utilizándolo como primer cambio en los partidos.


Tras un pésimo andar en el Clausura 2007 y luego de una derrota frente a Godoy Cruz que desplazó del cargo de técnico al ex Campeón del Mundo, Pepé Santoro una vez más haciendo las veces de “bombero” salvador dio más relevancia a los juveniles, entre ellos, al protagonista de esta historia, donde se mantuvo como titular. El Rojo cerró de buena manera un campeonato totalmente irregular.
Sin embargo y con la llegada de Pedro Troglio para hacerse cargo del equipo en el Apertura del corriente año, Calello perdería terreno, relegado al banco o inclusive a la división de Reserva de Independiente. Aunque luego en un empate en dos goles frente a San Martín de San Juan, volvió de lleno al primer equipo y el juvenil logró quedarse con esa posición hasta el fin de campeonato.


Para el año siguiente en el 2008 nuestro homenajeado alternaba entre titularidad y suplencia para Troglio. Aunque una vez que renunció el ex DT de Gimnasia, de nuevo Santoro haciendo las veces de interino salvador apostó a darle más rodaje a los juveniles. Como ven, la historia de este chico fue sin dudas un ida y vuelta constante pero siempre esperando su oportunidad.
Con la llegada de Borghi (que duró muy pocos partidos), Calello casi que no tuvo continuidad hasta que de la mano de Santoro -una vez más- retornó a la formación titular.


Finalmente, en diciembre de aquel año, Calello fue transferido al Dinamo Zagreb de Croacia, con un saldo de 50 partidos en Independiente y ningún gol a favor. Aunque sin dudas lo que se destacó de buena predisposición de él fueron sus ganas permanentes de estar, quizá no muy visto en jugadores que solo piensan en Europa.

En las veces que le tocó entrevistarlo a Adrián sobre el descenso de Independiente (paralelamente lo peleaba en 2013 con el Siena), respondió: “Soy hincha, viví una vida ahí adentro. Yo quiero al club, a la gente. Se hacía difícil seguirlo desde allá, pero lo veía por Internet. El descenso lo sufrí un montón. El año pasado fui con Patronato y lo sigo en todo momento” y agregó que siempre pudo volver al club dispuesto a ayudar: “Mi idea fue siempre venir a Independiente. No sólo ahora, sino años anteriores. Nunca se me dio. Lo que primero intenté fue volver, pero me dijeron que había muchos en mi posición”.

viernes, 13 de octubre de 2017

Leandro Depetris


Qué difícil debe ser para un niño asumir más responsabilidades de las que le competerían a cualquiera a esa altura de la vida. Jugar, divertirse, aprender, disfrutar de la vida sin la más mínima idea de lo que vendrá en el porvenir deberían ser los condimentos que atañan a las vivencias de los purretes. Pero no. El homenajeado del día vio como de pequeño empezó a estar en el centro del ojo mediático futbolero y empezó a disputar el juego de crecer de manera muy precoz.

Leandro Depetris era considerado un diamante en bruto y esperanza del fóbal argentino para cuando disponga de la edad suficiente que lo habilite a formar parte de la selección mayor. Nacido en San Vicente, y criado junto a la pelota en Brown de aquella localidad, empezó a despuntar el vicio desde muy pequeño y, a la tierna edad de 11 años, tuvo que decidir acerca de su futuro en casa o en Italia.

El Milan venía a buscarlo para llevárselo cuando cumpliese los 12 abriles. Zurdo, encarador, desfachatado, mientas nosotros a esa altura nos preocupábamos con los picados con amigos, él ya demostraba dotes que lo situaban en el viejo continente. "Quiero ser como Maradona", contaba con timidez delante del grabador del diario "Olé", mientras, seguro, mediante sonsirisa típica de haragán cuando somos jóvenes y las cosas nos salen bien, disfrutaba de compartir el campo con chicos tres o cuatro años más grandes que él.

"Me puse un poquito nervioso. Pero poquito eh. Después cuando entré a jugar se me pasó", canchereó después de usar la mítica '10' del elenco que catapultó la carrera de Silvio Berlusconi. Después de descubrir sus dotes natos a través de la agencia International Sport Management, y ser poco considerado por Boca y River ya que debían amoldarse a un plan de alimentación, cruzó el gran mar y se asentó en la tierra de la buena pasta para toda su adolescencia.

¡Ojo!, un dato no menor, y que será de importancia en esta crónica, queda por remarcar. De chiquito ya profesaba y se mostraba como fana de Independiente. De hecho, en la tapa del diario deportivo má famoso del país, aparece su foto, con una camiseta de su nuevo club que le cubre hasta las rodillas, pero arriba de él, aparece la imagen de Marcelo Pontiroli fallando al salir a cortar un centro y la derrota del Rojo por 2-1 ante Instituto. El destino (?)

Luego de sembrar sus primeros pasos en las juveniles de "Il Rossonero", la codicia de parte de su entorno hicieron que el elenco italiano decline por no ficharlo definitivamente a los 14 años y volvió a Argentina para sumarse a las filas de River, en la misma categoría que Gonzalo Higuaín. Sin ser considerado, regresó a la tierra del Papa para sumarse al Brescia.

El año 2008 llegó y, con él, el climax de esta historia. Julio Comparada, pope del Rey de Copas en ese entonces, buscó a la joya, creyendo que todavía podía volver a brillar. Claudio Borghi, sentado en el banco de suplantes, dio el visto bueno y el 17 de julio firmó su contrato con los de Avellaneda que lo unía por tres años.

"La llamada de un grande como Independiente me hizo despertar el interés. El fútbol argentino es técnicamente altísimo. Y el Rojo es enorme. Me fui muy contento de Italia porque llego a una gran institución. Estoy feliz", soltó apenas se sumó a los entrenamientos en Villa Domínico, aunque algunas de sus declaraciones previas a ponerse la Roja se vieron truncas. "Jugar al 
fútbol es meter la pelota dentro del arco, no creo que cambie mucho de un lugar al otro", pues bien, parece que sí varía.

Pero algo pasaba con el mediocampista. Si bien se perdió el comienzo de la temporada por una tendinitis, después pasó a no ser tenido en cuenta por el "Bichi", mucho menos en el interinato de Miguel Santoro y debió aguardar hasta el arribo de Américo Gallego para tener algo de acción, amen de algunos cotejos de índole amistoso que disputó. 

El colmo de todo este peregrinaje es que apenas disputaría un encuentro de manera oficial. Los nuestros, de capa caída, recibían a Estudiantes de La Plata, en la cancha de Huracán, por la 14ª fecha del Clausura 2009. Fue estrepitosa la caída ante el Pincha, con un score final de 1-5. El héroe de esta jornada de lectura en páginas cibernéticas hizo el precalentamiento y saltó a la cancha a los 12 minutos del complemento, reemplazando a Hernán Fredes. 

A partir de allí, y con el silencio con el que llegó se fue. Dividió su andar profesional entre sus dos naciones. El Gallipoli y Chioggi italiano lo albergaron, hasta su vuelta por estos lares, en donde Sportivo Belgrano, Alvarado, Tiro Federal y Sportivo Patria fueron sus últimas escuadras. No hace falta decir que su saldo con nuestra casaca arroja apenas un puñado de minutos, pero su carrera va más allá, porque de robarle las luces en Rosario a un tal Lionel Messi pasó hacia el ostracismo puro, dejando como moraleja que no todo lo que brilla es oro. 

miércoles, 11 de octubre de 2017

Ciencia Ficción: Diego Maradona, ¿de El Rojo?



"¿Pero vos sabías que El Diego es hincha de Independiente?". Todos los hinchas del Rey de Copas escuchamos alguna vez, siquiera de rebote, esta incógnita. Usualmente proveniente de algún familiar entrado en años, este se reposa en su silla y con un escarbadiente en su boca nos cuenta que Diego Armando Maradona era de pequeño fanático de El Rojo, que su ídolo era Ricardo Enrique Bochini y que de vez en cuando este arroja pequeñas señales para indicar su reprimido amor por la falange roja.

Desde este humilde rincón del internet, recopilamos diferentes momentos en donde El Die se refirió a nuestro amado club, tanto en su génesis como futbolista, hasta en su presente allá en el lejano Medio Oriente.


1981, la confesión (?)

El canal Videos de Independiente colgó una cinta en blanco y negro a fines del 2012. La misma se remontaba treinta años en el pasado: Allí, un melenudo Dieguito deslizaba: "Soy hincha de Independiente, pero como mi padre, mi madre... en mi casa son todos hinchas de Boca, me gustaría mucho jugar para ellos, y darle una satisfacción todos los domingos". Escaso tiempo después, el Xeneize se convertía en su nuevo hogar.




1986, El Diego y El Bocha, juntos

La idolatría de Maradona para con Bochini se remontaba a los tiempos en que el propio Diego se deleitaba con la magia que el hombre de Independiente hilvanaba desde sus botines. El Mundial de México 1986 fue el escenario donde ambos compartieron -durante pocos minutos- el campo de juego. Revive el periodista del Diario Perfil, Claudio Gómez: "En cinco minutos y cuarenta segundos Bochini tocó cuatro pelotas. De esas cuatro pelotas, tres las recibió de Maradona. No hubo una sola instancia en que Diego no lo buscara.". Inmortalizada en el colectivo del fútbol quedó la frase que DAM le dirigió al ingresante Bochini: "Pase maestro, lo estábamos esperando".




1993, bienvenida en la Doble Visera

El 10 de Octubre, en un cotejo correspondiente al Apertura 93', la cancha de El Rojo era testigo del regreso de Maradona al fútbol argentino. Envuelto en la camiseta de Newell's Old Boys, se conmovió ante el aliento ensordecedor que sudaba el estadio. Ante las cámaras de televisión, Diego se destapó: "Me vienen unas ganas de llorar bárbaras cuando me acerqué a la hinchada de Independiente porque... yo estuve en esa hinchada. Realmente todavía me dura la emoción. Los quiero mucho a los hinchas de Independiente, de verdad. Porque yo viví la época de Bochini, de Bertoni, del Chivo Pavoni... La verdad que... es demasiado. Les agradezco con el alma".

En aquella tarde de sol, los locales nos hicimos con el triunfo por 3 a 1, obra de Daniel Garnero, Sebastián Rambert y Diego Cagna. Curiosamente, dos años más tarde Maradona arribaba a Avellaneda para hacerse con el puesto de entrenador... de Racing Club. El dato de color es que en su fugaz paso por dicha institución, hizo dupla técnica con Carlos Fren, mismo sujeto que supo componer dúo en el banco de suplentes con el mismísimo Bochini.





2012, De la mano de Scioli, con la casaca de Independiente

Pasaron casi dos décadas a la etapa de Maradona como jugador. Para el año 2012, se codeaba con su yerno Sergio Agüero en un picado en el Tigre junto con el aquel entonces gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y el ex River, Erik Lamela. Aquella ocasión fue propicia para ver a Diego envuelto en la camiseta suplente gris del Club Atlético Independiente. Los dos futbolistas y el aquel entonces entrenador del Al Wasl compusieron un equipo que se midió ante Villa La Ñata, team comandado con fe, con esperanza, con deporte por Scioli.



2014, tentativa de castración (?)

La fuerte enemistad que la ruptura entre El Kun y Giannina generó entre Maradona y su (ex) yerno tuvo varios episodios. Algunos rozaron lo bizarro, otros fueron exageraciones que los medios alimentaron. Lo cierto es que en las vísperas de la Copa del Mundo de Brasil, El Diego disparó: "Si Benjamín va a Independiente, me la cortó", en referencia a la posibilidad de que su nieto juegue alguna vez para El Diablo.


Bonus Track: 2011, ¡Maradona a Independiente!

Foto de PintoHoy

Así es. En el año 2011, Maradona asumió como técnico en Independiente. ¿El Diego? No, sino Raúl, más bien conocido como Lalo, quien se encontraba desempeñándose como cazatalentos del club cuando se le ofreció hacerse cargo de las categorías 2003/2004 del baby fútbol que se desarrolla en la sede de Boyacá. Y un Maradona, finalmente, se puso la casaca roja.

domingo, 8 de octubre de 2017

René Houseman



En tiempos donde Argentina está en un contexto totalmente desfavorable para clasificar al Mundial de Rusia del próximo año, hoy en este post haremos un sutil homenaje a un integrante campeón del mundo hace 39 años atrás. Claro está que en la final que Argentina venció a la temible Holanda (quien supo ser subcampeona también 4 años atrás) por 3-1, Independiente siempre supo ser presente, aquella vez de la mano de Daniel Bertoni, delantero de la institución quien logró el último tanto para sellar el resultado y el primer trofeo a nivel mundial.


Damas y caballeros, un integrante de aquel equipo de Argentina campeona (y vaya si fue importantísimo) que repasaremos tuvo un paso por Independiente, breve, pero un paso al fin, donde descartamos a Larrosa y Olguín. Para los estadígrafos e hinchas del Rojo de más años, ¿se acuerdan de René Houseman vistiendo la casaca punzó?


El ex delantero hizo sus primeros pasos en el fútbol en las inferiores de Excursionistas, club del cual es hincha, pero paradójicamente debutó en la Segunda División en el acérrimo rival del club verde, Defensores de Belgrano en 1971 y permaneció allí hasta 1972.


En donde tuvo su pico máximo de nivel futbolístico fue en Huracán, donde César Luis Menotti puso el ojo en él y fue contratado para jugar en el primer equipo. Allí en el Globo fue campeón del torneo Metropolitano de 1973 y subcampeón en 1975. Permaneció en Huracán hasta 1980 y luego fue transferido a River, donde tuvo un paso sin pena ni gloria. Continuó en el exterior, precisamente en Colo Colo de Chile y la exótica liga sudafricana vistiendo los colores del Amazulu.


En 1984, en el lado rojo de Avellaneda, Independiente estaba en sus épocas más dulces, ya que a fin del año anterior venció a Racing en la última fecha del Torneo Metropolitano con el agregado de empujar al infierno a su histórico rival. Pero lo que marcó el año entrante fue la consolidación de un gran equipo comandado por José Omar Pastoriza y nombres propios como Goyén, Trossero, Giusti, Bochini, Percudani, Marangoni, y con el agregado del Loco Houseman.

Lo cierto es que fue Pastoriza quien le dio una ayuda a Houseman para traerlo a Independiente, plagado de lesiones que lo marginaron de los clubes anteriormente mencionados en una suerte de darle continuidad y alejarlo de problemas personales que aquejaba el histórico wing. Aunque su paso por el Rojo data con solo 3 partidos en su favor y sin goles, debutó frente a Chacarita en el Nacional de ese mismo año y tuvo una participación internacional frente a Sportivo Luqueño de Paraguay, su único encuentro por Torneos de Conmebol. Por lo que podemos contarlo como integrante y ganador de la Copa Libertadores, la séptima y última que cosecha la institución de Avellaneda.

Finalmente, en 1985, René se retiró en el club que le dio sus primeros pasos como futbolista, Excursionistas. Allí jugó un partido y se despidió profesionalmente del fútbol, ya sin esa chispa y velocidad que le causaron los problemas de alcoholismo que tenía encima (confesado posteriormente por él) de la cual no supo ni pudo demostrar todas sus habilidades como el gran delantero que dio muchas alegrías a todos los argentinos.

viernes, 6 de octubre de 2017

Sebastián Rozental


Las relaciones entre Argentina y Chile, al menos en el último tiempo, pasaron de un tenue tono gris que nos hacía mirarnos de reojo, a un claro color negro, oscuro, que hace que el resentimiento esté a flor de piel. Si en términos diplomáticos hablásemos, o políticos en todo caso, los titulares en los periódicos hablarían de una ruptura en las relaciones y acuerdos entre ambas naciones y el fútbol, materia que nos compete, no esquiva a esta lúdica e inocente hipótesis.

Las derrotas en las finales de la Copa América 2015 y 2016 ante La Roja dolor interno imposible de poder aliviar, ni siquiera con el mejor analgésico. Y es que, en primera instancia, la Albiceleste tuvo la chance de coronarse en suelo trasandino y, en la segunda, falló al momento de encontrar la tan ansiada revancha.

Pero en estas páginas no nos dedicamos a hablar de la Selección Nacional, ni siquiera en momentos en donde nos jugamos la clasificación al Mundial de Rusia en 2018. Hablamos sobre Independiente y sobre chilotes que se pusieron nuestra roja. Ya tocamos casos como el de Rafael Olarra, cuya suerte no fue la mejor por estos pagos y hoy nos invoca a estas páginas virtuales un extremo al que apodaron como el heredero de Iván Zamorano.

Corría el invierno del año 2000 cuando el mercado de pases, agitado como siempre, hacía correr a las instituciones locales que buscaban mejorar sus fuerzas de cara al Apertura venidero. Osvaldo Piazza, técnico del Rey de Copas precisaba de un hombre más en la zona de fuego, que haga estremecer las redes rivales y sea acople de los delanteros que ya formaban parte del plantel.

El nombre de Sebastián Rozental, hombre de procedencia chileno-israelí (?) surgió y la C.D. del momento comenzó a chequear sus rastros para ver si era digno de venirse para Avellaneda. Sus pasos por la Universidad Católica de su lugar de origen, el Glasgow de Escocia y participación de en las eliminatorias para los mundiales de Francia 1998 y Korea-Japón 2002, fueron aristas en un currículum vitae que impresionó e hicieron que los directivos posen sus ojos, y la billetera, en él.

Llegó el 08 de agosto y el primer mimo de parte del cuerpo técnico fue darle la camiseta con el dorsal 10 que dejó bacante Gastón Montenegro, para que luzca en la Mercosur. Su estadía era en carácter de préstamo, por un año, y dolió 450.000 dólares.

El andar en la Copa Mercosur no fue el mejor. La eliminación en el grupo dos, compartido con Cruzeiro, Palmeiras y Universidad Católica fue un revés difícil de superar. Cinco cotejos con nuestro homenajeado en cancha y un gol, no fueron suficientes para acceder a la próxima fase del torneo internacional.

El andar en el Apertura '00 no varió mucho la ecuación. Un equipo sin rumbo deambuló en las zonas bajas de la tabla de posiciones, hasta encontrar el 14ª lugar como el privilegiado para estacionarse allí, producto de cinco seis victorias, cinco empates y ocho derrotas.

El calor del 2001 llegaba y los pasajes de regreso a su tierra natal parecieron adelantarse. "Rozental se va y el tesorero festeja", rezaba el titular de Olé sobre la situación, revelando que el propio futbolista ofreció romper el contrato que lo unía hasta el 31 de julio. "Sebastián quería seguir porque estaba muy cómodo, pero estuvimos conversando estos días y decidimos que lo mejor sería buscar un club en el que tuviera chances de jugar. Nuestra intención es volver a Europa, y la única forma de lograrlo era con continuidad. Ahora, con más tranquilidad, buscaremos el mejor destino. Se va muy agradecido del club y de toda su gente", fueron las palabras de Lázaro Rozental, padre y representante, que hizo ahorrarle 75.000 en billetes verdes.

A partir de allí, un periplo que inició en Chile, pasando al Colo-Colo y un desembarco final en tierras israelíes pondrían punto a su carrera que culminó en 2008. Su paso por el conurbano arroja un saldo de doce cotejos en su haber, un tanto y un eslabón más que vio difucultosa la tarea de posar la diez de diabla en su espalda. 

martes, 3 de octubre de 2017

Mercado de Pases: Daniel Passarella (2002, 2004 y 2008)



Posterior a sus años como DT de la Selección Argentina, la promisoria carrera como entrenador que se encontraba construyendo Daniel Passarella ingresó en un permanente vacío carente de triunfos de peso ó campañas recordables. Esquivos pasos por el seleccionado uruguayo y el Parma italiano, un oasis gracias a la obtención de un título doméstico en el Monterrey mexicano, el hacer sapo en el Corinthians brasileño y la culminación de sus días en el banco de suplentes con un paso con más pena que gloria por su hogar, River Plate. Ni hablar de lo que vino después, hilvanando una pésima administración como presidente del cuadro de Núñez, que culminó en descenso y desastre. El ostracismo en el cual hoy se encuentra es hijo de su pésimo paso como mandatario de dicha institución.

Durante aquellos años en que el ex defensor comenzaba a dejar de lado el buzo de DT para tantear su suerte en la política, existieron diferentes ocasiones donde se lo vinculó como un nombre a arribar en el banco de suplentes del Club Atlético Independiente. Tres fueron, puntualmente, las oportunidades en las cuales los medios balbucearon esta posibilidad. Desde este rincón, las repasamos.



Primera vez, año 2002

Los resultados independentistas en el Clausura 02' eran catastróficos. Acumulando cinco derrotas en sus últimas seis presentaciones, la fecha 11 fue testigo de la salida por común acuerdo del técnico Néstor Clausen, tras una caída por 0-1 ante Argentinos Juniors. La situación, sin embargo, estaba podrida desde hacía tiempo: Desde el escritorio del empresario Daniel Grinbank había arribado la posibilidad de costear la contratación de Passarella como entrenador de El Rojo. El tema es que dicha maniobra tomaba forma... ¡cuando aún Clausen era el técnico del primer equipo! Las negociaciones de Grinbank incluían, claro, la salida del entrenador en funciones para articular el arribo del campeón del mundo. Tamaña desprolijidad nunca llegó a contratarse. Escaso tiempo después, su ex ayudante, Américo Gallego, tomaba las riendas del club.





Segunda vez, año 2004.

Fin de año en la Doble Visera. La pizarra roja estaba acéfala. De cara al inicio de la pretemporada de Enero, el entonces presidente Julio Comparada extendía el interinato de Pedro Monzón -ambos enemistados- mientras tomaba una decisión entre dos nombres de peso, ambos vinculados a la obtención de la Copa del Mundo en 1978: César Luís Menotti y el propio Passarella. Respecto a El Kaiser, JC deslizó: "Passarella es uno de los más firmes candidatos". La posibilidad estaba latente y quedaba ponerse a concretar un proyecto para que el desembarco se tornara una realidad efectiva.

Las negociaciones, sin embargo, jamás prosperaron, y el mandatario se inclinó por El Flaco de cara al Independiente versión 2005. Duraría tan solo nueve partidos en el cargo.




Tercera vez, año 2008.

Con el Clausura 08' transcurriendo, la salida de Troglio dejó un vacío en el banco de suplentes que rápidamente fue lugar de un sinfín de especulaciones. Esencialmente, se mencionaba como candidatos a Miguel Ángel Russo y, claro, a Passarella, alejado de los bancos de suplentes desde hacía un puñado de meses tras renunciar en River Plate.

Sus deseos de involucrarse en la política Millonaria hizo que desechara cualquier posibilidad de regresar a la actividad como DT. El polémico dirigente cerraba así definitivamente la puerta a Independiente. ¿Quién agarró al final? Claudio Borghi, ya homenajeado por estos pagos.