domingo, 30 de julio de 2017

Fernando Lorefice




Durante el Siglo XXI, sólo pocos privilegiados que salieron de las inferiores de Independiente tuvieron una carrera estelar, lease Ustari, Aguero, Abraham y paremos de contar. La mayoría de los jugadores surgidos de la cantera roja debutaron y no tuvieron una trayectoria nivel europeo, donde gran parte realizaron su carrera vagando por ligas exóticas e incluso el ascenso argentino.


Fernando Lorefice no se escapa a esto último mencionado. Nacido el 12 de mayo de 1983 en la ciudad de Quilmes, este mediocampista participó en todas las categorías de inferiores en Independiente, por Villa Domínico. Como todo futbolista, le llegó el turno de pertenecer al plantel de Primera División en el año 2004, a los 20 años, tras buenas actuaciones en la división de Reserva.
Ese mismo año, debutó oficialmente en Primera división, precisamente en el Torneo Clausura 2004, frente a Chacarita, en un encuentro que terminó igualado sin goles y no hubo mucho para destacar. Posterior a eso, fue una pieza que Pastoriza, comandante del grupo por aquel entonces, le servía muchísimo como recambio frente a su armado del once titular. Durante ese año, Lorefice culminó el Clausura como titular indiscutido y así mantuvo su regular andar por la Primera División en Avellaneda en el Torneo Apertura 2004, siendo importantísimo en el esquema del Pato.


En el 2005, la historia sería diferente para el volante central, ya que a raíz de la llegada de Julio César Falcioni no sería tenido en cuenta por el ex arquero, por lo que decidió probar suerte en el fútbol de Israel, en condición de préstamo, donde el Maccabi Haifa lo cobijó durante un año. Y vaya si le fue bien que logró consagrarse campeón en aquella extraña y por demás exótica liga. Por aquel entonces, la situación en Medio Oriente era muy tensa, y tomó la decisión de no continuar, dadas las guerras constantes en esa zona.

Regresó a Independiente a mediados de 2006, pero al no ser tenido en cuenta por Jorge Burruchaga, marchó cedido a Morelia, en México por 6 meses. Sin pena ni gloria en tierras aztecas, una vez más retornó a Avellaneda, pero con la firme intención de buscar continuidad, se fue hacia Defensa y Justicia, club que por aquel entonces militaba en la B Nacional.


En Florencio Varela logró su máximo deseo, y permaneció allí durante todo el 2007, lo que le valió que el Xanthi griego comprara el pase a Independiente. Así fue, y partió a la liga griega, con el sueño de todo jugador de jugar en Europa (?). Su saldo en Independiente fue de 30 partidos sin marcar tantos a favor.

Apenas presenció cuatro encuentros, dado la incomodidad del país y cuestiones personales, decidió regresar a Argentina y precisamente al club que le brindó los minutos que deseaba: Defensa y Justicia. Luego, tuvo un paso por el ascenso de nuestras tierras. Gimnasia de Jujuy, Atlanta, Deportivo Merlo, Los Andes, Platense y ahora Tristán Suárez, fueron los clubes que contaron con sus servicios.

Esta es la historia de otro futbolista que fue formado en la cantera de nuestro amado Independiente y que por diferentes motivos y entrenadores que no lo tuvieron en cuenta, no prosperó como tantas joyas que han salido de las inferiores rojas. Le deseamos lo mejor en la carrera a Lore (?).

viernes, 28 de julio de 2017

Jeremías Caggiano

Resultan escasos poder encontrar vivencias disímiles para narrar los hechos de los canteranos millenials que aparecieron en el último tiempo en el Rojo. Villa Domínico, aquel recinto formador de ilusiones ligadas a un balón, terminó -en varias oportunidades- representando historias pertinentes de escribir en este blog, en donde escasos partidos, el mote precoz de figura y la intrascendencia post C.A.I terminan aflorando.

Jeremías Caggiano es otra personificación de esto que venimos barajando y masticando cuando nos encontramos con jóvenes promesas que no llegaron a posarse en el pedestal que parecían construir cuando daban sus primeros pasos en la elite del deporte más popular de nuestro país. De natalicio en Mar del Plata un 15 de marzo de 1983, arrancó en el fútbol debido a su admiración por Gabriel Batistuta, cuando aún militaba en las filas de la Fiorentina, y con sólo 14 años de edad debió dejar la ciudad portuaria para amoldarse a las frías y grises estructuras de cemento del conurbano bonaerense, luego de haber pasado por las inferiores de Unión y Quilmes, ambos envueltos en su zona geográfica de orígen.

Su peregrinaje por la escuela de diablitos supo ser dentro de una especie de jet que lo llevó de 0 a 100 en una cuestión temporal muy veloz. En un año se afianzó en la octava división, para comienzos del nuevo milenio fue dos veces consecutivas goleador y apenas dos casilleros anuales transcurridos desde el '00 tuvo su esperado bautismo.

El Clausura 2002 no fue de las mejores producciones futbolísticas de Independiente en lo que refiere a coronarse, clasificarse a las copas o haber cumplido con el mínimo papel de pelear el certamen como su historia lo marca. Néstor Clausen no encontró la vuelta a un equipo que terminó sucumbiendo en el último puesto de la tabla de posiciones y debió dimitir antes de finalizar su papel práctico y contractual. En la séptima fecha de aquel campeonato, y sin poder plasmar lo que seguro el buen Néstor tenía en su mente, buscó en los pies de Caggiano una carta que cambie la ecuación. Fue el 17 de marzo, curiosamente dos días después de su cumpleaños, que tuvo su bautismo en una derrota 2-1 frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata.

Américo Gallego, campeón en el Apertura siguiente, inmerso en un año que tuvo a un mismo equipo con las dos caras de la moneda, no le dio suficiente rodaje al pibe al que todos catalogaban como prometedor y futuro goleador del primer equipo. Sin embargo, el canterano, aguardó hasta la llegada de Oscar Ruggeri al banco para poder volver a tener acción y demostrar ante la gente, en un ciclo de doce meses que comprendía al torneo local y Copa Sudamericana en el medio.

"Después no digan que no se lo dije: nace el nuevo goleador del fútbol argentino", soltó el ex campeón del mundo en señal de confianza, ante la respuesta tímida del promiscuo talento: "¿En serio dijo eso? Que presión que me tiró. Lo vamos a intentar y Dios me ayudará. Voy a tratar de cumplir y hacer más goles", replicó a sabiendas de la llegada de jugadores en su puesto que iban a competir con él, tales como José Luis Calderón, Bruno Marioni y Cristian Castillo.

Sin embargo, y pese a la confianza depositada en él, el fuego sagrado que irrumpió en ese cálido momento en la primera división terminó en lo que mencionábamos al principio. Caggiano no conformó las expectativas de los cráneos que fueron rodando por el banquillo de sustitutos y fue cedido a Huracán de Tres Arroyos. Allí, tuvo una temporada de 35 partidos y 16 goles que hacían presuponer que su vuelta a Avellaneda sería con crédito abierto para poder demostrar su madurez y buen pasar, cosa que no sucedió.

Julio Cesar Falcioni agarraba las riendas del equipo y debió moldear, separando e incorporando dependiendo del gusto y posibilidades económicas. Jeremías cayó en la bolsa de los agentes enlistados para futuras ventas o sesiones, tapado ante la aparición de Nicolás Frutos,  Sergio Agüero y Bustos Montoya, por lo que recaló en el Guingamp francés a camio de 900.000 euros. 

La vida quiso que el 2013 vuelva a juntar a los dos protagonistas estelares de esta historia. Con el Rey de Copas de rodilla, envuelto en la peor crisis financiera y futbolística de su historia, la antesala al choque frente a Brown de Adrogué presuponía un reencuentro con cambio de camisetas y de escenario -por la finalización del Libertadores de América- con el regreso de Caggiano y Martín Fabbro.

"Desde ya que no voy a gritar el gol si me toca convertir, aunque voy a dejar todo por hacer uno porque soy jugador de Brown. Cuando me llamaron desde Adrogué para sumarme lo primero que pensé era que iba a jugar en contra de Independiente y no lo podía creer", avisó nuestro personaje del día que continúa en actividad en las aguas del ascenso, en donde pasó por Deportivo Español, Camioneros -casualidad del destino sólo posible por la gestión Moyano (?)- y Berazategui en donde despunta el vicio hasta hoy en día, después de 39 cotejos con la divisa punzó, un puñado de seis tantos y un cúmulo de esperanzas y anhelos que no llegaron a cumplirse. 

martes, 25 de julio de 2017

Localías Extrañas: Independiente en Vélez Sarsfield

Foto de InfiernoRojo

El sábado 31 de Mayo de 2008 proponía un escenario sumamente candente de cara a una nueva edición del clásico de Avellaneda. De un lado, el Club Atlético Independiente buscaba los tres puntos para arrimarse a la clasificación para la Copa Sudamericana. Corrían las primeras jornadas de Claudio Borghi como DT del equipo y cierta ansiedad se masticaba en la tribuna debido al fanatismo del entrenador para con la Academia. Suspicacias o no, en los hombres que el técnico confío para hacer frente a sus rivales por la fecha 17 del Clausura fueron Fabián Assmann; Ricardo Moreira, Carlos Matheu, Guillermo Rodríguez, Lucas Mareque; Gastón Machín, Lucas Pusineri, Damián Ledesma, Hernán Fredes; Ismael Sosa y Germán Denis. Netamente la base que había dejado Pedro Troglio aderezada (?) con un mediocampo más potenciado en la ofensiva, apostando a Daniel Montenegro como carta de ingreso desde el banco de suplentes.

Racing Club, por otro lado, llegaba con la obligación de sumar para holgar su promedio en tiempos donde la promoción lo acechaba de forma feroz. ¿Algún ex Independiente en sus filas? Pero claro (?). Bernardo Leyenda era el meta suplente con el cual contaba el DT Juan Manuel Llop. El propio Leyenda autolesionate pedí el cambio arquerito tenía por delante a Juan Manuel Martínez Gullota. Ojo.


Había una sola cuestión particular respecto a aquella edición del derby de Avellaneda. Y es que no sería disputado en Avellaneda, sino en el José Amalfitani, casa del Club Atlético Vélez Sarsfield. ¿Cómo es eso? El asunto es que en aquellos tiempos de construcción del Libertadores de América, Independiente era huésped en El Cilindro. Curiosa paradoja sería, justamente, la de recibir al rival... en su propia cancha. Para evitar fisuras en la mátrix (?), el Coprosede primero se inclinó por el Estadio Ciudad de La Plata, pero luego, por motivos de logística y seguridad, seleccionó el estadio de El Fortín como sede del cotejo.



¿Y el partido? Un aburrido 0 a 0, en donde El Rojo fue superador en el primer tiempo, pero padeció en el complemento. El empate fue el resultado justo de un flojo match cuyo único dato para el recuerdo sería la extraña localía en suelo de Liniers. ¿Cómo terminó todo para los involucrados? Independiente entró agónicamente a la Sudamericana semanas más tarde, Racing se salvó de descender disputando la promoción con Belgrano de Córdoba y la cancha de Vélez, escasos meses después, fue testigo de un inolvidable recital de Luís Miguel. Le dejamos un cachito del mismo para que lo disfruten.


domingo, 23 de julio de 2017

Mercado de pases: Jorge Sampaoli (2016)





Si buscamos la definición de la palabra jerarquía, más bien cabe la siguiente: “orden de elementos de acuerdo a su valor”. Aplicándose al ambiente futbolístico, esta palabra más bien supone a un jugador que posea cualidades que lo resalten más que cualquier otro. Citamos a Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Robert Lewandowski, Sebastian Rozenthal (?) y miles de ejemplos existentes.


Hoy en día en Independiente, la palabra mencionada es escasa en estos tiempos. Para los hinchas del Rojo (y del fútbol en general) jerarquía a aquel jugador capaz de marcar diferencia, ganar un partido, salvar partidos (si fuese un arquero o defensor), pero en directores técnicos, ¿a quién le cabe ese mote? Guardiola, Mourinho, Klopp, Bielsa, Sabella, Menotti, Bilardo, Pastoriza, Bianchi, y otros ejemplos innumerables.


Cuando por Avellaneda el ciclo Mauricio Pellegrino -bueno en su momento pero en los partidos decisivos no dio la talla- llegaba a su fin, aparecía muchos días atrás en el radar el nombre de Jorge Sampaoli, campeón de América con la selección de Chile, y un discípulo bielsista de la primera hora.


La dirigencia de Independiente el día 10 de mayo de 2016 se acercó hacia Villa Domínico, lugar donde entrenan los players, para comunicarle al por entonces técnico, Pellegrino, que no iban a renovar el contrato. Descontento con la decisión, decidió dar un paso al costado y no dirigir los últimos dos partidos del Torneo de Transición 2016. En su lugar sonaron dos candidatos firmes, Gabriel Milito (quien finalmente sería el nuevo encargado de la dirección técnica) y Jorge Sampaoli -el Plan A en la lista-.


Para empezar, hay que remontarse hacia post campeonato de Chile. Histórico por donde se lo mire, venció a Argentina en penales y se consagró campeón por primera vez en la historia de la Copa América al mando de Jorge Sampaoli. El calvo técnico días posteriores dialogó en una radio local donde sorprendió con declaraciones que meses después serían tomadas en cuenta en los directivos. A saber: “Es una cuenta pendiente dirigir en Argentina, es un fútbol muy difícil y lindo. Hace un tiempo me llamaron de San Lorenzo y Estudiantes de La Plata. Lo más cercano fue lo de Independiente. La gente me dijo que me esperaba hasta que termine la Copa, pero yo les dije que no correspondía. Me motivaba mucho ser el entrenador que devuelva a Independiente a los primeros planos”. Lo cierto es que en su momento sólo fue algo más anecdótico y todo quedó allí.


Meses después, los hinchas del Diablo, y a sabiendas de que se buscaba contar con sus servicios, se hicieron eco de estas declaraciones. Los directivos, también. Con la ya firme decisión de no renovar a Pellegrino, la dirigencia de Independiente mantuvo diálogos telefónicos con allegados al oriundo de Casilda, no sólo para hablar de dinero, si no a comentar y mencionarles un proyecto que lo pudiera convencer y que se haga cargo una vez finalizado el torneo. En esa charla había trascendido que preguntaron por las instalaciones que posee Independiente, los jugadores que integraban la plantilla y la base en juveniles. Se dijo también que Sampaoli en un “potencial armado” habría dicho que no quería contar con dos jugadores, Jorge Ortiz y Jesús Méndez. Incomprobable.


Lo cierto es que lo que fue el halo de ilusión generado tras saber esto, se derrumbó rápidamente tras averiguar en detalles lo que hubiese cobrado Sampaoli y todo su cuerpo técnico: más de 5 millones de dólares, cifra insólita e inédita en el fútbol argentino.
Una vez finalizado el torneo, Moyano hizo oficial la contratación de Gabriel Milito como nuevo DT.


Y así amigos independientistas llegamos al final de esta historia de ilusión, optimismo y casi fútbol ofensivo que le gusta al paladar negro de la gente. Lo cierto es que el pelado ya anduvo en el Libertadores de América, donde tres futbolistas serán tenidos en cuenta para futuras convocatorias a la Selección Argentina (Franco, Tagliafico y Rigoni).

La pregunta aquí fundamental es… ¿lo veremos haciendo la caminata bielsista en el banco de suplentes en Bochini y Alsina?

viernes, 21 de julio de 2017

Freddy Grisales


La historia que une a los colombianos con Independiente, al menos en el último tiempo, no arroja resultados con rendimientos altos y objetivos cumplidos. Basta con abrir un amplio abanico con ofertas de casos como los de Iván Vélez, Alejandro Bottero, Jairo Castillo, Marco Pérez, entre otros, para observar que aquellos talentos provenientes de la tierra de la buena cumbia y el calor agobiante no fueron lo que se esperaba a la hora de su arribo a Villa Domínico. 

Las vivencias de Freddy Indurley Grisales por estos pagos suministran un cuento más en el cual el sabor del buen café se torna mucho más amargo que lo dulce que puede provenir de la azúcar, esporádica si la tomamos como, por ejemplo, un clásico como representación de esta metáfora. Nacido en Medellín en la lejana década del '70, acarreaba consigo un currículum más que promisorio que incluía dos pasos por el fútbol argentino (entre ellos San Lorenzo), dos campeonatos locales con su natalicio Atlético Nacional y un galardón continental, con el logro de la Copa América que alzó junto a sus compañeros que defendían los colores en la selección cafetera. 

Pedro Troglio, hombre habitué en varios de nuestros escritos, era el técnico cuando descubrió que a su mitad de la cancha le faltaba un volante más, con buen manejo del balón y posible asistidor, que logre compenetrar con la idea de juego y sea el socio de Montenegro. Fue entonces que el estratega posó sus ojos en el homenajeado, ya en en nuestro país, despuntando el vicio del fútbol en Colón de Santa Fe. 

Luego de un arduo tira y afloje en las negociaciones entre pares santafecinos y avellanedenses, llegaron al acuerdo de una compra por el 33 por ciento de la ficha del profesional, convirtiéndose el día siete de enero en un nuevo jugador pronto para alistarse a nuestras filas. "Llego a un gran equipo", soltó con énfasis el player, quien además se mostró contento por haberse "resolvió mi situación", con ánimos de sumarse a la pretemporada en Mar del Plata cuanto antes. 

El debut de nuestro amigo se dio por la segunda fecha del Clausura modelo '08, bajo el calor veraniego que cubría la noche en el Cilindro, escenario en en donde el Rojo hacía de local, con el Libertadores de América todavía en un proceso de reconstrucción. En aquella oportunidad, ante Tigre, un auspicioso 4-1 como local, con actuación estelar del colombiano, sacaban de los apuros a Peter, cortaban una racha adversa de 8 juegos sin conocer la cara de la victoria y enterraban al Matador. El equipo de aquel día: Fabián Assmann; Carlos Matheu, Leandro Gioda, Guillermo Rodríguez y Lucas Mareque; Gastón Machín, Freddy Grisales, Damián Ledesma y Matías Oyola; Daniel Montenegro y Germán Denis. 

Sin embargo, y pese a la buena voluntad e intenciones del volante de querer participar con asiduidad de la onceava titular, un problema lo tenía a maltraer y no era por lo físico precisamente. Los cálculos renales le impedían poder estar en la mayoría de los compromisos, lo que llevó a una situación de desgaste para el hincha y para él mismo. “Molesta se puede complicar, como también se puede salir en el día de hoy (...) Estoy tomando mucho agua para eliminar la última piedra", manifestó en la previa de uno de los cotejos que debió ver desde afuera como ante Rosario Central. 

Tras una serie de malos resultados, Troglio debió dimitir y, luego de un interinato más del bombero Pepé Santoro, Borghi agarraba los hilos del plantel y una de sus primeras medidas fue separar al Grisales del plantel por una "falta de compromiso", tras no presentarse a una práctica. "Que se queje o hable conmigo está bien, pero tiene que saber que ningún contrato dice que un jugador va a ser titular en todos los partidos. No doy explicaciones de por qué juega o no juega alguien", tiró el hombre famoso por la rabona, al mismo tiempo en que Julio Comparada -mandamás de la institución- hacía doble el café con sus dichos en La Red: "Estamos analizando la mejor salida para el jugador y para el club. Vamos a ver si podemos encontrar una solución. Si nos ponemos de acuerdo, le vamos a rescindir el contrato".

Envigado, Junior y Deportivo Pereira, el trío de instituciones de su tierra natal que lo cobijaron, materializaron suficientes parajes para decir basta y adiós al ambiente de la redonda. Su saldo en Alsina y Bochini arroja un total de 13 cotejos, ningún tanto y la desilusión de un hombre que no pudo demostrar toda su capacidad, apañado por una espuma que tapó todo su sabor. 

martes, 18 de julio de 2017

Darío Siviski



Hay cierta mística que envuelve a la década de los 80', que de alguna forma intriga a quienes pasamos a integrar el mundo en el decenio posterior a ella. La Copa del Mundo de México, el retorno de la democracia, la primavera alfonsinista, el Juicio a las Juntas, el surgimiento de las bandas pilares del rock nacional en los últimos tiempos, la extravagantemente cultural programación de ATC, el mundo pre-Internet, las conversaciones por teléfono de línea -si es que tenías- y el poder escuchar al himno Take On Me sonando en los boliches un sábado por la noche, mucho antes de que Maluma y sus secuaces hiciera de las suyas (?).

Cuidado querido lector, que no es la intención de este escrito caer en una melancolía barata. Si queremos crear un ambiente. Porque hablaremos de un jugador que es puro ochenta. Su cuerpo elástico, sus pantalones cortos ajustados y su melena rubia de rulos danzando al ritmo de sus pasos de botín, envuelto él en casacas de aquellos tiempos, sponsoreadas por marcas que hoy ya no existen. El volante ofensivo Darío Siviski inició su carrera en 1981, dotando su trayectoria de grandes actuaciones en Temperley, un breve período en el fútbol mexicano y -especialmente- en San Lorenzo, institución de la que es símbolo.

Pero la fiesta de los 80' llegó a su fin tarde o temprano. Y no nos referimos con el mero ingreso en la década de los 90'. El mundo cambió, y la gente también. Comenzamos con una derrota en la final del Mundial de Italia, para luego estallar en lágrimas con el doping de Diego Maradona. El plan de gobierno estaba sustentada por la política neoliberal, receta inicial, y principal, de la crisis socioeconómica que explotaría tiempo después. Estas maniobras administrativas también incluirían el indulto a los militares. El rock caminaría cada vez más cerca de ritmos antisistemas, descreído de un país que le había dado la espalda a su pueblo. ATC se privatizó de la mano del misógino Gerardo Sofovich, y la early internet empezaba a colarse en la rutina de cada uno de nosotros. Como bien describiría magistralmente Mario Santos en Los Simuladores, "La nueva década infame. Fueron los años en los que el  mal gusto invadió la nación."


Para ese entonces, Siviski pisaba los treinta años. Tras una fugaz estadía en el Servette de Suiza, y un parate de más de seis meses por una lesión, arribó en el invierno de 1991 para ponerse a las órdenes de la dupla Bochini-Fren. La apuesta no saldría del todo bien. Independiente quedaría alejado de los puestos de batalla y completaría una floja campaña que lo arrimo al onceavo puesto. Amén de lo escaso que se obtuvo, el público dió el visto bueno a El Ruso, aprobado por la falange en torno a su rendimiento en la Doble Visera. Algunos malestares físicos habían dificultado, sin embargo, la presencia del futbolista en el primer equipo. "Cuando me tocó jugar, creo que colmé las expectativas. En los últimos cinco partidos, convertí cuatro goles" deslizaba DS en la pretemporada de inicio al año 1992, esperando mejores augurios para el primer semestre de aquel año.

El mundo, mientras tanto, cambiaba para siempre. El último pilar de los viejos tiempos que podíamos observar en los mapas, la Unión Soviética, se había desintegrado. El comunismo dentro de un mundo bipolar, ya era historia. Había que replantear todos los mapamundis, obsoletos tras tamaño cambio político, social y geográfico. Estados Unidos, rival de la URSS en la Guerra Fría, también vivía transformaciones. La política exterior importaba menos ahora que la amenaza roja estaba desintegrada, y la obra de Ronald Reagan se apagaba en la mente de los votantes, que le daban la espalda a su ex vicepresidente, el jovato George Bush padre, y elegían a un joven Bill Clinton para tomar las riendas de su país.

En algún punto, durante un partido al azar, Siviski debió haber alzado la vista y vislumbró el símbolo definitivo de la década de los 90', el objeto que graficaba que la juventud había terminado, que el mundo pertenecía a hombres de traje sacando pasajes para ir a Miami y a los comerciales frívolos de cintas de correr a mitad de precio que se exhibían en TV abierta: Hablamos, claro, del dirigible de La Serenísima, volando por sobre las cabezas de un país que esquivaba el cierre de industrias y la pérdida de trabajo al poder acceder a zapatillas última generación como cualquier hijo del vecino de Oklahoma.

Independiente culminó el Clausura 1992 en el doceavo puesto, empeorando su performance narrada meses atrás. La situación motivó la salida de Siviski, buscando continuar su carrera en otros pagos. La fiesta, había terminado. Dejó 4 goles en 27 partidos y un curioso registro fílmico de la única declaración suya como jugador de El Rojo que hay en internet. En él, se lo muestra algo cansado, con ojeras peinando sus ojos, un puñado de jóvenes asoman por detrás curiosos por la cámara y él, con una camiseta negra, casi representando el fin de una era. Placenteramente cansado por lo bien que se vivió, desilusionado porque el fin está próximo.




domingo, 16 de julio de 2017

Ciencia Ficción: Javier Cantero vs Pablo "Bebote" Álvarez



Sin dudas que cuando observamos boxeo, este deporte en el cual dos personas luchan con sus puños para hacer caer al otro o, en el caso de que no pase, demostrar quién fue el más corajudo en pelear y querer llevarse la pelea, el lauro deportivo, el reconocimiento mundial. En su momento en este país, la pelea de Sergio Maravilla Martínez contra Julio César Chávez JR significó mucho en la categoría de peso (mediano), ya que Argentina disfrutó a un gran boxeador como Carlos Monzón. Todo un revuelo fantástico. Aunque también, aplicado al mundo del fútbol, podemos recordar a Diego Maradona invitando a pelear a Huevo Toresani con su famoso “te espero en Segurola y Habana”.


No señores, esto no es un post de boxeo, aunque sí contiene violencia, pero que no saltó a ningún cuadrilátero, ni hubo encuentros en distintos puntos de la bella Ciudad de Buenos Aires. Hoy recordaremos los distintos encontronazos entre Javier Cantero, ex presidente de Independiente y Pablo Álvarez, líder de la barrabrava de Independiente.


El día 18 de diciembre del 2011 se realizaron las elecciones presidenciales en Independiente. Con una asistencia récord de 11685 votantes, la gente impuso un cambio tras votar a Independiente Místico, lista que presidía Cantero, tras vencer contundentemente a Nueva Generación Roja, comandada por el ex intendente de Avellaneda, Baldomero Cacho Álvarez de Olivera. Tras el triunfo, Cantero manifestó: “Nuestro lema era: si usted vota Independiente Místico, haga de cuenta que está poniendo una escoba para barrer la mugre del club”.



Claramente, el ex mandamás hacía referencia a terminar con el tema de los barrabravas, su principal propósito en el club. El primer round, ocurrió en un partido amistoso de pretemporada llevado a cabo en Mar del Plata, donde Independiente y San Lorenzo se enfrentaron para dar comienzo al Torneo de Verano. Con poco tiempo transcurrido en su presidencia, apareció una bandera colgada en la tribuna del Minella que decía: “CD (comisión directiva) = mercenarios. No somos nosotros”. La tensa calma que reinaba en Independiente se disparó con el alejamiento de Ramón Díaz como técnico de la institución debido a los malos resultados obtenidos durante el Clausura 2012, para dar paso a Cristian Díaz, de las peores campañas futbolísticas del club.


El segundo capítulo de esta saga ocurrió el 3 de mayo de 2012, donde alrededor de 30 barrabravas irrumpieron en el despacho presidencial de la Sede del Club en Mitre 470. Allí se produjo un encuentro que Cantero detalló: “Entraron y cerraron la puerta desde adentro. No hubo golpes ni agresiones. Fue una charla a solas y poco romántica. Fue lo de siempre: pidieron entradas, micros, banderas... Les dije que no quería atenderlos, pero coparon la oficina. Después vino la policía y todo se terminó bastante rápido”. Ocho días después se realizó una marcha de los socios genuinos para manifestar y acompañar a Cantero en su lucha contra los barras. Incluso, contaban con el apoyo incondicional de Milito, símbolo y capitán de la institución.


Las redes sociales jugaron un papel protagonista, ya que vía Facebook, Álvarez constantemente hacía amenazas hacia los directivos en aquel momento de la institución, lo cual terminaron desencadenando en la renuncia de Claudio Keblaitis, vicepresidente por aquel entonces, aunque Cantero lo convenció y sólo se licenció por tiempo indeterminado. Los barras de a poco comenzaban a ganar terreno.


El tercer episodio, y quizá uno de los más significativos en esta batalla, dio lugar una vez más en la Sede Social de Mitre, el día 16 de junio de 2012, donde la barrabrava esperaba en la calle al Presidente una vez terminada sus funciones del día. Con mucha tensión, durante un móvil periodístico Álvarez irrumpió a Cantero a los gritos de “Cantero: Mentiroso, mentiroso” y la respuesta fue un: “Ladrón, te robaste 42 mil dólares en septiembre, 32 mil en octubre, deciles cuanto te llevabas a esa gente”. Polémico. Y todo grabado por televisión.



El poder barrabrava era cada vez más presente en Independiente, a tal punto que en un partido del Torneo Inicial 2012 y frente a Belgrano, un integrante de la barra comandada por Álvarez (aunque para el público, él renunció), llamado Richard Pavón, arrojó un proyectil que le pegó a Olave, arquero en esos momentos del Pirata, y el partido por motivos lógicos fue suspendido. Allí quedó demostrado el poco accionar de la seguridad del club, a cargo de Florencia Arietto, hoy dirigente massista. Meses después, a comienzos del 2013, presentó la renuncia por “diferencias” con Cantero.


Durante el Torneo Final 2013, certamen que decretó la peor pesadilla del Club, se preveía lo peor, aunque el descenso fue tomado para los hinchas de Independiente con suma “tranquilidad” y sin hechos de violencia que hayan sido para destacar. Aunque días después consumado la catástrofe, en la Asamblea Ordinaria Social que se realiza año a año por estatuto, allí hubo hechos significativos de violencia, donde a poco de comenzar, nuevamente barrabravas hicieron notar su presencia arrojando sillazos contra toda la Comisión Directiva, en un escándalo que también fue televisado. Insólito por donde se lo mire.


Consumado, acorralado por su pésima política deportiva y con la oposición con todas las firmas pertinentes requeridas estatutariamente para adelantar las elecciones, Cantero aguantó hasta donde pudo, aunque comenzado el año 2014, con el equipo en la duda si ascendía o no, ocurrió un hecho lamentable en los predios de Wilde que posee la institución, donde quemaron quinchos y asesinaron perros. Un hecho totalmente tristísimo.

La oposición, en su afán de querer ayudar económicamente al Club (comandada precisamente por el presidente posterior, Hugo Moyano), esperaba la rúbrica del acuerdo económico, aunque las presiones y el equipo con un andar irregular en el Nacional B, terminó con el mandato de Javier Cantero, que vencía en diciembre de ese año. Su nivel de aprobación era nulo entre los hinchas. Amén de su lucha contra los violentos -tendiente de momentos más al o mediático que a lo real-, los resultados en la cancha que su administración cosechó fueron los peores de la historia.

El ex presidente, entonces, poco a poco fue quedándose solo, los dirigentes del fútbol argentino quien en principio manifestaron el apoyo contra la violencia en el fútbol lentamente le fueron soltando la mano, e incluso los propios dirigentes, ya que sufrió la renuncia de 16 de ellos. Lamentablemente, este mal que aqueja al fútbol argentino siempre quedará impune hasta que realmente tanto la política nacional tome cartas en el asunto. Algo verdaderamente difícil.

viernes, 14 de julio de 2017

Rafael Olarra

El mundo del internet da para todo. Aquello que cobijamos en nuestras miradas a través del calor que provienen de una pantalla que se posa en nuestras manos o de la frialdad de un monitor distante a nuestro espacio corporal pasa a hacerse viral en todo momento. La red es un mundo aparte en donde la historia de todos está al alcance de nuestro saber, hasta la del homenajeado del día, definido por Wikipedia como un "líder dentro y fuera de la cancha, y por ser pieza fija en todos los clubes en que ha estado", definición alejada de lo que vivenció por nuestros lares. 

Lo que ocurrió entre Rafael Olarra e Independiente nos cae como anillo al dedo a la contemporaneidad dado el choque lindero frente a la escuadra de Deportes Iquique, por la procedencia chilena de ambos artistas. Oriundo de la cosmopolita capital de Santiago, debutó como profesional en el año 1996 en Audax Italiano, dando inicio a un viaje de aventuras ligadas al balón que trascendieron al continente. 

Por aquel lejano 2003, Oscar Ruggeri -estratega a cargo de los destinos futbolísticos del equipo- craneaba lo que sería su oncena y táctica para el torneo venidero. Con copa incluida, buscaba reforzar la zona de retaguardia, específicamente el lateral izquierdo, por lo que el apellido del trasandino empezó a cobrar fuerza. Cuatro títulos con la "U", una experiencia en España cuando recayó en el Osasuna y una medalla de bronce en los juegos olímpicos de Sidney 2000 eran credenciales suficientes para que el Cabezón  y Andrés Ducatenzeiler -mandamás de la entidad- posaran sus ojos en él y arreglen un préstamo por un año para que se radique en el conurbano. 

"Cuando me llamaron ni lo dudé. Esta es una institución con mucha historia mundial y enseguida le dije a mi representante que hiciera todo lo posible para concretar el pase", deslizó eufórico en su presentación, acompañado por apellidos como los de Christian Giménez, Cristian Castillo, Félix Benito, Daniel Quinteros y Luis Islas, por citar a algunos.
Su estreno con la divisa punzó se dio el día tres de agosto a las 15:30 hs, para ser exactos. El Rojo recibía en la Doble Visera a Estudiantes y protagonizó un auspicioso 3-1 a favor, con un tanto de Giménez y un doblete de Caggiano que hacían esperanzar a la falange. Pese a ocupar el rol de segundo marcador central, ante la aparición de Cristian Tavio, cumplió con una buena actuación, acompañado por uno de los goleadores de la noche y Damián Manso como primerizos. 

Aquel semestre no fue para nada bueno. Un equipo que arrancó con todo, fue perdiendo nafta conforme pasaban los partidos y las ilusiones de pelear el campeonato se esfumaban. Un nada decoroso 14ª puesto hundía al D.T en la dimisión y aparecía la figura de José Pastoriza -ídolo de la casa- que revolucionó los vestuarios y regresó a la mística de los asados. 

El 2004 hacía su aparición con aires de renovación de cara a seis meses vitales que incluían una participación por Copa Libertadores. El Pato encaraba de la mejor manera su trabajo, intentando devolver la mística copera perdida hacía unos años ya. Ella era el gran objetivo y todos lo tenían claro. 

El momento crucial llegó en abril.  "Me preocupa más lo que podamos hacer nosotros que lo que haga Cienciano. Creo que varios jugadores nuestros han alcanzado un buen nivel. Tenemos un equipo para sacarle mucho más provecho de lo que le sacamos hasta ahora. Ojalá que podamos demostrarlo", señaló el zaguero en una nota con Clarín. Los nuestros consigueron el boleto que nos catapultó hacia la eliminación directa entre los segundos de los grupos, en donde el Sao Caetano brasilero fue nuestro verdugo, en un torneo continental que nos tuvo de forma rápida eliminados. Desde ese mes la escuadra no volvió a ganar. El final del campeonato llegó y decisiones habían que tomarse para saber qué se hacía de cara a la segunda mitad del año. Pastoriza decidió no tener en cuenta al defensa y el Rey no hizo opción de la compra por 600.000 dólares. 

"Olarra se va porque no satisfizo las expectativas futbolísticas y por razones económicas. No busquemos otras cosas, no entremos en el franeleo", disparó el deté, ante la disconformidad del profesional, que se mostró desconcertado por el argumento y lastimado por la decisión tomada: "Me dijo que no me iba a tener en cuenta para la próxima temporada porque la opción de mi pase era demasiado costosa (...) No sé qué gesto pudo haber molestado. Actué de tres cuando me lo pidieron, jugué 48 horas después de actuar para el seleccionado chileno. Siempre me brindé".

Los años pasaron y el desapego con la entidad de Avellaneda no fue fácil. Pese a que la Universidad Católica, Audax Italiano, Unión Española y la "U" -todos de Chile- junto con el Maccabi Haifa israelí se interpusieron su camino, volvió a resonar por estos pagos, esta vez con un carácter de denuncia. 

"En Argentina le tuve que pagar a una barra. Y cuando dije que no lo haría, el capitán de ese equipo me dijo 'te aconsejo que pagues'. Así evitarás que te tiren piedras o que paren a tu familia, que te rayen el auto o corras peligro. Al final tuve que pagar porque nadie me otorgaba seguridad", enfatizó con tonalidad de bomba, el jugador que tuvo como saldo un total de 39 cotejos con esta casaca y ningún tanto en su haber. 



martes, 11 de julio de 2017

Pésimas Campañas: Claudio Borghi (2008)



"Soy hincha de Racing". Curiosa manera para Claudio Borghi de introducirse al mundo Independiente, cuando cercano al final del Clausura 2008 tomó las riendas del equipo. A sus espaldas quedaba una reciente renuncia al Colo Colo de Chile, equipo donde supo ser tetracampeón en el ámbito local, promisorio dato que entusiasmaba su llegada. En simultaneo, Racing Club, con la promoción acechando, también se encontraba tentando al DT para ocupar el puesto vacante de entrenador. El Bichi deslizó su fanatismo académico cuando su arribo aún no estaba asegurado, pero rechazó la propuesta vecina alegando que la urgencia de resultados que aquel cuadro poseía no le permitía proyectar su estilo con tranquilidad. "Para mi, dirigir a este club es como estar en Europa" deslizó el flamante técnico, lanzando flores a los seguidores rojos, algo confundidos por la ambigua presentación de CB en este lado de Avellaneda.

Tras la salida de Pedro Troglio por magros resultados, y el enderezamiento de la escuadra que había logrado el interinato de Miguel Ángel Santoro  -con cuatro victorias al hilo previo a su asunción-, Borghi tuvo en su primer cotejo un debut auspicioso: Victoria 1 a 0 en la visita a San Lorenzo, uno de los teams animadores del torneo. El gol fue obra del defensa uruguayo Guillermo Rodríguez. Concluida aquella jornada, hilvanaría ¡cinco empates consecutivos! frente a River Plate, Estudiantes, Racing Club, Vélez Sarsfield y Arsenal de Sarandí. Amén del invicto, el bajo promedio de gol y la ausencia de una identidad definida fue un conflicto que Borghi se propuso resolver en el mercado de pases invernal. Fortalecer el ataque era una obligación.




Darío Gandín, Leonel Núñez y Federico Higuaín fueron los nuevos rostros en la ofensiva contratados para deleite del entrenador. A ellos se acoplaban Ángel Puertas, Emanuel Centurión, Leonel Ríos y Leandro Depetris. "Me ilusiono con que el equipo pueda tener buen fútbol", admitía el hombre de las rabonas mientras lanzaba de manera jocosa algún chiste respecto a su temor a los aviones, factor que hacía que se movilizara preferiblemente en coche. En el anecdotario quedan las pausas que hacía en sus charlas técnicas cuando vislumbraba en el horizonte el vuelo de una aeronave: "Le tengo un miedo a esas cosas cagadas" deslizaba sin pudor alguno. Lo cierto es que dicha fobia ocasionó modificaciones en la pretemporada de invierno que llevaba a cabo Independiente, la cual se desarrolló en Estados Unidos. Su ayudante Cristian Saavedra se hizo cargo del equipo durante los amistosos falopa disputados en la tierra del Tio Sam, mientras Borghi prefirió quedarse en suelo argentino diseñando por su cuenta el resto de la preparación y las tácticas de cara al inicio del torneo. ¿Excusa o realidad? Nunca lo sabremos.

Cuando la pelota comenzó a rodar de manera oficial, poco se notó de cualquier plan que el estratega realizará en el tiempo de descanso: En las primeras cinco fechas acumuló una victoria, dos empates y dos derrotas, acopladas con la temprana eliminación en Copa Sudamericana a manos de Estudiantes. Pérdida de apoyo de propios y ajenos, ausencia de resultados y un pésimo desempeño en el campo de juego fueron factores clave para que el ex DT de la Selección de Chile comenzara a armar las valijas. En la fecha 9, tras dos derrotas consecutivas que lo dejaban en jaque, cayó por 1 a 0 ante Huracán en el Tomás Ducó y deslizó sus ansias de renunciar en búsqueda de descomprimir el ambiente. Una vez hecha su partida, lanzó: "Fue el primer partido en el que la gente expresó su bronca más allá de lo normal. Insultos siempre hubo, pero ayer me saludaba más la gente de Huracán que la de Independiente”. Y tras aceptar la responsabilidad de lo poco conseguido bajo su gestión, declaró: "Me voy dignamente porque he hecho mi trabajo como lo hice como jugador, como técnico y como en toda mi vida, lo único que lamento es haber defraudado. Muerto el perro muerta la rabia. Así que espero que ahora que me voy, no sigan criticando cosas que no son criticables".



Borghi, que había sido jugador de Independiente en 1990, dejó en 17 partidos el saldo de 4 victorias, 9 empates y 4 derrotas. Su travesía no llegó a superar los seis meses. Tras dimitir, descartó hacer alguna especie de ceremonia de su partida para con sus (ex) dirigidos: "No soy de despedidas" declaró ante la prensa.



domingo, 9 de julio de 2017

Mercado de Pases: Matías Almeyda (2004)







Independiente logró su último título a nivel nacional en el año 2002, donde realizó un excelente torneo Apertura con un equipo de sed insaciable, mucha dinámica y unos cuantos partidos donde hubo goleadas, históricas algunas.
La obtención del lauro permitió a Independiente disputar la Copa Libertadores del año 2004, bajo la conducción de José Omar Pastoriza, una persona emblema de la institución de Avellaneda. La participación en dicho certamen fue mala, a tal punto de quedar eliminado por penales frente al Sao Caetano en la fase previa a los Octavos de final. Luego, la peor noticia que podría imaginarse el hincha del Rojo: el fallecimiento del Pato el día 2 de agosto del 2004.


Daniel Bertoni se haría cargo en reemplazo de Pastoriza a mediados de aquel año, donde el ex delantero buscó amasar una idea de ser protagonista y ensamblar a los jugadores para volver a conseguir títulos.
Matías Almeyda, el ex volante central de River y con pasado europeo en clubes de renombre como Sevilla, Lazio, Parma e Inter, fue un casi refuerzo de Independiente. ¿Pero acaso entrenar con la ropa del club ya lo hace automáticamente una incorporación? No señores, en este caso, es todo lo contrario.


El Pelado apenas regresó del Viejo Continente, se presentó en los entrenamientos, empilchado con toda la indumentaria deportiva (lógicamente), aunque sin firmar todavía el contrato. Posteriormente, en declaraciones a la prensa disparó munición gruesa contra los dirigentes de River, su primera opción en Argentina: “Al principio pensé en River, por eso hablé con el presidente José María Aguilar, y con el técnico Leonardo Astrada hace tres meses, pero tenían que tomar decisiones que no se tomaron. Por eso mi carrera comienza de nuevo y esta felicidad tapa todo. Durísimo. Y agregó: “Bertoni me dio mucha confianza y pienso devolvérsela en la cancha. A él y a todos los que confiaron en mí”. Sin dudas, en tiempos donde la palabra jerarquía es escasa en Independiente, bien le corresponde al ex mediocampista de la Selección Argentina.


Mientras la expectativa reinaba en los Diablos, todo cambió drásticamente de un día para otro en la vida de Almeyda como la de Independiente. Al jugador lo amenazaron telefónicamente con que podrían secuestrar a familiares suyos y eso hizo desistir la operación. Con el pase totalmente caído, y para no “colgar” los botines, retornó a Italia, precisamente en el Brescia, club en el cual decidió rescindirle el contrato por problemas de conducta.

Lo curioso fue que, con motivos de la inseguridad en el país, regresó en 2005 a Argentina para jugar la Copa Libertadores con Quilmes, un partido limítrofe de Avellaneda. Luego, un paso fugaz por el Lyn de Noruega y escasos partidos en Fénix, en el ascenso argentino, tuvo su vuelta en el club de sus amores, River, aunque tras dos años con actividad futbolística, su retiro fue el menos deseado tras no disputar el partido decisivo de la promoción frente a Belgrano, donde el Millonario descendió por primera vez en la historia. La propuesta dirigencial fue que Almeyda se haga cargo del primer equipo durante el Nacional B y llegaron a un acuerdo y con la historia ya sabida, en un año ascendió a River.


Sin embargo, el coqueteo Independiente-Almeyda volvió hace poco tiempo. Ya instalado como entrenador, el Rojo lo sondeó durante su estadía en Banfield a mediados del año 2015, poco después que Jorge Almirón renunció a la banca tras las negativas de Alejandro Sabella y los mellizos Barros Schelotto para hacerse cargo del plantel. Desde el club del sur de Buenos Aires, la respuesta fue negativa y se mantuvo como técnico durante ese año en el Taladro.


Y como más cercano, data en diciembre del año pasado tras la dimisión de Gabriel Milito en el cargo. Previamente a la asunción de Ariel Holan como técnico, la comisión directiva de Independiente nuevamente fue a la carga para contar con sus servicios como técnico, dado que obtuvo un crecimiento superlativo y sus equipos demostraron muy buen fútbol. El ex Lazio se encontraba en la dirección de Chivas de México, pero su negativa se hizo saber enseguida, ya que además su contrato era elevado en comparación con el fútbol argentino.


Este romance (?) que no llegó a ser data de hace más de una década, donde casi llega a ser jugador, y también casi pudo ser técnico. La pregunta que nos hacemos todos los hinchas de Independiente, ¿Veremos dirigiendo a Almeyda en el Libertadores de América?