martes, 31 de enero de 2017

Ciencia Ficción: Rashid Mahazi, un australiano en Independiente


El éxito a nivel internacional de un equipo de fútbol hace que, en menor o mayor medida, su influencia en el mundo de la redonda crezca, y de repente, se torne un sitio fértil para oportunidades y ofrecimientos. En efecto, el comienzo del año 2011 para el Club Atlético Independiente era una puerta hacia un cúmulo importante de compromisos de renombre: La Copa Libertadores, la Suruga Bank, la Recopa y, desde ya, la Sudamericana, en donde defendería el título obtenido poco tiempo atrás.

Esto también trajo consecuencias en las raíces de la plantilla roja. El nombre de Independiente apareció en semanarios y noticieros a lo largo del globo y, cual emprendimiento cuyas acciones comienzan a pisar fuerte en la bolsa, un puñado de juveniles, bolsito en mano, dijeron presente en Villa Domínico para probar su suerte en Avellaneda. Entre ellos estaba Rashid Mahazi, volante defensivo de 18 años. ¿Nacionalidad? Australiana, con raíces familiares pertenecientes al país africano de Kenia. ¿Pero cómo llegó a estos lares? 

La historia comienza, como en muchos de estos casos, con un agente cazatalentos cuyo oficio transcurre en países con escasa proyección futbolística. En este caso nos situamos en la escuela secundaria Rowville , una academia ubicada en los suburbios de Melbourne, en donde un adolescente Mahazi cursaba sus estudios y, desde ya, despuntaba el vicio de la pelota dentro de la academia de fútbol que poseía la institución. El coordinador de aquel lugar era el escocés Stuart Munro, ex defensa del Rangers en los 80', quien poseía enlaces con un football agent especializado en el área argentina. Una vez concluido sus estudios y en búsqueda de que hacer con su futuro, Mahazi caminaba por el predio de aquel sitio cuando Munro, decidido, le ofreció a sus 17 años una oferta que podría cambiar su vida: Hacer las valijas y probar suerte en el fútbol argentino. Corrían fines del año 2009. Nuestro homenajeado aceptó sin pensarlo y, tramite va, tramite viene, dejó la tierra de los canguros dispuesto a vivir en nuestro país la primer aventura de su joven vida.

En enlace entre Melbourne y Buenos Aires corrió en gran parte por cuenta de Daniel Santomil, encargado de la academia de fútbol de River Plate en territorio australiano. Justamente, sería en El Millonario en donde Mahazi entrenaría gran parte del 2010, sin lograr conformar a sus coordinadores. No se desanimaría y volvería a la carga en su afán de encontrar tierra firme en el fútbol argento. Allí es cuando el Club Atlético Independiente aparecería en sus camino, ya que en el génesis del año 2011 se presentó a una prueba de jugadores, conformando a sus evaluadores y siendo fichado como parte de la cuarta división. 

En sus andanzas por Avellaneda, Mahazi no se encontraba solo. De su estadía en Núñez lo acompañaban su compatriota Kris Kioussis y Ernesto López, originario de El Salvador y quien oficiaba de traductor improvisado del protagonista de este post. Ante la curiosa procedencia de los nuevos miembros de las inferiores, el Diario Olé inmortalizaría uno de los pocos registros que existen de Mahazi vistiendo el uniforme de Independiente. Enrique Borrelli, coordinador del fútbol amateur, definió su juego como "un volante central de buen físico y manejo, también puede jugar por derecha". 

Mahazi (derecha) junto a su compatriota Kioussis 

Mahazi fue participé en cotejos de la cuarta división, y luego mantuvo una estadía de poco más de un año en reserva. Sin pena ni gloria, compartió camada con Rafael Barrios, Franco Bellocq y Leonel Buter, entre otros. Como dato adicional, llegó a llevar la número 10 a sus espaldas en algunas oportunidades en las que jugó desde el arranque. Lo cierto es que a mediados del 2012 la experiencia no bastaba para saciar sus ansias de jugar y sus oportunidades de arribar al primer equipo eran escasas. Tomó sus pertenencias, observó por última vez el predio, escuchó por última vez las puteadas a Julio Comparada (?) y regresó a su Australia natal. 

Con unos jóvenes 20 años corriendo por sus venas, Rashid Mahazi recaló en el Melbourne Victory, en donde se mantiene hasta estos días. Meses atrás, un semanario australiano lo entrevistó para saber más sobre su caso: Mahazi forma parte de una tradición que es cada vez más habitual en el fútbol australiano, la cual implica partir joven a una tierra de mayor desarrollo en torno a la redonda, hacer las armas primerizas allí, y retomar formado al país para fortalecer la dinámica de la liga. En aquel reportaje, el homenajeado no esquivó referirse a Independiente: "Después de mucho entrenar, encontré un buen club y me quedé ahí un tiempo largo. Es una experiencia que te cambia la vida, lejos de casa y de tu familia. Tenía 17 años cuando me fui. Siento que crecí muchísimo, sobre todo en la parte mental del juego, y en lo psicológico. El fútbol allá es agresivo, más de uno cree. Es una liga sumamente rápida, donde los jugadores están técnicamente bendecidos, y quien no se adapta al ritmo de juego queda atrás. A veces jugábamos contra el primer equipo. Eran jugadores excepcionales.".

El fútbol también es esto.  



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