domingo, 30 de abril de 2017

Osmar Ferreyra



Rostro que nos arroja sensaciones agridulces, al ser el homenajeado de hoy participe de la fiebre post obtención de la Copa Sudamericana 2010, pero también de la escuadra que cayó en el pantano del descenso durante el fatídico 2013. Con más sombras que luces, el Caso Osmar Ferreyra puede quedar en nuestra memoria como un recuerdo pendiente a etiquetar. Aunque eso, claro, corre por cuenta de cada uno.

Volante por izquierda criado futbolísticamente en River Plate, obtuvo rodaje en el Viejo Continente con pasos fugaces por la liga rusa y holandesa. Regresó al país para jugar a gran nivel en San Lorenzo para luego emigrar al FC Dnipro Dnipropetrovsk de Ucrania, rincón del mundo donde se encontraba cuando en el invierno del 2011 recibió la oferta desde el Club Atlético Independiente, aceptando la misma, y regresando al país para ponerse a las órdenes del entrenador Antonio Mohamed. Su presentación se realizó en conjunto con Gino Clara, otra de las caras nuevas en aquellos tiempos. ¿Eran los únicos venideros? Para nada, ellos se acoplaban a Marco Pérez y Adrián Argachá. El cuarteto hoy se reencuentra en las páginas de este humilde blog, cual maleficio que perdura aún media década después.

Retomando lo mencionado en el génesis de este escrito, Ferreyra inició su travesía en un equipo que supo quedar a las puertas de todas las competiciones que heredó de la conquista de la Sudamericana en el año anterior. No en balde la primera vez que lo vimos oficialmente en acción fue en la final de la Copa Suruga Bank, en aquella madrugada del 3 de Agosto, en donde El Rojo cayó por penales ante el Jubilo Iwata. Es reconocido que El Malevo posee una dotada pegada para las pelotas paradas, pero dicha cualidad no pudo ser observada en la tanda de penas máximas: Fue sustituido en el entretiempo para dar rienda al ingreso de Cristian Báez. Así es, el defensa que erraría su disparo desde los doce pasos. Contradicción que todavía nos deja atragantado la desazón tempranera y lagañosa de una final perdida.


Durante su estadía en el Libertadores de América, vió pasar al mencionado Mohamed, Ramón Díaz, Cristian Díaz, Américo Gallego y Miguel Ángel Brindisi. Alternó actuaciones interesantes con performances discretas, sin lograr una seguidilla de titularidad que le permitiera tornarse un referente de un equipo. No corre solo por su responsabilidad: Arribó a un conjunto que buscaba pisar fuerte en el plano continental y atravesó un trayecto que desencadenó en el K.O. de la caída en la segunda división. En dos años, dejó 64 partidos y 6 goles convertidos, probablemente el más recordado de ellos se tratase del tanto desde la mitad de la cancha que marcó ante Atlético Rafaela en el Apertura 2011, en un contrataque letal que él culminó con un zurdazo alto y fuerte, penetrador de la valla rival con categoría. No se queda atrás, tampoco, un precioso tiro libre que colocó a un lado del arco de Agustín Orión en el recordado 5 a 4 frente a Boca Juniors en el año 2012.

Su salida, signada por un ostracismo temporal al no entrar en los planes del entrenador, fue con distancia y desencuentro. Él mismo deslizaría: "Me fui mal, siempre dejé todo en el peor momento de mi vida. Hablé con quien tenía que hablar y le dije que se había equivocado. No fue bueno que nos expongan de la manera que lo hicieron, a través de una lista. Me enojé con Cantero y Brindisi, pero les dije las cosas en la cara, la lista estaba avalada por el técnico". La referencia que el futbolista construía en sus palabras tenía un trasfondo sumamente doloroso para él, ya que sería durante su paso en nuestro cuadro donde viviría una dura situación personal frente a una enfermedad que padeció su hija. Más adelante sentenciaría: "No tuve otra opción que rescindir mi contrato en Indepenidente. No me lo merecía". Estas frases las deslizaba una vez confirmada su arribo a River, team donde se disponía a vivir una segunda etapa respecto a su trayectoria.

Para el año 2015, las heridas seguían sin sanar y saldría a la luz la noticia de un embargo por parte de Ferreyra para su ex equipo, alegando una deuda que trepaba hasta los casi 2 millones de dólares. Como suele suceder en estos casos, la resolución se dió puertas adentro y rápidamente cualquier vínculo entre el mediocampista y la institución de Avellaneda quedó disuelto en la nada misma.




jueves, 27 de abril de 2017

Mercado de Pases: Dorlan Pabón (2012-2013)

“Querer lo que no se tiene y esperar lo que no viene…”, lírica extraída de la música reggae para comenzar con el post del día. Y sí. Ese pequeño fragmento, extraído del sencillo“si no somos felices”, compuesto desde las entrañas de la musa representante de la religión rastafari, compuesta por la banda Kameleba, define a la perfección lo que sucedió durante el verano del 2013 para todos los rojos, que aguardaron por lo que no llegó y desearon un “café” prohibido.

Una guerra de interlocutores estalló desde lo más profundo de avenida Mitre 470. Mientras Javier Cantero aún llegaba a posarse en el sillón Presidencial, contactos entre Argentina e Italia sucedían, pero con más de una sola voz. Difícil sería encontrar un mercado de pases en donde todos los protagonistas decidan hablar en los medios tal como sucedió aquí, pero en esta oportunidad todos solicitaron alzar su timbre, embadurnar una negociación y condimentar una transacción hasta su fin.

Todo comenzó en diciembre del 2012. Mientras las altas temperaturas apenas asomaban en el vivir avellanedense, Dorlan Pabón ya se instalaba en la agenda mediática como posible refuerzo para un equipo urgido de puntos y con necesidades imperiosas en la cuota goleadora. Colombiano, de escasos 24 abriles –en ese entonces- despuntaba su primera experiencia en el viejo continente, con 66 goles en su haber y convocatorias con el seleccionado mayor en el lomo. Esta conjunción de condimentos, llevaron a que Américo Gallego deposite su atención en el oriundo de Medellín y puje para su arribo.

Los primeros contactos escasearon de formalismo. Mientras los periodistas partidarios y de grandes cadenas sostenían charlas entre unos y otros, "Memín" –apodo del homenajeado- prestaba sus servicios futboleros en el Parma tano, a la espera de un llamado que aún no resonaba con su posible rington y tirando leña al fuego para avivar una novela que tendría larga duración. Para mí sería un orgullo jugar allí (…) Soy consciente de que el equipo está en una zona complicada, pero también sé que tiene un entrenador prestigioso como Gallego y que cuenta con jugadores importantes”, soltó en sus primeras declaraciones, a mediados de diciembre, con el pan dulce casi arriba de la mesa, una botella de champagne a medio destapar y pasándole la pelota a los de Avellaneda, que tenían las responsabilidades en sus manos.

El 2012 debió pasar y enero del 2013 traería la artillería pesada para un relato que poseyó absolutamente de todo. Un guión estelar, con varios protagonistas en escena, que se encargaron de ocupar todos los frentes y generar un confuso general en todos los hinchas. A partir de ahora vivenciaremos una crónica, un relato cronológico sobre lo sucedido y las versiones que imperaron en este tema.

El medular enero pareció ser los momentos exactos para retomar la novelesca transacción. J.C fue el primero en arrojar títulos y mover su caballito de guerra, de manera estratégica, anunciando las buenas nuevas. “Hay un acuerdo club a club. Esta operación lleva tiempo, pero vamos por el buen camino”, sostuvo el ex Presi, mostrándose optimista, relegando dichos pasados del jugador que negó volverá a América hasta en "siete u ocho años” y reflotando la negociación, ante supuestas versiones que vinculaban al delantero con el Espanyol catalán.
El día 16, de aquel caluroso primer mes, pareció ser clave. Los fanáticos entendieron que el calor aumentaba, la temperatura subía y el ritmo de la cumbia cafetera sonaba porque el internacional colombiano estaba en viaje. O, al menos, eso pareció dar a entender Cantero y cía. “El apretón de manos con el Parma está dado, falta formalizarlo. Vendría por 6 meses sin cargo y sin opción”, expresó el mandamás, secundado por el cantar de Cristian Tula –ex compañero del atacante en Atlético Nacional- que afirmó: “Yo sé que tiene ganas de venir. Nosotros lo estamos esperando”. La palabra del defensor parecía estar garantizada, ya que el mismo hombre medellinense confesó que tenía intenciones de hablar con el zaguero, y acrecentó su cuota de esperanza cuando se supo que el Tolo lo llamó para que “venga a ser campeón”.

Todo parecía cocinado. La tira esperaba llegar a su ocaso y el despacho de Cantero aguardaba con el contrato y un bolígrafo para poner la rúbrica. La cuestión se acaloró cuando, a la vista de todos, mensajes empezaron a plasmarse en la red social del jugador, que ya era vox pópuli. "Me falta solo estampar mi firma y seré oficialmente jugador del Club Atlético Independiente, yo a donde vaya siempre voy con la mentalidad de ser campeón", apareció posteado en Facebook, con posterior denuncia, pero con un amague que llevó a las mayorías a creer que ya estaba cerrado.

Pese al interés del Rojo, dos competidores se metieron en la discusión. Racing y San Lorenzo rompieron con el soliloquio, intentando corromper los intentos económicos de los Diablos. Mientras la Academia hacía ruido estruendoso con un supuesto grupo inversor, el Cuervo apenas consultó condiciones y no vería malos ojos contar con él. Con el ultimátum a la vuelta de la esquina, la comitiva decidió mover sus fichas e intentar hacer el último esfuerzo, con Ricardo Calleri –su repre- suplicando una prórroga de 48 horas para contestar.

Los extremos emocionales se hicieron presentes. De pasar al éxtasis por contar con la figura del momento, el edificio transaccional construido se calló a pedazos. Dorlan, quien optó por llamarse a silencio este último tiempo, dilapidó las intenciones jugar en Argentina al mostrarse cómodo en la bota itálica. El enojo pasó a manifestarse de manera ferviente en Gallego que, pese a confiar en la palabra del profesional, cargó municiones contra un solo blanco: Giovanni Moreno. El último campeón local con los de Alsina y Bochini disparó munición gruesa contra el enganche vecino y refrescó un viejo episodio: "El que le dijo a Pabón que no venga y tenga cuidado con la barra es uno al que su barra le metió un revólver en la rodilla".

El 22 de Enero, terminó la tira dramática en el mundo rojo. Los medios pasarán a hablar de un posible “arrepentimiento”, mientras que la cúpula dirigencial y cía buscarán un nuevo centrofoward. ¿Nombres? Facundo Parra, Matías Vuoso y el uruguayo Carlos Núñez coparon el centro de atención, pero el cupo siguió en posesión colombiana, usurpado por el arribo de Juan FernandoCaicedo. 

martes, 25 de abril de 2017

Localías Extrañas: Independiente en Huracán



Difícil la vida del huésped. Una cosa es ser un invitado, rol altamente placentero al ver que los dueños del hogar en donde nos encontramos ponen a disposición las comodidades de su residencia para abastecer nuestro gusto. Ramificaciones de esto hay muchas. Una cena con parientes, quedarse a dormir en la casa de un amigo, visitar a tus abuelos... Pero el huésped es un modo distinto. El hogar es un ente distorsionado. Estamos en nuestra casa. Y, al mismo tiempo, no estamos en ella. No reconocemos las fotografías, y se nos hace algo incómodo usar el baño con total libertad. No nos paseamos en ropa interior ni atacamos la heladera de madrugada con total impunidad. Nuestro entrañable salvajismo casero se encuentra neutralizado.

El pegajoso verano del 2009 dibujaba a un Independiente vagabundo en las calles del fútbol argentino. Su casa, el futuro Libertadores de América, se encontraba en el proceso de terminación, con Julio Comparada pateando la fecha de culminación de obras de manera reiterativa, tapando con su propio verso la palabra tan temida: Parate. En efecto, eran tiempos donde se rumoreaba de manera fuerte que las innovaciones en la Doble Visera estaban detenidas y que la reactivación del proyecto no tenía fecha firme. Alarmas encendidas.

En simultáneo, claro, se debía buscar un cuarto (más bien un estadio) de huéspedes para depositar la suerte roja en el Clausura que se aproximaba. La logística nos tenía acostumbrados a parar en El Cilindro, hogar de nuestro rival Racing Club. Dicha situación repopularizó un cántico en la afición sobre el miedo de los espectadores a que las gradas del estadio se derrumben (?). 2008 había visto a Independiente jugando de local en el Juan Domingo Perón, pero un año más tarde la situación daría un giro inesperado:


La renta que los dirigentes racinguistas propusieron era demasiado elevada para los números de El Diablo. De cruzar de vereda, se pasó a una mudanza algo más radical: La nueva locación residía en Parque Patricios, más específicamente en la cancha del Club Atlético Huracán. Avellaneda pasaba a ser, de momento, solo la ubicación de nuestra vieja casa tomada por ingenieros, albañiles y escombros, muchísimos escombros, en pos de promesas de verla como nueva en cuestión de meses. Abandonábamos no solo nuestro estadio, sino también nuestra ciudad, quedando a aproximadamente media hora en auto de la vieja Doble Visera.



El 8 de Febrero de 2009, Independiente salió a la cancha para enfrentar a Vélez Sarsfield en su nuevo hogar temporal. El sol brillaba fuertemente en el Tomás Adolfo Ducó y la temperatura se elevaba a medida que la espera era historia. Con Miguel Ángel Santoro en el banco, el equipo paró a Fabián Assmann; Ricardo Moreira, el recién llegado Eduardo Tuzzio, Guillermo Rodríguez, Lucas Mareque; Damián Ledesma, Sergio Vittor, Hernán Fredes, Federico Higuaín; Daniel Montenegro y Darío Gandín. Solo El Rolfi tenía en su expediente una estadía en El Globo. En el estreno, fue empate en cero ante los comandados por Ricardo Gareca, con más fortuna que táctica: Hernán López, atacante de la "visita", erró un tiro desde el punto de penal.

Las jornadas en la cancha de Huracán fueron testigos de pocos hechos fortuitos. Más bien, eran situaciones que graficaban el irregular desempeño independentista en aquel entonces: Allí vivimos la victoria por 2 a 0 ante Racing Club en la tercera fecha, así también como un triunfo con el mismo resultado ante Boca Juniors. Contracara de eso fue un pésimo rendimiento en los partidos fuera de nuestro improvisado hogar. Corrían seis fines de semana desde el inicio del campeonato y una dura caída por 4 a 1 ante Gimnasia en Jujuy vaticinó el fin del ciclo de Santoro. El siguiente partido, de local y ante Newell's, sería su despedida. Aquel encuentro salió, curiosamente, de nuevo 4 a 1, pero esta vez a favor de Independiente. Pepé se retiró ovacionado y con lágrimas en sus ojos, testigo del respeto que hilvanó en los hinchas aún en territorio prestado.



A posteriori, arribaría al equipo Américo Rubén Gallego como nuevo DT, y con él una intensa limpieza del plantel. Pero las listas negras no bastaron para enderezar a un equipo que no logró encontrar su norte durante la mitad y la conclusión del torneo. La localía en el Ducó fue testigo de victorias como un (nuevo) 4 a 1 ante Tigre, pero también quedó boquiabierto al ver a El Rojo caer 5 a 1 ante Estudiantes de La Plata, categórica derrota para un team que nunca logró despegar ni salir de los últimos rincones de la tabla de posiciones. 

Finalmente, hay dos datos de color en el caso que engloba al post: El primero es que en la Fecha 9 Independiente debía recibir a... Huracán. La extrañez de está situación hizo que nuestro equipo terminara jugando de local en la cancha del equipo visitante. Parece un episodio algo chabacano de La Dimensión Desconocida, pero pasó de verdad, y fue en la victoria por 2 a 1 ante Los Ángeles de Cappa, en uno de los pocas noches felices que tuvo aquel Clausura. Por otro lado, El Rojo debutó en la cancha de El Globo frente al mencionado Vélez. Ambos equipos terminarían, dieciocho fechas después, peleando cara a cara la obtención del título. El haber recibido a El Diablo en su casa no fue buen augurio para Los Quemeros: El título fue para Liniers. 

Independiente finalizó 16to en aquella competición. Su campaña en Parque Patricios dejó la marca de diez partidos, con seis victorias, un empate y tres derrotas. Marcó 18 goles y le hicieron 11. Fue el sexto mejor equipo en cuanto a desempeño como local. No es algo para aplaudir, pero tampoco se trata de una performance ingrata. 

domingo, 23 de abril de 2017

Nicolás Delmonte


¿Cuántas veces nos pasa a todos de tener la certeza ciega de reconocer cuándo y contra quién un jugador debutó, y sin embargo estuvimos equivocados? Seguro a todos nos pasó alguna vez. Mismo caso puede caber para el protagonista de nuestra historia del día de hoy.
Corriendo las fechas Torneo Clausura del año 2009, con el regreso de Américo Gallego al Club tras el título obtenido en el año 2002, en reemplazo de Pepé Santoro, Independiente culminó ese campeonato en la decimosexta posición con unos magros 21 puntos. El Tolo, en su afán de querer encontrar resultados rápidamente, hizo debutar a una decena de juveniles, como Franco Simonetti o nuestro héroe (?) homenajeado de hoy: Nicolás Delmonte.
Fue en un partido frente al Huracán de Ángel Cappa, en la fecha 9,  en donde ingresó en reemplazo de Lucas Mareque. Vaya si el técnico anduvo desesperado que al oriundo de Córdoba lo ubicó en el lateral izquierdo, siendo su puesto natural volante central. Ese día El Rojo logró una victoria que sirvió para calmar los ánimos de la gente: Fue un 2 a 1 de cara a quien sería el subcampeón. Pero poco duraría la estadía de Delmonte en Avellaneda, ya que una vez culminado ese torneo, fue cedido a préstamo por un año al Dínamo Tirana de Albania, una liga altamente competitiva (?) donde disputó 22 encuentros sin marcar goles, aunque con un plus, ya que se coronó campeón de la Superliga albanesa.

De regreso de aquella travesía, Delmonte volvió a empezar de cero con la camiseta roja, en la división de Reserva, en el año 2010. Allí se mantuvo en un buen nivel, donde Cristian Díaz le brindó muchísima confianza: Fue condecorado con la cinta de capitán, nada más y nada menos.

En el año 2011, precisamente en el Apertura, todo cambiaría para el polifuncional cordobés. Con la llegada de Ramón Díaz en reemplazo de Antonio Mohamed, sería tenido en cuenta en sus planes. Tanto, que en su primera práctica lo incluyó en el once inicial: “Es un debut para mí porque en esta oportunidad me toca jugar de 5 y en el 2009 lo hice de 3. Son dos puestos completamente distintos y al no haber tenido continuidad es un debut para mí, es un nuevo desafío” le comentó un expectante Delmonte a Olé un día antes del (re) debut frente a Colón, en el que fue derrota por 1 a 0 con gol de Federico Higuaín, un ex Rojo, en el Estadio Libertadores de América. Su actuación fue discreta y salió reemplazado. Ese día la formación fue: Fabián Assmann; Eduardo Tuzzio, Julián Velázquez, Gabriel Milito, Maxi Velázquez; Iván Vélez, Nicolás Delmonte, Cristian Pellerano, Osmar Ferreyra; Facundo Parra y Marco Pérez.

Finalmente, alternando entre suplencias, y escasos partidos, Nicolás fue concedido en condición de prestado en el 2012 a Instituto, equipo de su Córdoba natal, para encontrar una la deseada regularidad. Volvió (una vez más) a Avellaneda, aunque ya no disputaría más partidos con la casaca roja. En el año 2014, partió a Malasia para jugar en el Johor, hogar de cracks (!) como Jorge Pereyra Díaz o Juan Martín Lucero. Posteriormente regresó al país en el 2016 para vestirse con los colores blanco y verde de Estudiantes de San Luis en la B Nacional. Actualmente se encuentra en Marbella Fútbol Club, equipo de la Segunda División B en España.

Vemos en Delmonte otro caso de los jugadores que emergen como promesa de nuestro equipo y posteriormente no cumplen las expectativas, sin suerte, pero también sin oportunidades. Independiente debe resurgir de lo que se nutrió a lo largo de la historia: las divisiones inferiores. Llevará su tiempo, pero tengo fe en que se revertirá la mala tendencia. Mientras tanto, salud Nicolás.

jueves, 20 de abril de 2017

Jonathan Santana


Recaer en aquel invierno del 2012 resulta algo agotador. Si bien es cierto que el carácter inédito de Independiente creció en el último tiempo, aquella mitad de año pre-fatalidad es tendencia a un momento de inflexión por refuerzos, dirigentes, situaciones y momentos que desencadenaron en algo fatídico, en el plano de lo futbolístico hablando. Retomaremos, usted lector y yo, lo sucedido en aquel mercado de bajas temperaturas y lo que pasó con uno de los futbolistas de trajín internacional que recaló en Avellaneda. 

Julio del 2012. Las puertas de la sede social, ubicadas en Mitre 470, parecen abrirse como en cualquier día. El sillón presidencial lo ocupa Javier Cantero y, tras la designación de mantener a Cristian Díaz como técnico del Rojo, deberá cranear y plasmar un equipo en cancha auto-suficiente para poder sacar al club de esta situación. ¿La idea principal? Traer gente de renombre, con pergaminos en la primera división y con personalidad para bancar la tumultuosa parada. 

Enmarcados en un caso que tocamos en otro post, sobre la defectuosa llegada de Bolatti para ese 2012, C.D necesitaba un nuevo volante para darle forma la zona medular del campo de juego. Los adjetivos enumerados anteriormente, sumados a su estadía en el viejo continente y una ligazón directa con una selección de América del Sur, hicieron que todos los cañones apuntaran a un carrilero nacido en Argentina, nacionalizado en Paraguay y partícipe de la Copa del Mundo del 2010, llevada a cabo en Sudáfrica. Jonathan Santana, tras comulgar la quebrantad del contrato que lo unía con Libertad, aceptó el desafío de sumar una camiseta más a su colección por el paso de grandes argentos y llegar a préstamo, por doce meses, a la entidad de Avellaneda. 

Tandil, ciudad elegida por Pep Díaz para realizar la pre-temporada, cobijaría las intenciones y sueños del hombre formado en San Telmo. Junto a él, siete refuerzos más arribaron durante ese período de transacciones, algunos idóneos para las líneas escritas en este blog, que tuvieron o tendrán un espacio por estos lugares. Aquí están, estos son: Paulo Rosales; Luciano Leguizamón, Roberto Russo; Fabián Vargas; Cristian Tula; Víctor Zapata y Morel Rodríguez.

El debut del homenajeado del día se dio en condición de local. Luego de firmar tablas ante Newell´s en el Parque de la Independencia, Díaz estaba obligado a hacer una modificación por la lesión de Hernán Fredes, quien sufrió una distensión en el isquiotibial izquierdo. Asomaba, entonces, ante Vélez la posibilidad de que Sanatana acumule sus primeros minutos con la divisa punzó. Pese a que debió fortalecer su paciencia, ya que el cotejo programado para el sábado 11 de agosto tuvo que suspenderse por un fuerte temporal, dos días más tarde fue autor material del empate en cero en el LDA, cotejo que alimentó otro momento de suspensión por falta de luz. 

El momento top de la estadía en Alsina y Bochini del ex Wolfsburgo de Alemania, se dio sobre la edición '12 de la Copa Sudamericana. En aquel certamen internacional, Independiente debía sortear a Boca Juniors en la segunda fase. El encuentro fue una extensión de aquel 5-4 en la Bombonera. Apenas meses después, el Rojo volvería a hacerse fuerte en la Ribera y conseguiría un empate 3-3 que sería suficiente para la clasificación y con Santana como actor principal, tras su rol protagónico al convertir uno de los tantos. 

Liverpool de Uruguay quedó en el camino y Universidad Católica despuntaba como próximo adversario a sortear para acceder al cuadro de los cuatro mejores. Un 2-2 en casa obligaba a vencer en Chile o a empatar por tres goles para obtener el boleto que lleve a los nuestros a Sao Paulo. Sin embargo, y pese a una nueva conexión del ex Nueva Chicago con la red en la vuelta ante los Cruzados, los trasandinos conseguirían hacerse fuerte en casa y Rey pasó a decirle adiós a un nuevo torneo continental. 

Diciembre llegó y el torneo Inicial 2012 se fue. El balance era más que negativo y, prácticamente, dejaba todo definido, aún con una rueda por delante. Los de Avellaneda, de 19 partidos jugados, apenas salieron triunfantes en tres, firmaron tablas en ocho y sucumbieron en la desazón en la misma cantidad, acumulando 17 puntos y escapándole al último eslabón de la cadena acumulativa por las pésimas campañas de Tigre y Unión de Santa Fe. 

El 2013 se hacía llegar. El calor veraniego acarreó consigo a Américo Gallego a sentarse en el banco de suplentes para poder encarrilar un tren que parecía tener destino a una terminal predeterminada y sin posibilidades de un cambio de rumbo. En aquella rueda, Santana tendría su último destello de felicidad para regalarse a él y a los hinchas. El 24 de febrero fue partícipe del 2-0 clásico ante Racing, anotó un gol y quedará para siempre en las estadísticas de los duelos entre las dos entidades avellanedenses.

El fin llegó y no es momento de ahondar en detalles de lo que ya sabemos. Lo concreto es que junio de aquel año le depararía un nuevo giro futbolero en la vida del mediocentro de 31 años. Pese a las intenciones de Miguel Brindisi -ya deté- de que continúe debido a la preponderancia que el profesional tenía en el grupo, la comitiva decidió no extender el vínculo y el día 30 de aquel mes pasaría a ser agente libre. 

“Dolió el descenso porque mi familia es hincha de Independiente. En lo personal también”, soltaría el jugador, ubicado en Córdoba para afrontar un nuevo desafío en Belgrano de aquella provincia. Su fanatismo, igualmente, no impidió que inhiba al club en ese entonces. Apenas un mes más tarde, con la del Pirata puesta, tomó la decisión de hacer la demanda correspondiente, sumándose a Ernesto Farías y Fabián Vargas, por una deuda correspondiente a dos meses de sueldos, a los cuales habría que hacerle frente para poder utilizar nuevas incorporaciones. 

El resto de esta historia pertenece a una montaña rusa que nunca tiene descendencia. Santana vivió, hasta hoy en día, momentos de locura ya lejos de Avellaneda. Procesado por evasión fiscal, al declarar ante la AFIP que sus derechos pertenecían a un club uruguayo catalogado por el organismo como "Paraíso Fiscal Deportivo", encontró el último escándalo al recibir el mote de "Icardi Paraguayo" por la prensa, al ser acusado de robarle la pareja a su ex compañero Rodolfo Gamarra. Un tobogán de aventuras y de sensaciones, que arrojaron 18 partidos con la del Rey de Copas, tres tantos y un presente más de carácter farandulero que deportivo. 

martes, 18 de abril de 2017

Lorgio Álvarez



Con un nombre que parece haberle arrebatado unas pocas letras al adjetivo logístico y un nacimiento dado en las cercanías de la espesa y calurosa selva de Santa Cruz de las Sierras, Bolivia, lugar donde encontró su trágica muerte el mismísimo Ernesto Che Guevara, Lorgio Álvarez parecía destinado desde su génesis a ser un aguerrido defensor del fútbol de sus pagos. Si agregamos que su apellido maternal es Roca, y su biografía se vio condimentada por un rostro de mirada seria, digna de conmover al mismísimo Jefe de Atrapado Sin Salida, nuestro homenajeado tenía su destino escrito en la protección y cuidado del sector defensivo de algún equipo que quisiera hacerse con sus servicios.

Fue en 1995 cuando despegó desde las fuerzas básicas del Blooming para, a sus tempranos 17 años, tornarse de menor a mayor en un habitué del primer equipo, ocupando el puesto de lateral derecho. El fin del milenio fue testigo de su presencia en un team que fue bicampeon del campeonato boliviano, lo que le valió al buen Lorgio la adquisición de su pase por parte del Oriente Petrolero. Abandonaría la tierra Kjarka en 2005, emigrando a Paraguay para participar en la escuadra de Cerro Porteño, no sin antes afianzarse en su seleccionado, acumulando prestigio en un equipo nacional que, sin embargo, se ubicó lejos de cualquier situación de protagonismo en nuestro continente.


Pero la carrera de El Candado, apodo que se había ganado en su tierra, no hacía más que despegar hacia lo cada vez más promisorio: Sus buenas actuaciones en la liga paraguaya le valieron el interés de Julio César Falcioni para incorporarlo a las filas del Club Atlético Independiente en el invierno del 2005. Con poca prensa, perfil bajo y siendo levemente conocido para la parcialidad de El Diablo, Álvarez hilvano con paciencia el ganarse la confianza del entrenador, logrando colarse en una defensa cuyo modelo 2006 lo deslizaba como lateral por la derecha, comandando dicho sector junto con Fernando Cáceres, Martín Pautasso y David Abraham, formando parte de la competencia a por un sitio en dicho cuarteto Marcelo Méndez, Eduardo Domínguez y José Rojas.

En un Independiente que depositaba sus esperanzas en un desequilibrante y mágico Sergio Agüero, Álvarez dejó su sello en el arco rival marcando el primer tanto en una goleada 5 a 0 frente a Instituto en Córdoba.  Cumpliría, luego, aceptables actuaciones hasta el arribo de Jorge Burruchaga al banco de suplentes. Amén de que dicho DT fue el que dio el okey a la compra de su pase completo a su ex equipo, el Cerro Porteño, las chances comenzaron a ser cada vez más esquivas para el boliviano. "Siempre pensé que había hecho las cosas bien, pero me enteré en mi país que iban a hacer uso de la opción y es un orgullo" deslizaba alegre LA, apenas enterado de que Burru lo quería en el equipo. Su estadía, sin embargo, ya tenía los días contados.  


A fines del 2006, se le comunicó que no sería tenido en cuenta por el técnico, emprendiendo así una espiral en su carrera que lo depositaría, nuevamente, en su país natal. Duro, reacio y de juego correcto, son 39 partidos y un tanto lo que nos deja este grato defensa de mirada seria, a quien abrazamos a la distancia mientras nos clavamos un delicioso pastel de queso frito, monumental platillo de su tierra. 

domingo, 16 de abril de 2017

Indulto o condena: Andrés Silvera (2012 - 2015)

"Persona o cosa por la que se siente un amor o admiración excesivos". La Real Academia Española nos lleva  sumergirnos por completo a esta definición de ídolo, terreno pantanoso si los hay, en donde escarbar en esta caracterización puede resultar un tanto riesgoso, por las disímiles posturas que puede haber sobre este término Más voces cantantes habrá en un ambiente con tanta afluencia de público como es el fútbol, en donde todos pertenecemos a una masa anónima, pero con un voz y voto más que válido por compartir la misma tribuna. 

El término ídolo tomará rasgos que cada ser humano le de a la mismo, sumado a que la concepción que heredamos en este ambiente, varió a lo largo de los años. Preguntarle a un hincha de Independiente, ¿quién es un símbolo? nos llevará a la reminiscencia de personajes como Ricardo Bochini, Ricardo Bertoni, José Santoro, Francisco Sá e infinidades de nombres propios que componen una pequeña porción dentro de los 112 años de historia roja. Aquellos de generaciones más recientes, no tan identificadas con las figuras de antaño, se conformarán con aquellos un tanto menos galardonados, mientras que a los de la generación de los noventa, nos tocará conformarnos con aquellos que se fueron, levantaron algún trofeo y volvieron por el mero hecho del amor a la camiseta. Ni hablar de los ahora llamados milenials que, ante la falta de títulos, deberán saciar su sed de simbolismo con aquellos que disputen el balón con arraigue, hagan delirar con alguna gambeta o tengan su coronación en algún torneo que los lleve con un pasaje de ida a Europa y deje basto dinero en las arcas del club. 

Toda conceptualización de ídolo es más que válida en el mundo de la redonda y, en este post, no buscaremos generar un discurso para que el lector replique en alguna mesa en donde el tema en cuestión sea abordado. Por el contrario, buscamos que genere su propio pensamiento, sacando conclusiones de los datos que nosotros arrojamos. 

Del personaje que hablaremos hoy, hay una cosa que no podemos negar: representa como otros, quizá en menor medida, una parte de lo que la vida independentista compete. Nacido en Comodoro Rivadavia, con primeras armas futbolísticas en el Huracán de su ciudad natal, llegó a Avellaneda para calzarse la nueve y ligar el balón con la red del arco adversario. Andrés Silvera comenzó a ponerse la divisa punzó en el año 2001 y su primer estadía le depararía dos años dentro de la institución de Avellaneda. 

Aquel centrofoward de pelo largo, habitué de celebrar sus conquistas con el dejo de su lengua afuera de la boca, pagó con creces su primer paso por Alsina y Bochini, llenando la canasta a mansalva, convirtiéndose en el máximo artillero de la escuadra dirigida por Américo Gallego y coronándose como pichichi en aquel Apertura 2002, que significó el último logro a nivel local.

Su condición de goleador lo catapultó a la simpatía y querer del hincha. De aquel equipo versión '02, entre los Montenegro, Insúa y Milito, aparece su apellido entre los más recordados, con especial énfasis en su performance dentro del área y su rol protagónico para embocarla. Alicientes que le permitieron regresar un tiempo más tarde -ya con más rodaje- y reencontrarse con el "Libertadores de América", en lugar de la "Doble Visera", con otros compañeros, sustitutos de los que él conoció, pero con el mismo Tolo sentado en el banco de suplentes, que llevó a sus dirigidos a dos cuartos puestos, cuyos 64 puntos fueron más que suficientes para atrapar una plaza en la Copa Sudamericana 2010.

Aquel certamen internacional, quizá merezca un apartado diverso al que enunciamos aquí. Varias particularidades de carácter inédito sucedieron en aquella competición que encontró a los rojos -vestidos de azul en la final- volviendo a besar una presea internacional, de aquellas que tan bien conoce y representan la famosa mística del Rey de Copas. Como tal, integrante de aquel elenco, Silvera volvió a ser testigo principal y autor material de aquella gesta. A fuerza de tantos, en las diversas fases, regresó a los papeles preponderantes y gritó campeón por segunda vez con esta camiseta.

Hasta aquí, cualquiera creería que el relato terminaría como muchas otros, en donde el ¿ídolo? tiene su partido despedida en la entidad en donde mejor le fue, con el coro de la gente bajando desde los cuatro costados del estadio y retirándose con todos los honores. Pero lejos estaba el Cuqui de dejar su pasión por el balón. Su cuerda todavía daba para más y recaló en Córdoba para seguir su periplo futbolero. 

El verano del 2012 fue caliente. Javier Cantero ocupaba el sillón presidencial de Mitre 470 y el resto de la historia ya es conocida. El 17 marzo de aquel año, Silvera regresó al LDA, esta vez con la casaca de Belgrano de Córdoba, en donde el reconocimiento de la gente y la CD al unísono no se hizo esperar. "Al amante de las redes", rezaba en su encabezado la plaqueta que la cúpula dirigencial le alcanzó al delantero que lució con todo su orgullo. 

Sin embargo, 31 días más tarde, la bomba explotó. La notificación del embargo en el juzgado Nº 2 de Avellaneda tocó las puertas del habitáculo en poder de JC. La inhibición perteneciente a varios cheques rechazados que corresponden a sueldos y primas atrasadas, sumados a derechos de imagen y vivienda, sellaron la causa 22338, con número de receptoría 1437 y la caratula con el rótulo de NÉSTOR ANDRÉS SILVERA C/ CLUB ATLÉTICO INDEPENDIENTE S/COBRO EJECUTIVO. Las encrucijadas de mismo tenenor de Leonel Núñez y César Luis Menotti sumaban un nuevo capítulo, esta vez con un pedido de un millón y medio de dólares, aguando la fiesta de la reciente victoria clásica por 4-1, imposible de digerir.

No fue hasta octubre del 2014 que el artillero rompió el silencio. Silvera cargó con todo contra Julio Comparada -antecesor de Cantero como mandamás- a quien acusó de fundir a la entidad. “Yo le presté plata al club para que pagara una deuda que tenía con Unión de Santa Fe y con la CAI de Comodoro Rivadavia. Saqué plata de mi bolsillo y le presté casi cuarenta mil dólares a Ducatenzeiler para que pague”, el primer dardo que arrojó, sin quitarle culpas a Compi al acusarlo de su carácter deudor. 

"Por ahí la gente no lo entiende porque piensan que el jugador gana fortunas y le da lo mismo. A mí me dolió muchísimo y por eso lo intimé, que tenía una deuda importante. Llevaba meses sin cobrar y sin embargo agaché la cabeza y seguí laburando, porque era un club que yo quería", arrojó con palabras que llevaron un poco de parsimonia y un cierto pedido de disculpas para el hincha, excusándose ante la injusticia que él creía. 

Un nuevo capítulo se sumó en 2015. Ya con Hugo Moyano como principal directivo, el demante actualizó los intereses adeudados a la fecha y se adhosó al caballo de Osmar Ferreyra, también en esa posición. El monto original arrojaba un saldo de $1.903.208,90, pero con la ampliación gestionada por el futbolista  se sumaron $951.604 en concepto de intereses y costos de la ejecución, dando un total de $2.854.812,90, un nuevo dolor de cabeza, esta vez para Moyano y cía.

Así se "sumaron" más problemas: 
El 2017 trajo consigo aires de renovación y de pagos por parte de la CD. La comisión entregó un nuevo plan de cuotas para cancelar lo adeudado ante el reclamo todavía activo, lo que llevó al levantamiento de la inhibición y a una presentación formal en el juzgado número 2 de la ciudad, detallado a continuación -sustraído de "Con Estilo Rojo"-:


“SILVERA NESTOR ANDRES C/ CLUB ATLETICO INDEPENDIENTE S/COBRO EJECUTIVO”  
Avellaneda, 2 de Febrero de 2017.
Téngase presente lo manifestado.
Atento el estado de autos y conforme lo pedido, procédase a realizar la transferencia electrónica de la cuenta de autos (N° 5026-5121059): a) por la suma de Pesos TRESCIENTOS SESENTA Y NUEVE MIL DOSCIENTOS SETENTA CON 81/100 ($369.270,81) a la cuenta N° ——— CBU —————– del Banco Santander Rio a nombre de Nestor Andrés Silvera C.U.I.T. N° ————– en concepto de pago a cuenta de capital e intereses, b) por la suma de Pesos CINCUENTA MIL ($50.000) a la Caja de Ahorros N° ———— CBU —————— del Banco Galicia a nombre de Alejandro Gurfinkel C.U.I.T. N° 20-18537168-1 en concepto de pago a cuenta de capital e intereses, c) por la suma de Pesos SESENTA Y TRES MIL SETECIENTOS CINCUENTA ($ 63.750) a la Caja de Ahorros N° ————- CBU —————- del Banco Patagonia a nombre de Natalia J. Mandarino C.U.I.L. N° ————–en concepto de pago a cuenta de capital e intereses y d) por la suma de Pesos CINCUENTA MIL ($50.000) a la cuenta corriente N° ———– CBU —————- del Banco BBVA Francés a nombre de Pasos Arceiz & Asociados Sociedad Civil C.U.I.T. N° 30-70748662-3 en concepto de pago a cuenta de capital e intereses.-
Hágase saber que, firme o consentido que se encuentre el presente auto, deberá peticionar por escrito la confección electrónica de la transferencia supra ordenada, debiendo en el mismo acto denunciar a modo de declaración jurada D.N.I. y condición ante el IVA, de quienes resulten beneficiarios.
Cumplido que sea con los aportes de ley del Dr. Valcarce, levántanse las inhibiciones trabadas en autos, a cuyo fin líbrense los oficios de estilo.-
MARIA ELISA REGHENZANI.-JUEZ

Hoy, ya en abril, con aguas un tanto más calmas y dispuestas a correr con su curso normal, parecen haberse acercado las partes y una resolución asoma en el camino. La dicotomía quedará entre entender la causa del profesional, solicitando su paga como cualquier trabajador, o ponerse del lado sentimental y entender que el amor debió primar en esta circunstancia. Para ustedes, el caso Silvera, merece ¿indulto o condena?

jueves, 13 de abril de 2017

Ciencia Ficción: El partido contra Alianza Coronel Moldes



Hay una especie de cáscara algo marginal que envuelve al episodio que amaña este post. Es un recuerdo que racionalmente hablando transcurrió hace poco tiempo, pero de alguna manera parece depositado en una eternidad muy lejana. Si nuestro querido Rojo fuera una serie televisiva, este capítulo se trataría de uno de esos experimentales, en donde los guionistas habituales ceden su puesto a algún delirante que baldea su garganta con bebidas blancas y luego se sienta a volcar de forma retorcida los vaivenes de su imaginación. Porque todos estamos de acuerdo en que lo que sucedió el domingo 26 de Abril del 2015 fue algo fuera de lo común. Una experiencia sin antecedentes en los tiempos contemporáneos del Rey de Copas, que nos conmovió y nos dejó al borde de replantearnos muchísimas cosas. Dentro y fuera del fútbol.

Sería lo correcto iniciar este escrito relatando que pasó Al menos una pista de ello. Pero siento que los renglones reflejados en el monitor, amén de cuanta poesía volquemos en ellos, no sería suficiente. Porque aunque nos llamemos Independiente Inédito, no podemos negar que una enorme porción de esta historia le corresponde de aquí al infinito a Alianza Coronel Moldes de Córdoba. Este equipo, perteneciente a la ciudad de mismo nombre y de no más de 11.000 habitantes, hoy se encuentra coqueteando con la desaparición definitiva al desvincularse de su estructura las formaciones deportivas que, en su génesis, le dieron vida como fusión en el año 2007. A saber: Toro, Everton y Belgrano, de las profundidades del balompié del interior. En tiempos mejores, donde la composición de una única unidad llamada Alianza no estaba en juego, la escuadra vivió sus horas más felices en lo que fue el desarrollo de la Copa Argentina 2014/2015. Participante en aquel entonces del Torneo Federal B y situado como un equipo casi amateur, compuesto por futbolistas de fin de semana que en la rutina oficiaban en diferentes labores que el pueblo les ofrecía, al principio de la competición no fue más que un nombre en una planilla, punto insignificante en la monumental marea de equipos de todas las provincias que se involucran en la competición. El anonimato era un lugar que incluso le quedaba chico a este conjunto perteneciente al departamento de Río Cuarto.

Sin embargo, comenzó a tallar su nombre de forma permanente cuando sentó su presencia con el transcurso de las llaves. Depositó en la derrota a Unión Villa Krause, Deportivo Maipú y Estudiantes de Río Cuarto. Su carrera lo aproximó a los treintaidosavos de final, instancia en donde los equipos de la máxima categoría hacen su ingreso. Capricho del sorteo, Independiente aterrizó en su platillo. El ignoto team se enfrentaba a un gigante adormecido, aún en aquel entonces en camino de volver a ser.

Por nuestra parte, El Diablo atravesaba un trayecto irregular tras el ascenso conseguido seis meses antes. Si Jorge Almirón había despertado cierto interés o respeto en las almas rojas en el Torneo Inicial del 2014 (cuarto puesto, con 33 puntos) estos comenzaban a disiparse en el 2015: El correr de los meses marcaba una caída en el nivel de juego de Independiente. La Copa Argentina era, en efecto, un potencial salvavidas para la gestión. Dato adicional era que comenzaban a gestarse en el vox populi una crítica cada vez más fuerte para con el arquero titular, Diego El Rusito Rodríguez. Germán Montoya, guardameta suplente arribado al equipo meses atrás, era visto como una alternativa razonable ante el rubio futbolista.


La cita llegó una noche de domingo en el estadio Mario Alberto Kempes. La previa del cotejo había estado recubierta por la clásica curiosidad periodística frente a lo desconocido, en este caso el humilde Alianza Moldes. A saber: Caravana de habitantes de Coronel Moldes que se movilizaban semivaciando el pueblo para ver a sus representantes enfrentarse a un equipo de la máxima categoría. "Si ganamos, se cierra el pueblo. Hacemos una fiesta. Con todos." vislumbraban los testigos. Lo cierto era que el promedio de espectadores en un match típico de Alianza era de 300 almas. Como si fuera poco, se agregaba el dato de que este equipo de menos de una década de vida tenía como referente a un fanático de Independiente, el atacante Lucio Constantini, "Me queda lejos para ir a la cancha, pero estoy siempre pendiente. Para mí es un sueño, cuando me enteré no lo podía creer" esbozaba el delantero.

Sin embargo, el rasgo más llamativo de este outsider futbolístico yacía en su arquero, el grandote Sebastián Airaudo. Entremezclándose entre la mística, el rumor y la realidad, llegó a los medios el dato de que él era el panadero del pueblo. Aquella característica digna de un relato del eterno Osvaldo Soriano era totalmente verídica: "Yo trabajo en una panadería, otros compañeros en un frigorífico o son albañiles, nosotros nos ganamos unas chirolas y después nos vamos a jugar al fútbol". A eso llamamos vida real.

Era hora de que la redonda comenzara a girar. Almirón paro en la cancha a  Germán Montoya; Néstor Breitenbruch, Mauricio Victorino, Víctor Aguilera y Emiliano Papa; Gabriel Graciani, Franco Bellocq y Lucas Villalba; Claudio Aquino; José Valencia y Martín Benítez. Nombres, mínimamente, había. La monumental diferencia de nivel, preparación e historia hacía creer que este encuentro debía etiquetarse como un trámite. Pero bueno, ahí es donde nos equivocamos.

Independiente salió a la cancha completamente falto de ideas y prácticamente adormecido. Bastaron solo seis minutos para que un pase lento pero preciso en diagonal al área del mencionado Constantini sea interceptado por el delantero rival Juan Reynoso. La defensa hizo agua en la marca y Montoya se arrojó sin mucha resistencia ante el remate. Gol. Independiente- 0 Alianza Coronel Moldes- 1. "Creer o reventar" deslizó un relator rojo, desorientado por completo por tamaña pesadilla hecha realidad. El eco del batacazo se sintió fuerte en las redes sociales. Lo insólito del suceso destapó el ingenio y la acidez independentista, mecanismo de defensa para intentar apaciguar tamaña situación. Quizá la frase más emblemática fue la catapultada por el periodista partidario Elías Cardozo Bernal, quien mostrando una fotocaptura del marcador de la televisión, acotó: "Decimos que es el AC Milán y listo", en referencia a "ACM", la sigla de Alianza Coronel Moldes que la transmisión exhibía en pantalla.

El tanto no se trató de un mero golpe del azar, sino que fue el vaticinio de una dura resistencia que el conjunto cordobés planteó una vez hecha la ventaja. Con más alma que técnica, Alianza soportó casi hasta la culminación del partido. Faltaban solo cuatro minutos para que el tiempo reglamentario se cumpliera cuando un rebote tras un despeje en la línea fue potenciado por el botín agónico de Christian Ortiz, quien había ingresado desde el banco de los suplentes. El grito de gol fue más para acallar la vergüenza que para explayar el desahogo. Tuvimos que sudar y resistir las puntadas en el pecho ante el heroísmo de nuestro ignoto contrincante. La igualdad nos aproximaba a los penales. Los jugadores de El Diablo iban con la historia a sus hombros. Los de Coronel Moldes, con el saber de que para su gente, y para un país entero, ¿por qué no? ellos ya eran pequeñas leyendas.




La TV captaba momentos épicos por doquier. La cara descolocada de Almirón, la incredulidad de los fanáticos de Independiente en las gradas, los rezos de los rivales, la noche más inédita en mucho tiempo hacedora de una verdadera readaptación de David & Goliat. Pero lo jugoso estuvo en las palabras de Néstor Billalva, el entrenador de Alianza. Encabezó la arenga previo a las penas máximas con un mensaje bastante real: "Sean consciente de todo lo que hemos vivido. Jugaron un partidazo. Para ellos la pelota va a pesar cien kilos ahora, ¡cien kilos! Piensen en todo momento. Vamos a patear un penal, que tantas veces hemos practicado. Pero con responsabilidad, ¡se definen un montón de cosas acá para nosotros! Airaudo, Rivadero y Mugnaini patean, ¿quién más quiere patear? Patea Cordero, ¡¿quién más quiere patear?!".  Poco importaba mantener la formalidad en aquella velada. La historia ya estaba escrita. En el otro rincón, Independiente, con perfil bajo, craneó a sus pateadores cual trámite indeseado y confió en las manos de Montoya.

La diferencia que no se vió en el campo de juego se exhibió, curiosamente, en la tanda de penales. En el primero de ellos, Juan Martín Lucero, quien ingresó en el complemento, prácticamente espero a que un entusiasta Airaudo se tirada a uno de sus palos para colocar la bocha despacito en las cercanías del poste descuidado. Montoya atajó un tiro y otro se fue por arriba del travesaño. Victorino, el mencionado Ortiz y Benítez sellaron, finalmente, la victoria de Independiente por 4 a 1. Pero los festejos duraron muy poco. La nobleza obligaba a emplear dicho plazo en felicitar a un rival que jugó de igual a igual, y que estuvo a cuatro minutos de lograr algo insospechado para todos los transeúntes visuales de aquella noche cordobesa. La mancha del papelón salpicó a nuestro equipo, pero luego se disipó por completo: Se había avanzado de ronda y Alianza Coronel Moldes era historia.

Es un poco extraño el desenlace de esta historia. Como aquellos boxeadores que tras un aguerrido combate se convierten en entrañables camaradas, ver aquel partido dos años más tarde hacen respirar un considerable respeto por quienes representaron a Alianza en aquella jornada. Con muy poco, estuvieron a punto de romper en mil pedazos todos los pronósticos y vaticinios. A escasos días del cotejo, el relator cordobés Julián Marengo, quien transmitió de forma partidaria el encuentro para quienes se habían quedado en Coronel Moldes y autor de un monólogo emocionante en la transmisión pre-partido, fue reporteado desde una emisora local de Avellaneda para que expresara sus sensaciones: "Para ellos, era el partido de su vida. Para mi, la transmisión de mi vida. Todo detalle se magnificaba aún más. Yo siempre decía que era relator de PlayStation. Mis amigos se volvían locos. Mi primer partido fue un Argentina-Ghana, con Maradona de DT. Después seguí las campañas de Belgrano y Talleres. Pero nunca viví algo igual. Me quedé sin aire". Testimonio prácticamente desconocido de una de las voces del casi batacazo.



Sepultado en el recuerdo de las noches que creemos haber visto tan solo en un mal sueño, Alianza Coronel Moldes atravesaría una crisis institucional y futbolística en el 2016, rechazado su plaza en el Torneo Federal y asentándose entonces en la Liga de Río Cuarto. Hoy intenta reanudar su planta tras tensiones entre los componentes de su fusión. De vez en cuando, algunos viejos en el bar del pueblo reviven la noche que su equipo se midió ante Independiente, inmenso trofeo moral que trascenderá cual leyenda de generación en generación. Es un tatuaje en la historia de aquel lugar. Y mientras rememoran, reviven la imagen del arquero Airaudo saliendo apurado del Kempes, con el buzo de Montoya en la mano. "Tengo que ir a repartir el pan, a las cinco de la mañana sale la primer entrega" se excusaba en el vestuario.



martes, 11 de abril de 2017

Darío Sala

Alguna que otra vez nos encontramos con ciertos personajes dispuestos a trabajar de lo que sea. Aquel que, por algún motivo u otro, cae en las entrañas de cualquier labor, que posee mil experiencias y va por muchas más. El fútbol –como cualquier otro oficio- está inmerso dentro de la baraja de posibilidades de aquellos que resultan un tanto afortunados, debido a sus dotes con la redonda. Un trabajo sin oficina, pero compuesto de entrenamientos y concentraciones de lunes a domingo, que confluye con la cotidianidad de las mayorías marginadas del profesionalismo en este deporte, aunque con ciertas excepciones a la regla.

Córdoba. Mítica provincia enlazada con miles de factores que llevan al imaginario de una de las regiones más bonitas de Argentina. El cuarteto, sus ciudades, paisajes, la tonada, el trasfondo histórico-cultural y el fernet (?) serán las primeras características rimbombantes que vendrán a nuestra cabeza a la hora de pensar en ella. En el epicentro de esa provincia, apenas tres meses después de la Copa del Mundo de 1974, nacía un nuevo proyecto de futbolista. Al menos eso demostró la historia, pese a los condicionantes que hacían creer que el rumbo de este personaje estaría desviado hacia otros lares. Darío Sala, haría su primera aparición un 17 de octubre y, con él, la personificación de un guardameta con vasta trayectoria en el ámbito doméstico.

Pese a su poco fanatismo por el deporte en sí, definido por él mismo ante la vagancia que el generaba ir a entrenar, su primer contacto con el balompié se dio desde el lado de afuera del alambrado. Lejos –en ese entonces- de ser alguno de los 23 personajes que corren detrás de una pelota, ocupaba su tiempo vendiendo churros o choripanes en diversas canchas, como la de Instituto -institución de la cual reconoció ser hincha- pero en donde no tuvo lugar para demostrar sus cualidades.

Ante su necesidad del rebusque, incursionó en varios trabajos autónomos mientras transcurría su adolescencia. Paseador de perros y comerciante fueron las principales actividades durante su adolescencia, antes de caer en la universidad para estudiar abogacía, convertirse en Teniente del Liceo Militar General Paz o encontrar su felicidad ligada a un balón.

Un día cualquiera en Nueva Córdoba, Sala se alistaba para comenzar una rutina rodeada de canes o de alguna que otra factura que debía vender a los espectadores en el Parque Sarmiento. Sin embargo, y como cualquier volantazo propio de la vida, vio en un diario que probaban jugadores libres. “A cuatro días de haber leído eso ya era profesional”. Su aventurista travesía lo llevó a pisar suelo porteño por primera vez. De 1992 a 1995 San Lorenzo de Almagro se conviertó en la entidad en propiciarle su primer contrato. Entrenado por Héctor Baley –guardavallas campeón del mundo en 1978- que fue su mentor durante los tres años en el Bajo Flores.

Sin embargo, y pese a la oportunidad en uno de los equipos grandes de Argentina, su reticencia a estar en la gran ciudad lo llevó a volver a su Córdoba natal, para brindar sus voladas a Belgrano de Córdoba, casaca que vistió durante una temporada y con la que –tiempo después- reconoció haberse emocionado por el ascenso a primera en el 2011, pese a su fanatismo por La Gloria. Racing cordobés y Belgrano, entre 1996 y 1998, completan un cuarteto de sentimientos por entidades de aquella provincia, antes del regreso a Buenos Aires.

En 1999 recae en el conurbano para sumarse a las filas de Los Andes. Con los Milrayitas, lugar en donde ganó la condición de idolatría, logró el ascenso a la primera división, con grandilocuentes actuaciones, ocho vallas invictas y un salto a la elite que le permitió su revancha en un gigante: River Plate.

El Millonario representó un desafío difícil de solventar por la presencia de Bonano en el arco millonario. Pese a eso, el cúmulo de cotejos sería alentador, debido a la participación en la extinta Mercosur, Libertadores y certamen local que llevaba a una triple competencia, aliciente más que preponderante para probar suerte en el arco del Antonio Vespucio Liberti. Doce cotejos resultaron escasos y terminó cedido en donde a nosotros más nos incumbe: Independiente.

Llegaba el 2001 y Sala, marginado pese a la amistad que generó con Américo Gallego, decidió cambiar de aires y buscar la consagración en otros lares. Y ¿qué mejor que llegar a Avellaneda? A préstamo por un año, a cambio de 80.000 dólares, una plusvalía de 115.000 y la posibilidad de acrecentar su estadía por doce meses más, decidió firmar con el Rojo, lugar en donde tuvo la oportunidad de recaer anteriormente, de no ser por sus dudas y la puesta del gancho con la banda.

“Vengo a uno de los clubes más grandes. Puede ser lo que necesito para mi vida futbolística. Vengo a triunfar acá. Y a devolverle la confianza a los directivos, al técnico que dio el okey y a toda la gente que en la calle me dice venga al Rojo”, soltó a pocos minutos de poner la rúbrica en el contrato y alistarse bajo las órdenes de Enzo Trossero.

El esperado debut llegó por la Copa Mercosur. Un Diablo envuelto en esas míticas noches que tanto disfruta, cruzaba la Cordillera de los Andes para visitar al Colo-Colo chileno. Un equipo diezmado por las bajas del avión Ramírez y Silvera, debía conseguir un buen resultado para aspirar a tener chances para acceder a la próxima fase del certamen, cosa que no sucedió. Aquella noche en el Monumental de Santiago, cayó por dos a uno –gol convertido por Gastón Galván- en lo que significó el bautismo con la divisa punzó.

Las oportunidades fueron pocas. Un plantel integrado por el mismo Sala, junto a Damián Albil y Ariel Rocha hacían dificultosas sus posibilidades de actuar de forma consecutiva, sumado al condimento de que Rocha era el de más preferencia para el deté, al menos hasta el 2002.

Consumada la salida de Trossero y la asunción de Néstor Cláusen con buzo de entrenador, el Clausura 2002 representaría más acción para Sala. Pese a arrancar en el banco de suplentes ante la titularidad del mencionado blondo golero, se adueñó del puesto a partir de la cuarta fecha, en una victoria dos a cero ante Belgrano. A partir de allí, atajó casi siempre, a excepción de un encuentro en donde Albil dijo presente.

El rodaje, no fue de vital importancia para llegar al producto esperado. La renovación esperada no llegó y el Apertura 2002, ya con Américo Gallego como cráneo estratega del equipo, le deparó una salida y el éxodo, por primera vez, a una liga del exterior. El Deportivo Cali lo cobijó entre sus filas y logró convertirse en el mejor portero del fútbol cafetero en el 2003.

El fatídico episodio que tuvo que vivenciar, cuando un rayo cayó sobre la humanidad de dos compañeros en el verdiblanco llevaron a la situación de la rescisión del contrato, comprando él mismo su pase con ahorros, y el regreso al cono sur sudamericano para jugar en Newell´s. Rosario no estuvo cerca y volvió a sentarse en la banca de sustitutos ante la titularidad de Luciano Palos, tal como explicó el Bambino Beira, DT de La Lepra: “Sala habló conmigo y le expliqué que hoy no tenía lugar en el equipo porque Palos estaba pasando por un buen momento y él no está para seguir esperando”.

Jaguares de Chiapas lo llevó a México y lo devolvió pronto en el 2004, para que recaiga en las filas de Arsenal de Sarandí, en donde estuvo unos meses. En 2005 pisaría suelo norteamericano y jugaría en el F.C Dallas hasta el 2010, equipo con el que se retiró y que le propuso el famoso “sueño americano”, que lo cautivó y llevó a que hoy en día continúe en territorio presidido por Trump.

Ya retirado, llegó a la Selección (?). En 2015 le dio a una mano a Gerardo Martino y ofició de traductor para el elenco del Tata, durante una gira que realizaron en la tierra de las fast food. Pese a esta changuita, descubrió varios rubros nuevos durante su estadía en Florida y continuó con el que mejor sabe hacer: definido por él mismo, su mejor ocupación la encuentra siendo un “busca vida profesional”.


Vendo pasto sintético; ropa para entrenar en Texas; tengo los derechos deportivos de los equipos de Showbol en los Estados Unidos y México; produzco tres programas de la cadena ESPN en Houston y Dallas; escribo para la revista ‘Furia Deportiva’ y represento a varios jugadores, como Mauro Rosales”, destacó el uno, inmerso en la comunidad del dólar, lejos de Avellaneda, de su natalicia Córdoba y de los sándwiches de chorizo con los que supo agasajar en su precoz juventud.