domingo, 8 de enero de 2017

Ciencia Ficción: Oscar Ustari marca un tanto de penal



En Clausura 2007 caminaba rumbo a su culminación. Tras el final de la etapa de Jorge Burruchaga al mando, Independiente se reorganizaba fecha a fecha sustentado por el interinato del inoxidable Miguel Ángel Santoro. Con una seguidilla adicta a los empates (de los últimos cinco cotejos, El Rojo había empatado cuatro y ganado uno) se arribó a la anteúltima jornada en lo que sería un encuentro ante el ya descendido Quilmes de Alberto Fanesi. En una escuadra compuesta por algunas promesas, jugadores de paso y otros de suerte intermitente pero nunca efectiva, se posicionaba bajo la valla de El Diablo uno de los jugadores más valorados por la falange roja: El arquero Oscar Ustari. Visto que aquel partido ante los cerveceros era el último en condición de localía (en aquellos tiempos oficiada en la cancha de Racing Club) su presencia en el mismo tenía cierto aroma a despedida: Ofertas suculentas provenientes del Viejo Continente, sumado al constante surgimiento de últimos hombres desde el semillero santorista (Tenía por detrás a Fabián Assmann y Adrián Gabbarini) daban a entender que el adiós estaba cerca.

Junto al mencionado Osky, dijeron presente en el once titular Carlos Baez, Guillermo Rodríguez, Leandro Gioda, Sergio Escudero; Gastón Machín, Adrián Calello, Enzo Bruno; Daniel Montenegro; Ismael Sosa y Germán Denis. El rival, despidiéndose de la máxima división de manera anticipada, se apoyaba en algún milagro futbolístico que dibujaran sus bastiones Alvaro Pereira, Diego Torres, Pablo Batalla y Carlos Luna. Pero su defensa tenía tendencias endebles y su arquero, Luciano Palos, antecedentes de actuaciones en muy bajo nivel.

Sería el mismo Palos quien, en el afán de impedir un avance en su área de Sosa cuando transcurrían cincuenta segundos de partido, manotearía de manera abrupta el balón, trastabillando al joven atacante y llevándolo a la caída. Claro penal que Montenegro cambiaría por un gol tempranero. A escasos minutos del cierre de la primera etapa, una media vuelta habilidosa de Sosa desembocaría en un derechazo cruzado que, con ayuda de Palos, besaría la red quilmeña. Dos a cero cómodo ante la pasividad oponente.

La tarde regalaría otra jugada de peligro roja, cortada de manera torpe y desesperada por la defensa rival. Un exquisito centro de Montenegro fue interceptado por el pecho de Germán Denis, dispuesto a patear al arco e ir a por el gol. Con más intención que casualidad, el defensa Manzanares lo cuerpeó motivando su caída. El referí Saúl Laverni no vaciló en cobrar un nuevo penal para Independiente. Pero este tendría un sabor distinto, ya que su pateador tenía carácter inédito hasta entonces. Conmovido por el cada vez más cercano fin de sus años en El Rojo, y un tanto motivado debido a la tranquilidad en la cual se había sumergido el partido, casi poniendo su rol en piloto automático, Oscar Ustari recorrió la totalidad el campo de juego para hacerse cargo de la pena máxima. En instante, todos los independentistas se pusieron de pie para alentar la sorpresiva travesía del arquero.
Frente a frente con su colega Palos, tomó un leve trote en diagonal al balón y destinó al gol a la redonda gracias a un preciso toque de derecha. Gritos de gol y melodías de aplausos aturdieron el estadio, traduciendo aquel tanto como un “hasta pronto” dicho desde el botín del arquero. Mientras sus compañeros lo abrazaban, en España comenzaban a coser el apellido Ustari al buzo del Getafe, equipo adquisidor del jugador.

El resultado final sería de 4 a 1. Aquel 10 de Junio de 2007, la hinchada coreó sin césar el nombre del joven último hombre. Días más tarde, en la visita a Gimnasia de Jujuy que acarreó un triunfo por 3 a 1, Oscar Ustari se despidió definitivamente del arco de Independiente.

(Anteriormente on-line en Siempre Independiente)


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