El 2015 aún no llevaba ni medio mes de vida e Independiente
tambaleaba sin rumbo alguno en el mercado de pases, factor que desencadenaría
una seguidilla de transferencias frustradas que quedaron en el olvido causa de
que en simultaneo el DT en aquel entonces Jorge Almirón deslizaba que Daniel
Montenegro ya no formaba parte de sus planes, noticia que acaparó mayor
atención que lo anteriormente detallado.
El brindis de año nuevo entre los dirigentes de El Rojo
había sido con una sonrisa en el rostro ya que de manera fugaz se había cerrado
al primer refuerzo, el defensa uruguayo Jonathan Lacerda, de último paso por
Olimpia de Paraguay. Pero dicho player no llegó siquiera a poner pie en el
césped del Libertadores de América cuando, un puñado de días después, fue
presentado como refuerzos del Dorados de Sinaloa. Sorpresa, enojo y
desconcierto generaría en Independiente dicho viraje en esta historia, pero los
eventos desafortunados en las transferencias aún no habían acabado.
El 8 de Enero diferentes medios publicaron que Rafael
Delgado, 24 años y lateral izquierdo de antecedente en Rosario Central (44 PJ,
3 G) era nuevo jugador del club. El propio futbolista expresó lo que le
representaba arribar a la institución: "Es
un paso muy importante en mi carrera por todo lo que representa jugar en
Independiente”. Con ambas partes encaminadas, y el escollo usualmente más
tenso, el contrato, prácticamente cerrado, el equipo tenía reforzada su banda
izquierda gracias a dicha incorporación. Tan solo quedaba la revisión médica
para que todo esto se tornara, oficialmente, en realidad.
48 horas después, cualquier posibilidad de que Delgado se
póngala la casaca roja quedo disipada en la nada. Un problema en su rodilla le
obligaba a un mes de reposo y la contratación se obstaculizó de manera ardua.
Lo que era un problema de peso liviano se transformó en una carga considerable
ante tamaños tropezones que Independiente estaba cometiendo en el mercado de
pases. Las negociaciones se encapsularon en un punto muerto y un acuerdo que
conforme a ambas partes cada vez iba girando cada vez más hacia un apretón de
manos y despedida. Descomprimiendo la situación, Delgado terminaría firmando
con Estudiantes de La Plata, clausurando cualquier posibilidad de jugar en El
Rojo.
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