Este es un post que me resulta ciertamente difícil de
redactar. En primer lugar, porque forma parte de una saga de casos que componen
esta sección que siempre dejan cierto sinsabor en la garganta: Hablamos de las
historias que merecían tener un mejor final. Y por otro lado, Fabián Assmann me remite
a una de las postales más primerizas de la simbiosis que el fútbol compuso con
mi infancia: Tenía diez años, y era una noche de sábado en la cual ‘El Rojo’
visitaba Mataderos para medirse ante Nueva Chicago. Transmitido por América TV,
tengo la firme memoria de haber visto con mi abuelo ese match donde un
debutante guardavalla atajó todo lo que le lanzaron. Se trataba del homenajeado
de este post, el cual disputó su primer partido en aquella velada, en el empate
en cero ante ‘El Torito’.
Criado en las inferiores del club y siendo fruto del
semillero de arqueros que construyó Miguel Ángel Santoro, Assmann apareció en
la escena independentista como un promisorio suplente de Oscar Ustari. Las
intermitentes lesiones de aquel arquero le permitieron, justamente bajo la
tutela de ‘Pepe’ en uno de sus interinatos, dar sus primeros pasos en la máxima
división. Poco tiempo después de su primera aparición, Ustari fue vendido a
Europa y el nuevo entrenador Pedro Troglio le confiaba, allá por mediados del
2007, la titularidad del arco. Por aquel entonces, Assmann tenía 21 años. Fue
una pieza inamovible en aquella escuadra que tuvo un arranque arrasador (5-3 a
Lanús, 3-0 a Tigre, 1-0 a Central, 1-0 a Argentinos) y luego bajaría su guardia
descuidando su cosecha de puntos y finalizando el torneo en la mitad de la
tabla.
Hay un conjunto de hechos esenciales para comprender la
conclusión de la primer (y más destacable) etapa de Assmann en Independiente.
En primer lugar, la contratación de Hilario Navarro en el año 2008, que comenzó
a mostrarse como un férreo competidor para con nuestro homenajeado en lo que
respecta el arco de ‘El Diablo’. Luego, se acopla el pésimo Clausura 2009 que
realizó el equipo, que incluyó derrotas humillantes como un 0-5 ante Banfield,
1-5 ante Estudiantes, 1-5 ante Lanús y 1-4 ante Gimnasia de Jujuy. Él estuvo
presente en aquellas dolorosas caídas. Sería tonto cargar con la culpa de
tamañas goleadas únicamente al portero, puesto ingrato si los hay. Es más,
Assmann tranquilamente podía ser visto como uno de los pocos puntos rescatables
de aquella deslucida plantilla. Pero para Américo Gallego, ‘salvador’ de aquel
‘Rojo’ sin rumbo en las últimas fechas de ese torneo, la valla tenía el nombre
de Hilario.
Concluido aquel nefasto torneo, ‘Faby’ hizo las valijas y
emprendió rumbo a su nuevo equipo: Las Palmas de España, donde atajaría en
condición de préstamo. La sorpresa se dejaba ver en aquel traspaso, ya que
aquel conjunto se encontraba disputando la segunda división de su país,
sumergido, además, en una delicada situación institucional. Assmann, quien
meses antes había recibido sondeos del Chelsea inglés, realizaba una arriesgada
apuesta en cuanto a su carrera. La experiencia en la península ibérica duraría
tan solo unos pocos meses. Terminada la misma, regresaría a Independiente.
La disputa por un lugar en el arco ahora estaba compuesta
por un aguerrido Hilario Navarro, un Adrián Gabbarini que ya demostraba grandes
condiciones en el primer equipo y un joven Diego Rodríguez que asomaba desde la
reserva. Transitó el 2010 y 2011 alternando el puesto gracias a rotación y,
principalmente, lesiones de sus colegas, ese mal que siempre acudió a los
arqueros de nuestro equipo. Claro que él no fue ajeno a este hecho: En 2011 y
2012 padeció impedimentos físicos que lo alejaron por meses de la práctica de
fútbol. Su presencia en el club se comenzaba a desdibujar a medida que las
temporadas pasaban. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, Hilario bajó su
nivel, Gabbarini abandonó el equipo en medio de una lesión acoplada con un
durísimo enfrentamiento con la comisión directiva y Diego Rodríguez, entonces,
comenzó a establecerse como titular. El 2012 llegaba a su fin y el turbulento
2013 se incorporaba a nuestras vidas. Assmann vió desde el banco de suplentes
como el nefasto 15 de Junio Independiente perdía la categoría a manos de San
Lorenzo. Iniciada la reconstrucción del equipo que en aquel entonces encabezó
Miguel Ángel Brindisi, la temporada que el equipo afrontaría en la B Nacional
postulaba al protagonista de este post como nuevo arquero titular, relegando al
banco de suplentes a Rodríguez. Eran un tanto incierto los antecedentes de
Assmann, debido a su latente irregularidad. Pero la pretemporada prometía
devolver al meta a su máximo nivel, convirtiéndolo en una potencial pieza clave
del ansiado ascenso.
Lamentablemente la fortuna fue esquiva para el arquero.
Mostró una actuación poco convincente en el debut, cuando Brown de Adrogué dejó
boquiabiertos a propios y extraños al vencer a ‘El Rojo’ 2 a 1 en su propia
cancha. Continuaría para el equipo un sinfín de grises y una victoria
aliviadora que jamás aparecía en escena: 0-0 con Boca Unidos en la fecha
consecuente y luego un ineficaz 2 a 2 ante Aldosivi de local. En aquel cotejo, Assmann
corrió con cierta responsabilidad en los tantos del team marplatense: Descuidó
su palo en el primero y no logró descifrar con rapidez un breve rebote que hubo
en el área y que daría a luz al gol del empate. En los ensayos tácticos
posteriores a aquel partido, Brindisi probaría en la vaya a Diego Rodríguez.
Omar De Felippe, sustituto de MAB tras su renuncia, mantendría a ‘El Ruso’ como
titular.
Assmann disputó su último partido con la camiseta de
Independiente en la victoria por 4 a 2 ante Santamarina en un encuentro
perteneciente a los 32avos de final de la Copa Argentina. 2013-2014. A mediados
de aquel año, hizo sus valijas y se marchó rumbo al fútbol mexicano. Tras siete
años en el plantel profesional de Independiente, exceptuando su fugaz experiencia
española, dejó la marca de 108 partidos jugados y 126 goles recibidos. Cuando
Fabián dejó atrás a esta institución, estaba también dejando atrás a su hogar.
Sentir nombrar al homenajeado de este post me remite a mi
escuela primaria. Las figuritas Panini, los primeros partidos ‘en serio’ en
cumpleaños de los compañeros, la primera camiseta de ‘El Rojo’ que te compran
para tu cumpleaños, con la vieja marca de ‘Márquez’, los relatos de Walter
Nelson y los sagrados Pro Evolution Soccer pirateados con liga argentina
incluida, musicalizados por Los Morrones. También a los partidos de fútbol que
miraba con mi abuelo. Y a la primera vez que pedí un autógrafo en mi vida: Era
Marzo del 08’ y me encontraba con mi madre almorzando en un local de pastas del
Alto Avellaneda. Impactado quedé cuando vi entrar a un hombre alto, de pelo
peinado puntiagudamente hacia el costado, entrar al lugar y pedir un plato de
fideos sin salsa. Con las manos temblando, me aproximé a él con una servilleta
y una lapicera. De buena manera, aceptó mi petición de inmortalizar aquel
momento con una firma. En aquel arrugado papel, que hoy yace amarillento y
viejo a un costado de mi escritorio, se puede leer: ‘Para Esteban, con afecto.
Fabián Assmann’.
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