martes, 26 de septiembre de 2017

Ciencia Ficción: El Proyecto Dromi


La década del 90' se aproximaba a su conclusión. En Argentina, la inestabilidad social comenzaba a ser palpable siquiera poner un pie en la calle. Las privatizaciones, el desabastecimiento del Estado y los salvajes recortes en gasto público comenzaban a esbozar focos de pobreza cada vez mayores, acarreando la reprobación de una enorme parte del electorado, desencantada con la clase política nacional. Y eso que aún faltaba lo peor.

En fin, tras una década en el gobierno, el menemismo se despedía y eso implicaba que sus miembros debieran buscar nuevos fueros puestos en la función pública o privada para continuar desarrollando sus actividades puertas afuera de Casa Rosada. Símbolo de aquel tiempo de pizza y champagne era Roberto Dromi, Ministro de Obras y Servicios Públicos entre 1989 y 1991, ferviente fomentador y defensor de la privatización de toda entidad pública y autor de una de las frases más simbólicas de aquellos tiempos: "Nada de lo que debe ser público, permanecerá en manos del Estado".


Tras despuntar el vicio como asesor presidencial y sujeto en las sombras de la orquesta política argentina, en Abril de 1999 Dromi buscaba un nuevo proyecto donde volcar sus ambiciones personales. En Avellaneda, más específicamente en la Doble Visera, encontró un potencial terreno fértil para sus deseos. Así surgió el Proyecto Dromi.

El primero en tener en sus manos el borrador de dicha iniciativa fue el presidente, Héctor Grondona. ¿En qué consistía puntualmente? Reformación del estatuto, racionalizar los gastos del club en todos sus ámbitos y disciplinas, en pos de un plan de austeridad -y promoviendo el ingreso de un grupo inversor que sustente las contrataciones- y la construcción de un nuevo estadio: El mismo tendría su lugar en Villa Domínico, en donde funcionaría un complejo de índole tanto deportiva como cultural, con el agregado de la instalación de un amplio cine. Además, la política partidaría debería ser reordenada en forma de co-gobierno, ténicamente para promover las voces de las corrientes minoritarias. El contexto monetario de tamaña maniobra estaría sustentado por consultoría externa, ajena a las puertas adentro del club.

¿Cuáles fueron las respuestas? Desde el oficialismo, Grondona alentó la movida: "Es un proyecto muy grande, que hará de Independiente un ejemplo". Pero por otro lado, tanto Pedro Iso y Jorge Bottaro -enfrentados con el presidente- se opusieron de manera feroz al asunto: "Quieren desapoderar al club. Buscan cambiar 100 años de historia por una aventura irracional" denunció JB.



La resistencia más fuerte arribaba del hecho de que se asimilaba el nombre de Dromi con el advenimiento de las Sociedades Anónimas en el fútbol. Hecho para nada ingenuo, teniendo en cuenta los antecedentes del sujeto. El Clausura 99', mientras tanto, transcurría en simultaneo al debate. Era habitué ver en el estadio volantes que rezaban: "Digale no al Proyecto Dromi", así como también "No a la entrega del club". Bottaro e Iso impulsaban una ardua resistencia que, a fin y a cabo, ató de pies y manos a Grondona. Mientras el hijo de Don Julio reculaba, comenzaron a darse muestras desde los propios jugadores de rechazo a las políticas que representaba el tal Dromi: En un cotejo, los futbolistas exhibieron remeras con el mensaje: "Defendamos la universidad", forma de desaprobar las políticas menemistas que se encontraban desarticulando el aparato educativo.


A solo tres meses de que el proyecto asomara, Grondona declaró su defunción: "Yo le digo que no al Proyecto Dromi". Excusándose en que tal jugada no era más que un trayecto fácil para levantar una S.A. en Independiente, el hombre alegó que su único interés en aquel plan se basaba en la necesidad de un nuevo estadio. Una década después, en el medio de una turbulenta y destructora gestión encabezada por Julio Comparada, El Rojo inauguraba su nueva cancha. Claro que sin Dromi, ocupado en resolver las acusaciones y causas por corrupción de la obra pública que lo tienen bastante cabizbajo hasta estos días.

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