En Independiente Inédito tratamos de caracterizarnos por contar
historias que sucumban en el carácter principal que enmarca el rótulo bajo el
cual nos acobijamos. Situaciones raras, jugadores ignotos en su paso por
Avellaneda, campañas magras o algún que otro tópico de esta índole aparecen en
nuestras líneas. Poco nos llamó la atención hasta aquí. Quizá algún asombro o
suspiro por reencontrarnos con la vida futbolera de algún que otro profesional
en la memoria del olvido o escazas situaciones llamativas colmaban nuestra
atención, al menos hasta ahora.
Luciano
Leguizamón encuadra un cúmulo de acciones dignas de contar en
nuestras líneas. Llegado a la institución como la “figurita del campeonato”
tras consagrarse con Arsenal de Sarandí, arribó para sumarse a lo que disponía
Américo Gallego como estratega, buscando encarrillar un tren que tenía un
destino devastador.
Lo raro aquí no será
destacar su proveniencia como agente libre; o sus dotes como delantero; su poca
eficacia; sus lesiones o el entredicho que mantuvo con la barra brava del club
en Domínico en el lejano 2013. Todo lo que nos convoca a esta historia tiene su
génesis en su salida de los lares Rojos, el cual él mismo se encargó de hacer
un mea culpa y sentenciar: “Yo no pude
demostrarles lo que era como jugador", al mismo tiempo en que bancó, a
su juicio de valor, injustas críticas de parte de la falange: “Me ensuciaron, los que dijeron que estaba
de joda y hasta que fui al casino".
Mientras el mediapunta
ex C.A.I descansaba en las filas del Everton chileno, noticias desalentadoras
llegaban provenientes del país trasandino. Los hinchas rojos, nos desayunamos
la mañana del 24 de marzo del 2014 con una situación insólita y difícil de
entender. Un nuevo embargo había llegado, cosa que no era noticia, dado el
momento histórico transcurrido hasta ese momento. Lo digno de subrayar, es que
el pedido que arribó a la sede de Avenida Mitre 470 tenía otro objetivo además
del económico: las copas.
Sí, Leguizamón hizo el
pedido por los 16 títulos internacionales que descansan en las vitrinas de la
sede social ubicada en el corazón de Avellaneda. Javier Cantero, mandamás en
esos tiempos, tocó el tema ante las agobiantes cámaras de los medios de
comunicación y sentenció: “"No
pueden embargar al club porque hay un fideicomiso. Matías De Federico quiso
hacerlo y no pudo. Por eso, el abogado de Leguizamón (Ricardo Frega Navia) sale
a los medios para hablar y extorsionar. Además, las Copas sólo tienen un valor
simbólico".
Por su parte, quien
cuida del bienestar patrimonial del jugador, cruzó a J.C y volvió a la carga
con más: “"Mi defendido colaboró
pidiendo que se le pagara sólo su año de trabajo y no todo el contrato, que fue
de tres temporadas. Él no quiere lastimar la imagen del club, lo único que
quiere es cobrar”.
La deuda original con
el player era de 2.396.000 pesos –sumados
dentro de la misma costos por $600.000- que en esos momentos eran imposibles de
solventar. El caso “copero” surge por una extensión desmedida (?) de tiempo en
el juicio laboral, lo que llevó a que los bienes más preciados de los tiempos
sean solicitados para saldar lo adeudado.
Largos meses debieron
pasar para encontrar una salida digna ante semejante escollo. El 9 de
septiembre –seis meses después del punto de partida de todo este maremoto
económico- el diario Clarín en su versión digital titula: “Arreglaron con Leguizamón y las copas están a salvo”.
Con Hugo Moyano como
conductor de los destinos políticos, futbolísticos y económicos de la entidad,
se llevó a cabo el acuerdo, con la palabra de Héctor Maldonado –Secretario General-
que llevó paz y armonía, al sentenciar que las formas estarían acordadas y que
seis cuotas de 250.000 pesos serán suficientes para calmar las aguas. El Diablo saldó todo en un total de
1.500.000 pesos, cifra bastante menor que la exigida en un primer momento.
A modo de resumen: la
estadía por el predio lindante al acceso sudeste del hombre oriundo del
Concepción del Uruguay, dejó como saldo un total de 16 escollos con nuestra
divisa, un tanto convertido y un embargo que quedará para la posteridad en la
memoria colectiva de los hinchas y en los escritos de este blog.
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