jueves, 26 de octubre de 2017

Marcelo Pontiroli


El tema de los arqueros no siempre fue una cuestión que esté resuelta en Independiente. El gran trabajo de Miguel Ángel Santoro para mejorar los movimientos y habilidades de los goalkeepers que provenían de la cantera no estuvo presente durante una época de más sinsabores que el dulce de la victoria o conquista de títulos. Nos remontamos, entonces, al comienzo del nuevo milenio para desempolvar uno de estos casos.

Corría el año 1999. Norberto Scoponi era el golero titular en el Rojo mediante el mandato de César Luis Menotti como director técnico. Sin embargo, de a poco, empezaba a asomar un portero cuya fisonomía empezaba a cerrar para la CD y cráneo independentista, y no nos referimos únicamente a su pelada, seguro presente desde la adolescencia (?).

Marcelo Pontiroli, hombre surgido de Deportivo Español, pasó de adueñarse del arco "gallego" -relegando al histórico Pedro Catalano y vio su climax dentro de una cancha en las filas de Argentinos Juniors, en donde destacó en los más de 70 partidos en donde estuvo presente en su primer ciclo. Ante la necesidad de sumar a alguien más para que se pose debajo de los tres palos, el oriundo de San Andrés de Giles se mudó a Avellaneda para dar el salto a un grande, en carácter de préstamo.

Pese a que Menotti, en primera instancia, y luego Enzo Trossero cuando ocupó su lugar en el banco de suplentes, lo mantuvieron como principal sustituto, obtuvo protagonismo, no sólo producto de las cualidades que mostró durante los entrenamientos en Villa Domínico, sino también por un supuesto enfrentamiento que el titular mantenía con el deté.

Apareció en el Apertura 1999 y los primeros aires fueron frescos y reconfortantes. Buenas actuaciones en el torneo local, como ante Chacarita que venía de conseguir tres triunfos al hilo, o sus primeras armas en la Copa Mercosur ante Flamengo hacían que la gente deposite un poco de crédito en el "pelado" de apenas 22 abriles.

Pero, como todo lo que sucede en este blog, el idilio comenzó a cesar conforme pasó el tiempo. El recelo producto de magras actuaciones a nivel colectivo lo vieron como principal culpable. El puesto de arquero, dicen los que saben, es el más ingrato. El punto cúlmine llegó tras un increíble error al mejor estilo Rocha que vivenció ante Instituto, saliendo a cortar un centro a vaya saber quien a dónde, decretando el 2-1 en contra y con la responsabilidad en su espalda. La mirada atenta de Trossero decía todo, aunque intentó apaciguar con sus declaraciones y bancar al "uno": "Fue una desgracia y hay que apoyarlo al máximo".


Pese a los dichos del D.T la danza de nombres empezó a surgir. Pablo Burtovoy relegado en Colón era una de las alternativas que se manejaban, mientras que Marcelo Luca, Daniel Islas y Damián Albil esperaban un escalón más abajo su oportunidad.

El verano del 2000 cimentó su ida. Faryd Mondragón llegaba como profeta en su tierra y, pese a que pareció sostener la titularidad en el torneo de verano, el colombiano se adueñó del puesto haciendo que Marcelo busque otros lares.

El Chelo pasó por Belgrano, Lanús, Quilmes, Argentinos -nuevamente- y Deportivo Merlo para cerrar su historia ligada al fútbol en el 2011. Entre Mercosur y torneo doméstico cerró la cuenta de 23 cotejos con la casaca del Diablo y dio paso a su lugar de prócer en A.A.A.J y Q.A.C.

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