viernes, 4 de agosto de 2017

Federico González

Los escritos de hoy no invitan a andar con rodeos. Inútil sería hacer una especie de introducción que juegue al misterio ante tamaña situación y la envergadura del suceso que vivenció nuestro protagonista del día. Es más, podríamos decir que la coyuntura de lo acontecido un 8 de diciembre del 2006, el escenario que fue espectador de lujo de este episodio, es mucho más grande que el muchacho ignoto por su presencia, pero superlativo por su esporádico momento de fama que lo llevó a meterse de lleno en la historia Roja.

Hablamos de un 8/12/2006 como punto de partida en nuestra cronología. Aquel día, domingo para ser exactos, no sería uno más para el hincha de Independiente. Y no por el hecho de que aquellos católicos celebren en familia el día de la virgen, curiosa paradoja ante la presencia absoluta del mismísimo Diablo paseándose como en sus mejores tardes por toda Avellaneda, sino porque el suceso en aquella fecha invitaba a todos al recito de siempre, una iglesia -valga el juego de palabras- para todos los peregrinos nuestros, habitúes de asistir a una misa dominguera por excelencia, pero con un tinta especial en esa ocasión.

La Doble Visera de Cemento albergaba su última función. La siempre entrañable y recordad primera cancha de cemento en América, y segunda en el mundo, decía adiós a todos, dando paso a un proyecto ambicioso y modernista impuesto por Julio Comparada, mandamás en aquel entonces. A todo esto, Gimnasia de Jujuy era el invitado del día, un observador de lujo de lo que era una multitudinaria fiesta roja en donde, al menos en los papeles, sólo iba a ocupar el rol de personaje secundario, lo que terminó en algo mucho más.

Jorge Burruchaga, deté de aquel equipo modelo '06, craneaba su estrategia y las armas a utilizar de cara a un Apertura que se apagaba como un cigarrillo llegando a la colilla. Entre sus variantes, Federico Gonzélez, delantero entrerriano de apenas 19 abriles, se dispuso a tomar su lugar en el banco de sustitutos, para ingresar en caso de que el resultado no sea el más favorable.

Luego de una jornada que incluyó un partido homenaje con viejas glorias del club -entre lo que recuerdo un tanto de la Chancha Mazzoni de emboquillada- un show de los "Auténticos Decadentes" y posterior presentación en público de Cesar Pueyrredón, la redonda comenzó a correr desde el círculo central para dar inicio a la última jornada de un certamen que sólo tenía en juego el corazón.

El elenco jujueño arrancó en ventaja desde el inicio con un tanto de Ring Ring Balvorín, ante una defensa atónita y un cantar eterno que bajaba desde las tribuna, claro, ya no importaba el resultado, sólo disfrutar de las fotografías constantes que tomaban nuestros ojos. Luego de un primer tiempo abajo en el tanteador, con el rival complicando con contras y los propios ordenados pero sin punzar fuerte, fue que Burruchaga ojeó al costado y vio en González una carta en la cual confió para poder cambiar la ecuación.

El joven atacante ingresó a los 58' de transcurrido el juego por Hernán Fredes. Tres minutos apenas le bastaron para ponerse el traje de héroe, de manera momentánea, y convertir para decretar el empate parcial, en su debut absoluto con los de Alsina y Bochini. ¿Qué más podía pedir? Juvenil entra, debuta y moja el día del despido a un símbolo de la historia. La cuenta varió, de todos modos, ya que Darío Gandín amplió el marcador y sentenció la derrota final. El trámite incluyó un tanto no convalidado a González en un dudoso offside marcado, pero a esa altura, ya nada importaba.

Mientras detrás del arco que deba a la tribuna visitante se preparaba el escenario para el show que se avecinaba, Javier Collado señaló a la mitad de la cancha y dijo basta, envuelto en una horda de fuegos artificiales que bañaban de luz el paisaje y con el cántico que entonaba "de la Visera no me olvido nunca más...", proveniente de las 50.000 gargantas presentes ese día. ¿Cuál es la vinculación con González? En los registros quedará como el último jugador rojo que convirtió en el antiguo santuario, único e irrepetible.

Su estadía entrenando en Villa Domínico no duró mucho más. Al no ser tenido en cuenta, recaló dos años en Ferro, donde tuvo un par de buenas temporadas, antes de regresar al predio lindero a la Autopista Buenos Aires - La Plata. En 2009 Américo Gallego no lo consideraría y se iría de forma definitiva para la temporada 2010/2011, en donde tuvo la oportunidad de ascender a la primera división.

La vida del oriundo en la ciudad de Colón e Independiente se volverían a cruzar, de la peor manera, en 2013. Con el promedio asechando y la reciente incorporación de Miguel Brindissi como técnico, Fede tuvo la oportunidad de enfrentar a la entidad que lo vio nacer, donde convirtió un tanto, selló una derrota y dio un golpe de realidad, a un equipo plagado de profesionales de experiencia, pero sin la dinámica y ferocidad para disputar esa clase de cotejos.

Los últimos pasos del ex Crema los da en el Puebla mexicano, luego de pasar por Tigre. Su estadía en el lugar que nos compete nos arroja un saldo de 16 partidos jugados y un gol que unirá por siempre el carácter histórico, lo emocional y el registro de su apellido de por vida.


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