miércoles, 9 de mayo de 2018

Piedra en el zapato: ¿La maldición de Gimnasia?




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Gimnasia La Plata ha cobrado cierto protagonismo en estos últimos días en el mundo Independiente. El reciente empate en dos tantos dejó un sinsabor en los hinchas del Rojo ya que un triunfo frente al conjunto de La Plata dejaba a Independiente con chances más concretas y con más tranquilidad para asegurar la clasificación a la Copa Libertadores 2019.

Sin embargo, el conjunto Tripero e Independiente ha sido un enfrentamiento a lo largo de la historia con un leve historial a favor de los Diablos Rojos, tan solo aventajando por siete cotejos al equipo platense en todo su historial.

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Ambos quizá guardan una de las páginas importantes en el fútbol argentino cuando en el Torneo Clausura 1995 se enfrentaron en la última fecha de aquel torneo que tuvo como protagonista a Gimnasia comandado por Carlos Timoteo Griguol. Con un solo punto, se aseguraba por primera vez un torneo en el profesionalismo, claro que no contó conque Independiente, muy irregular, y con gol de Javier Mazzoni, sentenció la historia que parecía tener final feliz, pero en definitiva el campeón fue San Lorenzo.

Con esto último se traza una conexión en las secciones mencionadas en el título del actual post. ¿Por qué? Desde aquel fatídico encuentro para los hinchas del Lobo, su estadio para acobijar a Independiente ha sido digno de un campo de batalla impenetrable. Repasemos los números de Gimnasia como local frente a Independiente (post gol de Mazzoni): en 17 partidos, el Rojo triunfó una sola vez (Clausura 2011), empató en tres oportunidades (3-3 el último partido disputado en ese escenario) y fue vencido en 13 oportunidades. Realmente, La Plata ha sido un lugar muy complicado para visitar.

En el mundo Independiente circula la idea, dando a la parte ficcional, de que tras el triunfo que arruinó el campeonato histórico a Gimnasia, se perpetuó una "maldición" sobre el Diablo, donde parece que el Lobo quizá logre sanar las heridas causadas por el logro no obtenido.

Sin embargo, probablemente esto, posterior al gol de Mazzoni, no cabe para cuando el Rojo ejerció la localía en Avellaneda: de 20 partidos, sólo perdió en cuatro, triunfó en ocho, y empató en otros ocho. Si bien son más las victorias que derrotas, los empates muestran una tendencia de que no es un partido considerado "ganable".

Con los números un poco más claros, Independiente no logra vencer a este digno rival hace ocho y siete años (como local y como visitante, respectivamente). Hay una diferencia casi mínima, lo que marca que Gimnasia es un hueso duro de roer. Y que también para los más escépticos piensen que quizá, es una cuestión de maldiciones y espíritus. Pero esto es fútbol.



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