“Es extraña esta ciudad, pues yo estoy fuera de escala”, reza Gustavo Cerati en “Paseando por Roma”, otra de las célebres y reconocidas piezas musicales que compuso junto al trinomio de Soda Stereo. Un forastero, un extraño cuyo lugar de origen quedó lejos parece ocultar entre líneas ese mensaje. Una ciudad, un estado o ¿una estación? de distancia que disgrega, si lo encuadramos en la materia del fútbol, aún más puntillosamente en Independiente.
Que una institución,
por determinada circunstancia, deba tomarse el atrevimiento de volverse toro en
rodeo ajeno, no es algo que sorprenderá al mundo de la redonda. En menor
escala, al hincha del Rojo, que por
diversos motivos debió mudar su condición de anfitrión a otras tribunas y
buscar resultados en tierras impropias.
La ciudad de Lanús,
específicamente en el estadio Néstor Díaz Pérez, nos convoca a una serie de
cotejos disputados en terrenos pertenecientes a uno de los últimos campeones a
nivel doméstico. La cercanía, las posibilidades de traslados y la negativa de
otras entidades a prestar su recinto, fueron desencadenantes que motivaron a la
elección del habitáculo de la entidad Grante
para hacer las veces de local, con diversos saltos temporales en las pasada
década.
El primer recuerdo que
viene a la memoria colectiva de los seguidores resultará no grato para
enfatizar en aquellas reuniones futboleras, en donde esbozamos un cierto “¿Te acordás?”, sobre determinado
partido. Es que en el clausura 2004, el Diablo,
conducido por José Pastoriza debió enfrentar al rival de toda la vida, unos
kilómetros más al sur del conurbano bonaerense.
Corría la fecha 15 de
aquel certamen cuando –aún con parcialidades de ambos bandos- el balón
comenzaría a rodar desde el punto central del field lanusense. Los del Pato, con un andar a los tumbos,
recibían a Racing Club con el fin de asentar la paternidad y obtener el triunfo
en terreno foráneo. Pese al buen arranque y la puesta en ventaja con un gol de
tiro libre de Juan Eluchans, la lluvia que caía sobre la ciudad lindera
culminaría desencadenando una tormenta inherente para los propios al ver como
Gastón Fernández, en dos oportunidades, y Lisandro López ahogaban la temprana endorfina
producida por la superioridad obtenida y robaban los tres puntos para los
conducidos por Guillermo Rivarola.
Meses más tardes, ya
con cambio en la dirección técnica y con Julio Cesar Falcioni sentado en el
banco, los avellanedenses volverían a disponer de las instalaciones ubicadas en
Arias y Esquiú. El rival de turno sería Tiro Federal y el motivo de la mudanza
se debió a los desmadres ocurridos en la pasada edición del “Clásico de
Avellaneda” que tuvo condimentos de todo tipo: caramelos Flynn Paff, incendios
en la tribuna académica y un escatológico baile por 4-0, con el recordado gol
de Sergio Agüero y la pérdida de cadera de Crosa.
Volviendo a lo ocurrido
con el equipo rosarino, en un caso contrario a lo ocurrido en el anterior
cotejo disputado en ese campo, los falangistas independentistas volvieron a su
tierra natal con una sonrisa. Fue 1 a 0, con un tanto de Nicolás Frutos y una
expulsión del Kun, para un equipo
encaminado y que conseguía, de manera provisoria, la punta del campeonato.
Aquel día, el Emperador, dispuso de una
oncena entre los cuales hoy algunos homenajeamos y honraremos en nuestro blog: Leyenda;
Pautasso, Méndez, Cáceres, E. Domínguez; Pusineri, Herrón, E. Buján, Biglia;
Agüero, y Frutos.
Casi cuatro años debieron pasar para que el Rey de Copas, volviera a habitar los
“tablones” de La Fortaleza. La
construcción del “Libertadores de América” en marcha, en pos de remodelar la
“Doble Visera”, cuyas tribunas quedarán impregnadas para siempre en las retinas
de cada uno de los hinchas, motivaba a la elección de un nuevo escenario para
la disputa de un Apertura, corriente al 2009, que tenía como adversario a
Newell´s.
El comienzo del campeonato, la implementación del
“Fútbol para Todos” y el regreso de Américo Gallego a la conducción técnica de
un Rojo vestido de blanco para la
ocasión, colmaban de sazón un cotejo que culminaría con otra pálida. Un
cabezazo a los 30 minutos del complemento, producto de la testa de Juan
Insaurralde, generaba un traspié para los del Tolo, que encontrarían un buen andar en el torneo, llegando a
disputarlo hasta las últimas consecuencias. En ese entonces, los que saltaron
al field, dispuestos por el último
deté campeón a nivel local fueron: Navarro; Vella, Tuzzio, Galeano, Mareque;
Acevedo, Godoy, Busse; Núñez, P. Rodríguez y Gandín, dejando en el banco a
luego habituales titulares como Piatti, Silvera o Gabbarini.
Más acá en el tiempo, encontraremos los dos
eslabones finales pertenecientes a esta cadena resultadística que nos sujeta a
lares no habitués a la hora de actuar como convidantes. Deportivo Español –en
primera instancia- resultaría el “enemigo” a vencer esta vez, por Copa Argentina, de suerte esquiva, pero con carácter nómade, debido al federalismo
que la caracteriza. Fue uno a cero para los de Mauricio Pellegrino, con un
tanto de Diego Vera, que concatenaba su quinto partido consecutivo, pero que
encontraría a su verdugo en la próxima instancia de esa competición. Lanús,
compinche propietario del espacio alquilado, dejó sin chances de poder avanzar
en la competición, en el Ciudad de La Plata.
Una zaguera historia más en estos pagos, nos hará
transportarnos al año 2016. El estreno de Gabriel Milito con el sweater negro
de entrenador, hacía ilusionar a todos los fanáticos por el regreso del Mariscal, con toda la especulación
puesta sobre su metodología de trabajo y lo que vivenció en su estadía en
Barcelona junto a Pep Guardiola. Un baño de realidad, producto de los
comandados por Ariel Holan –hoy en Alsina y Bochini- dejó tempraneramente a un
equipo exaltado sin un frente de competición.
“Ahora
es hora de volver”, enfatiza la pieza armónica mencionada anteriormente con
autoría de Gus, que captó el mensaje de manera perfecta. En estos relatos, tres
negativas y dos buenas dejó el saldo de los propios en espacios pertenecientes
a Lanó (?), con diferentes actores,
disímiles motivos y un interrogante que colma el pensamiento: ¿Volverá para
igualar la serie?
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