domingo, 19 de marzo de 2017

Juan Ramón Jara



Fugaz postal de los años 90', en aquellos tiempos de Bill Clinton en la Casa Blanca, el teleférico de La Serenísima en el cielo y la "Doble Visera" aún en pie en el infierno. Juan Ramón Jara hizo lo que todos quisiéramos: Llegar, ganar e irse con la moral alta. Su escasa participación en lo que fue su estadía en Independiente hace que, sin embargo, hoy el recuerdo suyo vistiendo la roja sea algo difícil de encontrar en el inconsciente colectivo del hincha.

Sin la proyección europea de Franco ni la vocación artística de Víctor (?), nuestro homenajeado concentró su trayectoria futbolística en nuestro continente. Nacido en el Paraguay, este defensor hizo sus fuerzas básicas en Olimpia para arribar a la plantilla profesional en 1992. Sus buenas actuaciones en dicho sitio le valieron el arribo a la selección paraguaya, disputando los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Copa América del 93'. En simultáneo, sellaba su pase a Rosario Central, asentándose por vez primera en nuestro país.

Tras un par de años en el mencionado team, el invierno de 1995 sería el tiempo de su llegada a Independiente de Avellaneda, en aval de su técnica desde la banda izquierda del sector defensivo, incluso pudiendo, si la ocasión lo precisaba, ocupar un lugar en el mediocampo defensivo. 

Sus más felices horas en Avellaneda las vivió durante la Supercopa Sudamericana de aquel año, en donde Miguel Ángel Zurdo López lo convocó al primer equipo en gran parte de los cotejos que El Rojo afrontó en aquella competición, en donde el debut fue ante el Santos brasileño de local. Aquella noche, Jara formó cuarteto en defensa con Juan Carlos Ramírez, Pablo Rotchen y Claudio Arzeno. Reaparecía en la ida y en la vuelta de las semifinales ante River Plate, parada previa a la finalísima con el Flamengo, partido que, amén de la histórica victoria global en el Maracaná, no lo tuvo entre los titulares.

De aquí a la eternidad, el nombre de JRJ lucirá fresco y reluciente en los involucrados en aquel titulo continental. Punto y aparte de esto, aún las gargantas rojas coreaban el triunfo mientras él, con cautela, preparaba su valija para partir a nuevos horizontes. 

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