En Independiente Inédito nos encanta hablar de amores. Varios de nuestros relatos aparecen atravesados por uno de los condimentos que sazonan nuestra vida cotidiana. Aquellos que cupido flecha y se quedan para siempre; otros tantos que no arriban –como Pisculichi- pero mantienen un cariño completamente externo; y algunos que, a juicio personal, llegan, enamoran a todos y, de sopetón, consuman una especie de engaño, una inmoralidad propia que divide las tribunas en argumentos y pareceres que resuenan hasta hoy día.
El año 2002 propiciaría
el escenario para que los dos actores principales en esta historia lleguen a
conocerse. De un lado, uno característico, siempre presente en todas las
crónicas escritas y a redactar en este blog, con preponderancia y
sentimentalmente abatido por distintas situaciones: Independiente. Del otro
lado, un talentoso volante ofensivo, zurdo, enganche y con dotes futboleros que
llevaron a que deje la redonda chiquita en Argentinos Juniors: Federico Insúa.
Aquel tiempo de la
obtención del último campeonato a nivel local para los Rojos haría que confluyan ambos personajes en cuestión. Con uno de
los autores materiales más importantes para la obtención de aquel Apertura ’02,
el idilio pertinente, sumados al amor naciente por parte de los falangistas
para el enlace de pelo largo, comenzó a crecer, a tal punto de volverse
referente y uno de los players más
queridos por los tribuneros.
“Estoy
desesperado. Se va. Me quedo sin el 10”, tiró el pope Rojo, Andrés Ducatenzeiler, ante la
salida del ex integrante del elenco de La Paternal al Málaga del España, a
préstamo por un año. A esto, se sumaba la salida de Gabriel Milito al Zaragoza
y el enojo del Cabezón Oscar Ruggeri, técnico en ese entonces, a quien el
Presidente no le pudo cumplir la promesa de que ambos jugadores estarían, como
mínimo, doce meses más ligados a la institución avellanedense.
Una temporada, 33 cotejos
y tres goles tuvieron que transcurrir para que el Pocho volviese a entrenarse con sus compañeros en Villa Domínico,
pensando en lo que sería las competiciones pertenecientes a los años 2004/2005.
El reencuentro unificaría miles de sentimientos provenientes de los hinchas con
el corazón del hombre con procedencia en el país ibérico, para que, con su regreso,
ocupara el lugar que dejó bacante y volviera a ser la manija de un equipo, con
el nivel que mostró antes de su primera experiencia en Europa.
Una tarde cumbre, hito de
la vuelta al field de la Doble
Visera, con una actuación superlativa y dos goles para darle vuelta un clásico
a Boca Juniors, hacía que los seguidores pujasen y exijan la renovación del
contrato del pelilargo, que terminaba al final de la competición en transcurso.
El mes de julio del 2005
llegó y, con él, el mercado de invierno. La operación más importante sería la
retención del jugador estrella, con la renovación del contrato y compra
definitiva de la ficha, ya que los de Avellaneda, sólo contaban con los derechos
federativos. La adquisición del cincuenta por ciento del pase, sería suficiente
para solventar los deseos económicos de la parte empleada, blindar una cláusula
y poder expandir el contrato, del hombre de clamor popular entre las tribunas
de cemento del estadio ubicado en Alsina y Bochini.
Por lo bajo, sin embargo,
otra institución -mencionada ya en este post- empezaba a jugar sus cartas en
silencio. Sin comunicación directa con Mitre 470, hablaron directamente con su
representante, observando la dilatada negociación que Julio Comparada mantenía
con el jugador. Mauricio Macri, mandamás de la institución Xeneize, deslizaba su plan y mantenía diálogos internos con Alejandro
Bouza y Alberto Lavalle –apoderados del futbolista- que miraban de reojo la
suculenta oferta que el club de la ribera tenía preparada para desembolsar.
“Nosotros
estamos tranquilos, tenemos que esperar. Si ellos llegan a firmar un convenio
con Boca nos tienen que avisar y poseeremos cinco días para tomar una decisión.
Esperamos algo oficial”, sostuvo con tranquilidad J.C, atajándose ante cualquier posible especulación
y pasándole la pelota al player. Sin embargo,
por atrás, el empresario sabía de las intenciones propias de Insúa, cuyo gusto
era acercarse al barrio de La Boca, mientras este guardaba silencio ante las
acusaciones.
Fuego y contrafuego
cruzaba el Puente Pueyrredón, mientras horas drásticas para unos y propicias
para otros se vivían, mientras la novela llegaba a su fin. Comparada,
prácticamente único delegado para hablar con los medios de comunicación disparó
munición gruesa contra el Presidente Macri a quien calificó de “irrespetuoso”. "No tiene ética. Se cree que puede llevarse al mundo por
delante", soltó en forma de granada que calló en Brandsen 850, ante la
confirmación de la transacción de Avellaneda a la Boca, por un total de
2.800.000 dólares, a cambio del 80 por ciento del pase.
Lo que empezó en forma de
una guerra mediática entre unos y otros empezó a resonar también en las
tribunas, no sin que antes Compi, suelte
algún dardo más hacia la cúpula boquense
y al deportista que iba a calzarse la azul y amarilla. "Pelearemos por nuestros derechos, pero no vamos a retener a
aquellas personas que no quieran jugar en la institución”, cargó el presi mientras que guardaba el último
resquicio de pólvora para su “rival” dirigencial, hoy Presidente de la Nación:
“Yo me manejo con los códigos de la ética
y las buenas costumbres. No espero ninguna respuesta suya. Él ya sabe que estoy
decepcionado, porque además no es la primera vez que nos hace esto. Con Franco
Cangele me hizo cambiar las cosas siete veces. Habíamos pactado algo y terminó
cambiando los números”.
La pelota volvía a rodar
de cara a un nuevo torneo venidero e Insúa, envuelto en un voto de hermetismo,
ya lucía le casaca con el escudo del C.A.B.J en el pecho. El Apertura 2005
sería el desafío que tendrían los 20 clubes de primera división hasta fin de
año. Sin embargo, y pese a la reanudación con la vuelta a la disputa de los Rojos, la gente no olvidó lo ocurrido y
depositó su rabia con el propio jugador. “Insúa
traidor, la dignidad no tiene precio” y “Pocho:
te cagaste en la gente que te quiere”, rezaban las banderas colgadas en el
estadio de Newell´s, -símbolo del vox pópuli general- con el principal enojo
puesto en anteriores declaraciones del siniestro, donde manifestó que en
Argentina no jugaría en otro lugar que no sea en el Diablo.
A todo esto, ya con la
suela de sus botines incrustada en el césped de La Bombonera, Insúa la
rompió. Un ciclo exitoso con cuatro títulos en su haber y el momento
descollante de su carrera le valieron una nueva experiencia en el Viejo
Continente, esta vez en Alemania, específicamente en el Borussia Mönchengladbach,
luego de recibir el cariño que bajaba, esta vez, del aliento de “La 12”.
Sin embargo, ni siquiera
el traslado al fútbol teutón lo salvó de las críticas de los falangistas, que
aparecieron en las friolentas butacas alemanas. En un encuentro propio de la
Bundesliga, un diablo por el mundo
decidió comprar la entrada, ocupar su lugar en las gradas y volver a dejar un
mensaje escrito en una pancarta: “In$úa
traidor, el rojo no perdona”, oraba en Gladbach una nueva pancarta que
denotaba un dejo de rabia.
La temperatura volvió a
subir en 2009. Un segundo paso bostero traía consigo frases picantes
que no caían nada bien y hacían eco en un Libertadores de América todavía en
construcción. “Mi viejo es fanático de
Boca y yo también. No tiene nada de malo decirle”, resonaba desde lo más
profundo de las cuerdas vocales del ex América de México. Y disculpe lector si
aburren o inundo el relato con citas textuales, pero hubo, hay y quedará mucha
tela para cortar en un tema tan rimbombante como este.
Ya un tanto más calmo y
en época de Javier Cantero como máximo directivo de la entidad, Insúa, desde
las profundidades de sus entrañas decidió salir a la carga, contradecir al ex
mandatario Comparada y esclarecer todo el asunto. “Le mintió a toda la gente. Tenía que comprar la mitad de mi pase o
quedaba libre y no lo hizo. Sé que a la gente le dolió que me fuera a Boca,
pero el tiempo me va a dar la razón. Jugué un año gratis y con una mentira a
cuestas. Tenía un contrato para continuar en el club hasta el 2008 y el tipo lo
rompió. Es un mamarracho, pero no vale la pena hablar más de eso. Respeto el
sentimiento y sabía que lo iban a entender”, soltó en el ocaso de su paso
por Vélez y con un regreso casi consumado.
Enero del 2014 volvería a
ser un nuevo desencadenante de este conflictivo, extenso y controversial
vínculo. Luego de pertenecer a las filas de la entidad de Villa Luro recayó en
Independiente, para volver a ponerse la divisa punzó, reencontrarse con el Rolfi Montenegro y pelear por un certamen
más importante que el que te otorga un trofeo: el ascenso. En el momento más delicado
de la historia, optó por regresar, dar una mano y conseguir la vuelta a primera
para comenzar a resurgir, aún con un desconcierto reinante que, seguramente,
usted lector y yo sentimos cuando la noticia se dio a conocer y no sabíamos si
los aplausos o silbidos reinarían de parte de los nuestros.
Una nueva historia de
amor y desamor. Con terceros en discordia, un inicio y un final feliz, pero con
un resquemor aún latente y ese sinsabor en el paladar que nos invita a preguntar.
Federico Insúa, ¿indulto o condena?
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