sábado, 8 de abril de 2017

Facundo Daffonchio



Lo primero que hay que decir sobre este guardavalla es que es un verdadero anti-sistema. Un hombre con una cabeza fría e impenetrable frente a las exigencias caníbales de nuestra existencia. Mientras los tiempos que corren nos exigen respuestas inmediatas, éxito repentino, inteligencia precoz, comida rápida y café instantáneo, este buen sujeto decidió sentarse y esperar. Literalmente. Facundo Daffonchio fue durante casi una década una opción en el menú de arqueros del Club Atlético Independiente, sin llegar a disputar siquiera un minuto con la casaca roja.

Su historia tuvo el desencuentro de aterrizar en un momento poco oportuno para pelear a por un lugar en la valla de El Diablo. Año 2007. La etapa de Oscar Ustari concluía, con la vara dejada bien en alto por su persona. Un joven Fabián Assmann se elevaba como su reemplazante, avalado por el técnico en aquel entonces, Pedro Troglio. Por detrás de él asomaba un arquero el cual decían que tenía buena fortuna con los penales: Adrián Gabbarini. Y la tercera opción era un muchacho rubio que decían que tenía buen juego con los pies y mejor la dejamos ahí (?): Diego El Rusito Rodríguez. En aquel contexto, Daffonchio, de 17 años, superaba una prueba de jugadores que lo arrimaba a los juveniles rojos, construyendo su lugar como cuarta opción de una fructífera camada de últimos hombres.

Los primeros años no traerían la oportunidad al horizonte del arquero homenajeado en este escrito: Si bien Assmann decidía en 2009 probar suerte en el ascenso español, en simultaneo comenzaba a entrenar en Villa Domínico el polémico Hilario Navarro, quien había cruzado de vereda de forma sorpresiva para hacerse con un lugar en Independiente tras hacerse conocido como guardameta del Racing Club. Continuaba entonces en el cuarto puesto en la línea de sucesión. Si hablamos de una posición tan exclusiva como el arco, el dato es al menos desalentador. Pero darse por vencido es una frase que no existe en la mente de Daffonchio. Competir y resistir son, al parecer, las palabras centrales de su biografía.

Las lesiones que mancharon la solidez tanto de Assmann (tras su regreso) como de Navarro y Gabbarini hicieron que las piezas bajo los tres palos rotaran con una intermitencia alarmante. Exceptuando el nivel excepcional que el correntino mostró en el año 2010, con Copa Sudamericana incluida, es algo difícil hablar de un arquero titular en el período 2009-2012 de Independiente. La pandilla de unos era abundante, pero eso no perturbaba a nuestro protagonista: "Es muy complicada la cosa porque todavía no se fue ningún arquero y, en ese sentido, el tema de los arqueros es muy jodido porque ataja solo uno y los demás tienen que esperar. Espero poder jugar la mayor cantidad de partidos en reserva y así ganar minutos".

Sin embargo, los años pasaban para FD y recién en 2011 la noticia de un hecho digno de un cuento de Eduardo Sacheri lo sobresaltó: La última fecha del Clausura hacía que Independiente recibiera Huracán con el agregado de que el local tenía a sus tres porteros lesionados. Con 21 años, Daffonchio ingresó por vez primera a una convocatoria al primer equipo, siendo el relevo de Diego Rodríguez en aquel cotejo que finalizó 5 a 1 a favor. La posterior recuperación de sus colegas lo desplazaría nuevamente al cuarto lugar a por la pelea. A posterior, a partir de 2012, la lucha por no descender mostró en el arco a El Ruso, fogoneado por el entrenador Cristian Díaz. Tuvo también en sus filas al propio Hilario, vio la partida entristecida de un Gabbarini enfurecido duramente con el ex presidente Javier Cantero e incluso pudo alinear a Assmann como meta titular en los primeros partidos en la B Nacional. Mientras tanto Daffonchio, en silencio, esperaba. "Persevera y triunfarás", quizá se vitoreaba a si mismo para no perder la razón, dotando su trayectoria más de experiencia en partidos de reserva y concentraciones que de minutos de juego, maniobrada compensación de este extraño caso de virginidad futbolística.

Podemos decir que más que un portero, su rol era similar al de un Sobreviviente Designado: Aquel ministro de rango menor perteneciente al gobierno norteamericano que tomaría el cargo de presidente de los Estados Unidos en caso de que un ataque enemigo devastador aniquilara al presidente, su vice y al resto del gabinete. Vale decir que las chances de que aquella jornada fatídica llegue a suceder solo tiene espacio en la cabeza de los más noctámbulos extremistas.

Pero Daffonchio trascendía a su forma. Era una apellido permanente, un cristiano ubicado en ninguna parte, que sobrevivía a las depuraciones de planteles y trotaba esperanzado junto a sus pares a la espera de un mañana mejor. En el segundo semestre de 2014, con sus 24 años a cuesta, comenzó a ponerse plazos. La floja performance de Assmann en los cotejos primerizos de la BN sumado a algunas dudas que Rodríguez comenzaba a gestar esbozaron en él la leve expectativa de ser considerado por sus superiores. Esta se disipó con la contratación como primer suplente de Germán Montoya. En aquel entonces Daffonchio contabilizaba ya siete años en Independiente, inmerso por tiempo indefinido en el rol de tercer arquero en aquel presente. Se podía percibir que el tiempo había dejado de estar de su lado y era su propia personalidad la que le pedía algo de protagonismo.

En el invierno de 2016, finalmente, dijo basta. En silencio, y con el mayor de los agradecimientos, estrechó las manos de colaboradores del club con los cuales compartió nada más y nada menos que nueve años de espera, y armó su bolso para buscar mejores horizontes. Atlético Tucumán sería la escuadra que lo acobijaría. Dejó en su historial una estadía considerable el años, pero nula en minutos de juego. Su paciencia era la que dejaba huella en el Libertadores de América, con un límite quizá infinito para este circuito de requerimientos y críticas que es el fútbol. En tiempos de búsqueda de cajas express, Daffonchio eligió apostar a la cola más larga del supermercado.


Lo curioso es lo que sucedió después. Porque para la segunda parte del 2016 nuestro arquero ya era parte de la plantilla de El Decano, y desde allí observó como el DT de Independiente en aquel entonces, Gabriel Milito, empleaba una rotación en su plantilla para un match ante Quilmes. La partida de nuestro homenajeado había dejado algo enflaquecida a la mesa de opciones para el arco, y eso había llevado al técnico a optar por la contratación del experimentado Damián Albil como tercer relevo. Con su preferencia por jóvenes surgidos de la cantera, Gaby decidió darle descanso al titular Martín Campaña, algo agobiado por el calendario torneo local-Sudamericana que afrontaba el equipo, y otorgó su primera vez en campo de juego al portero Gonzalo Rehak, de debut correcto en un partido que finalizó en empate en uno. Platicando con el arquerito en la previa del match, hay quienes juran que Milito le deslizó una frase algo particular: "Es curioso. Si no se hubiera ido a Tucumán, hoy en tu lugar debutaría ese pibe que estuvo como diez años acá".


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