viernes, 3 de noviembre de 2017

Sergio Orteman


Con riesgos de caer en una disculpa de antemano, o de atajarnos con las miras puestas a creer que esta crónica es un tema "refritado", es merecer destacar que la historia de hoy se centra no sólo en hechos aislados -aparecerán posteriormente- sino en el general de la carrera del homenajeado del día que, como no podía ser de otra manera, se suma a la galería de personajes inéditos que aparecen en este blog.

Sergio Daniel Ortemán Rodríguez, hombre nacido en Montevideo, Uruguay - y de nacionalidad paraguaya también- es uno de los hombres que pasaron a formar parte de las filas rojas en las últimas dos décadas, período de tiempo en donde podemos "exprimir" con mayor fuerza y fluidez el jugo que dejaron algunos personajes cuando aterrizaron en Avellaneda.

De natalicio futbolístico en Central Español de su país natal, y con un paso por Olimpia en su segunda tierra, su apellido comenzó a nombrarse de cara al Apertura a desarrollarse en la segunda mitad del año 2004, para reforzar la zona medular del campo de juego, encontrar un socio natural para los atacantes y divisar el pase preciso y al pie, que, seguramente, José Omar Pastoriza intuyó estaba en sus pies.

Un precontrato firmado, según confirmaba el diario Olé hacían que los lazos entre los dos protagonistas estelares de esta página virtual se encuentren. Y la declaración tras su arribo a la argentina, rótulo mediante y pose para la foto con la casaca lo confirmaron. "Me ilusiona más jugar en el fútbol argentino que en el paraguayo. Vengo al más grande de América y trataré de hacer las cosas lo mejor posible. La expectativa al llegar a un grande es salir a ganar todo", sentenció el hombre de sangre charrúa mezclada con guaraní, quien llegó acompañado por nombres como los de Jorge Martínez, Javier Muñoz Mustafá, Renato Riggio, Sergio Manoel Junior y Eduardo Bustos Montoya.

Un rato duró la primera experiencia del Pelado con la divisa punzó puesta. Sus primeras armas las desarrolló en el Apertura '04, señalado anteriormente. El fallecimiento de Pastoriza fue un cachetazo difícil de superar para todo el pueblo Rojo. Daniel Bertoni asumió en el cargo de entrenador, pero no logró encarrilar el tren de un equipo que terminó en la estación número 15 y donde la victoria ante Racing en el clásico logró, apenas apaciguar un poco las aguas. 

Para el año 2005, y hasta mediados del 2006, un préstamo al Atlas de México lo alejaría de los entrenamientos en Villa Domínico. Julio César Falcioni lo "exilió" por un tiempo, según relata Olé y su vuelta no se dio hasta mitad de la temporada '06. 

En junio ya la situación era otra. Jorge Burruchaga pasaba a ser el cráneo estratega y el hombre de la tierra del buen mate y el chivito se mentalizó en pos de ganar un lugar y meterse dentro de la consideración del técnico. Sin embargo, no todo salió bien y mientas la pretemporada se llevaba a cabo en los blandos campos del Salta Polo Club, una chispa pasó a ser una llama cuyo fuego fue difícil de apaciguar entre el entrenador y el futbolista. 

¿Qué pasó? Según cuentan los cronistas que estaban presentes en ese momento, el jugador no se mostró muy entusiasmado con los trabajos dispuestos por el profe y J.B soltó que "hay que brindarse por completo", pero sin apuntar a nadie en específico. El Pela, sin embargo, saltó y sintió que la frase fue dirigida hacia él, lo encaró al ex campeón del mundo y mantuvieron un diálogo en donde el técnico le expresó que no lo iba a tener en cuenta. 

"Pónganlo: en Independiente no juego más", soltó a los gritos ante la presencia de los periodistas que quedaron pasmados por sus declaraciones. "Nunca me dijo en la cara que no me quería, pero sé que es así", especuló y enfatizó el volante, que nunca paró su catarata de críticas. "Sergio es jugador de acá, tiene contrato hasta junio y tanto los directivos como el técnico lo queremos acá. Necesitaba unos mimos, nada más. Queremos que tenga puesta la cabecita acá. Yo me voy a encargar. Él va a seguir", contratacó mediáticamente Julio Comparada que llevó paños fríos e hizo que esta historia tenga un capítulo más.

Ya en el 2007, el verano azotaba y los torneos precompetitivos asomaban. El C.A.I debía viajar a Mendoza para enfrentar a San Lorenzo y el portazo invisible se oyó. Orteman se iba. "Me voy. Es una decisión tomada. Uno en la vida tiene que tomar decisiones y yo ya lo hice", tiró el calvo que se mostró "encantado" -todo cambia- con la idea del Burru, pero que su determinación pasaba por un supuesto pedido que J.C le hizo a su representante de buscar club, en caso de que tenga oportunidad. 

Jugó contra el Ciclón, fue de lo mejor y, mientras los directivos afirmaban que sólo lo iban a vender al exterior, apareció Boca Juniors en su camino y llegó a la ribera como "refuerzo de jerarquía".

A partir de allí, Istambul BB -Turquía-, Racing de Santander, Gremio, Peñarol -por duplicado-, Querétaro, Guaraní, Olimpia y San Lorenzo de Paraguay comprendieron los últimos paraderos de su carrera futbolística.

En el "Rey de Copas" completó un total de 35 cotejos, anotó cuatro goles y nos deja en la incertidumbre de saber qué pasó realmente con el "Orteman-Burruchaga gate". 

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