jueves, 23 de febrero de 2017

Juan Caicedo





De no haber sido uno de los rostros de la peor hora en la historia del Club Atlético Independiente, este atacante colombiano se habría ganado el mote de personaje de culto en esta película por momentos inentendible y confusa que es nuestro Rojo en la ultima década (y quizá algo más). Porque su llegada fue de tintes anecdóticos, sus características se asimilaban más a un guión de un sketch que a una cartilla de presentación y, mientras algunos se adjudican haberse quedado afónicos maldiciendo su escasa suerte de cara al arco rival, otros juran que de hecho era bueno.

El verano del 2013 era fuego. El infierno no estaba necesariamente encantador, con un Javier Cantero apagándose en lo profundo de su escritorio, cada vez menos reconocido por su lucha contra los barrabravas y cada vez más abucheado por su pésima gestión deportiva. Ardían los números de un equipo que debía hacer un buen torneo para no caer en la B Nacional, con un Américo Gallego craneando un plantel que tenía la obligación de fundamentar en 6 meses más de 100 años de historia, sin caer en la tendencia de quemar juveniles (?). En ese contexto transitaba por el club el rumor de que desde la dirigencia tendría apalabrado a un delantero extranjero, furioso rompedor de redes en su país natal, que arribaba por expreso pedido de El Tolo. El nombre de Juan Fernando Caicedo llegó a los medios. ¿Qué dijo Cantero cuando le preguntaron por dicho sujeto? Que el mencionado jamas estuvo en los planes. ¿Y que sucedió pocos días después? Caicedo apareció en Avellaneda para firmar con El Rojo. "Mentí porque nadie conocía ese nombre e iba a avivar giles, defendí los intereses de Independiente". La realidad es que para JC y sus secuaces, el homenajeado de hoy era un lejano Plan C, detrás de luego frustradas negociaciones con Dorlan Pabón y Martín Cauteruccio. Y después nos preguntamos porqué pasó lo que pasó.

En fin, defensa de intereses van, defensa de intereses vienen (?). Caicedo llegó al ojo público y develó su curriculum. Buen 2012 en su ex equipo Deportes Quindío, rozando un promedio de gol de casi un tanto cada dos cotejos, y posesión del 25% del pase a cambio de medio millón de dolares. En su presentación posó con gorrita y su nueva casaca ante las cámaras para luego marcharse de la sede de Mitre a pie, tranquilo y campante por Avellaneda Centro.

A esto le siguió el rumor de que el colombiano tenia una pierna más larga que la otra, hecho distorsionado en la nebulosa de chistes del tipo que ustedes ya se imaginaran, pero por si acaso no lo hacen, le deslizo que se decía que el muchacho caminaba por la playa y dejaba tres huellas. Y la corto acá (?). Por último, llegó a nuestros odió el apodo que portaba desde su tierra: Sorongo. ¿Qué significa ese termino? Alguien perezoso. No sabría decirles cuál significado deparaba un futuro peor. Curiosos tintes de personalidad desde el vamos, pero hasta que la pelotita no empezara a rodar, las opiniones eran superficiales.

Su debut fue en la primer fecha del Torneo Final. Promediaba el final del segundo tiempo e Independiente, en el Libertadores, empataba en uno con el Newell´s del Tata Martino. Caicedo ingresó por Tuzzio en pos de complementar un ataque que tenía en su haber a Daniel Montenegro y Ernesto Farías. En su afán de buscar la victoria, Caicedo fabricó un penal que pudo haber puesto al equipo en ventaja, de no ser porque El Tecla lo envió a las nubes y, con el ánimo por el piso, el Rojo balbuceó por el campo de juego mientras los rosarinos se recomponían y lograban la victoria por 3 a 1. Interesante primeros minutos del colombiano, empañados por la caída. Sabor agridulce.

Tradicionalmente ingresando en alguna porción de los segundos 45 minutos, Caicedo era más voluntad que técnica, pero en un equipo en declive, eso de momentos era suficiente para sobresalir. Sus piernas delgadas y largas apelaban a la presión y robo del balón adherido a un pique algo entorpecido pero que se colaba en el área rival por su físico. De haber sido algo más que una apuesta para el segundo tiempo, este sujeto pudo haber sido un único héroe en aquel lío. Se ganó una ovación en la victoria 3 a 1 frente Argentinos Juniors en Avellaneda, donde exhibió una interesante dupla con el paraguayo Adrián Fernández, y fue ganado aún más oportunidades de juego a medida que transcurría el torneo.

Gallego ya no estaba, Miguel Ángel Brindisi intentaba domar a un equipo que luchaba por la permanencia. Por la fecha 14, mojaría en dos oportunidades en lo que fue la victoria por 3 a 1 ante San Martín de San Juan, un resultado que elevó por los cielos la esperanza, pero que no seria más que estadística de una escuadra que culminaría estrellándose. Aquel doblete frente al verdinegro fue su opera prima en Independiente. La hinchada coreó por él y hasta atinó a convertirse en un accidentado símbolo de la resistencia. Todo se disiparía tras el 15 de Junio de 2013.

En vísperas de iniciar la travesía por la B Nacional, Caicedo dejó el club en el mayor de los silencios. 14 partidos, 2 goles y una pasantía demasiado surrealista para un Independiente cuya realidad finalizaría en restos de llanto latentes en una entrada a medio romper, sepultada en el polvo y el viento del "Libertadores de América", naufragio de aquel nefasto 2013.


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