miércoles, 28 de marzo de 2018

Gustavo Reggi



La década de los ´90 parece empezar a pisar con fuerza en nuestro blog. Amén de algún que otro post de índole más contemporánea, jugadores, técnicos y campañas de aquellos tiempos afloran. No sabemos si producto de malas decisiones de la comitiva, un ojo no tan entrenado para divisar refuerzos y potenciales futbolistas de las inferiores, o pichones de carcks que se fueron aminorando con el tiempo, hoy recapitulamos otra historia cercana al nuevo milenio.

De cara al Apertura 1997, César Luis Menotti planificaba lo que sería una temporada que tendría como principales objetivos la Copa Mercosur y el Apertura correspondiente a la segunda mitad de año. Para todo este cúmulo de partidos, el entrenador divisó que faltaba un refuerzo en ataque y un apellido sobresalió del resto.

Gustavo Reggi, hombre de natalicio en San Martín, Mendonza, empezó a romper redes en el club de su ciudad natal y, tras una gran temporada, se sumó a Ferrocarril Oeste, en donde a base de goles se convirtió en ídolo de la hinchada y levantó el interés del "Rey de Copas".

Para mitad del '97, el delantero -con registros de 17 conquistas en 25 cotejos- se sumó a las filas de los de Avellaneda, a préstamo por un año con cargo de 350.000 dólares y una cláusula de salida que ascendía a los 2 palos verdes.

Nuestro homenajado debutó en un 3-0 a favor ante Deportivo Español, con un tanto incluído, y parecía que su religión que profesaba goles y más goles la pondría en práctica también en nuestra casa. Sin embargo, la constancia de sus festejos no fue tal.

Cabe destacar de sus primeros partidos, que sus marcas fueron más que notables. En las primeras tres fechas ligó el balón dos veces a la red -la anteriormente mencionada y ante Huracán- y en la cuarta fecha llegaría su salto a la fama.

Independiente se enfrentaba a Racing, en la doble visera, con el karma de llevar 14 años sin vencer allí. La noche de la ciudad se tiñó de rojo gracias a los gritos de Francisco Guerrero y el héroe que aparece en la foto que encabeza esta crónica.

Sin embargo, el andar de los nuestros era magro. Para mitad del certamen, luego de algunos cachetazos, renunció Menotti y Ricardo Gareca agarró la conducción sin cambiar la ecuación de manera significante, quedando séptimos en el escalafón de posiciones.

Ya en el '98, el hombre de la tierra del buen vino, mudó sus dotes a La Plata, más precisamente en Gimnasia. Reggina, Crotone, Unión de Santa Fe, Las Palmas, Levante, Castellón, Quilmes y un regreso del hijo pródigo a su lugar natal fueron los clubes que lo cobijaron más adelante.

A modo de conclusión, su estadística en la Doble Visera es de un total de 29 disputas y 7 gritos sagrados.

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