jueves, 20 de abril de 2017

Jonathan Santana


Recaer en aquel invierno del 2012 resulta algo agotador. Si bien es cierto que el carácter inédito de Independiente creció en el último tiempo, aquella mitad de año pre-fatalidad es tendencia a un momento de inflexión por refuerzos, dirigentes, situaciones y momentos que desencadenaron en algo fatídico, en el plano de lo futbolístico hablando. Retomaremos, usted lector y yo, lo sucedido en aquel mercado de bajas temperaturas y lo que pasó con uno de los futbolistas de trajín internacional que recaló en Avellaneda. 

Julio del 2012. Las puertas de la sede social, ubicadas en Mitre 470, parecen abrirse como en cualquier día. El sillón presidencial lo ocupa Javier Cantero y, tras la designación de mantener a Cristian Díaz como técnico del Rojo, deberá cranear y plasmar un equipo en cancha auto-suficiente para poder sacar al club de esta situación. ¿La idea principal? Traer gente de renombre, con pergaminos en la primera división y con personalidad para bancar la tumultuosa parada. 

Enmarcados en un caso que tocamos en otro post, sobre la defectuosa llegada de Bolatti para ese 2012, C.D necesitaba un nuevo volante para darle forma la zona medular del campo de juego. Los adjetivos enumerados anteriormente, sumados a su estadía en el viejo continente y una ligazón directa con una selección de América del Sur, hicieron que todos los cañones apuntaran a un carrilero nacido en Argentina, nacionalizado en Paraguay y partícipe de la Copa del Mundo del 2010, llevada a cabo en Sudáfrica. Jonathan Santana, tras comulgar la quebrantad del contrato que lo unía con Libertad, aceptó el desafío de sumar una camiseta más a su colección por el paso de grandes argentos y llegar a préstamo, por doce meses, a la entidad de Avellaneda. 

Tandil, ciudad elegida por Pep Díaz para realizar la pre-temporada, cobijaría las intenciones y sueños del hombre formado en San Telmo. Junto a él, siete refuerzos más arribaron durante ese período de transacciones, algunos idóneos para las líneas escritas en este blog, que tuvieron o tendrán un espacio por estos lugares. Aquí están, estos son: Paulo Rosales; Luciano Leguizamón, Roberto Russo; Fabián Vargas; Cristian Tula; Víctor Zapata y Morel Rodríguez.

El debut del homenajeado del día se dio en condición de local. Luego de firmar tablas ante Newell´s en el Parque de la Independencia, Díaz estaba obligado a hacer una modificación por la lesión de Hernán Fredes, quien sufrió una distensión en el isquiotibial izquierdo. Asomaba, entonces, ante Vélez la posibilidad de que Sanatana acumule sus primeros minutos con la divisa punzó. Pese a que debió fortalecer su paciencia, ya que el cotejo programado para el sábado 11 de agosto tuvo que suspenderse por un fuerte temporal, dos días más tarde fue autor material del empate en cero en el LDA, cotejo que alimentó otro momento de suspensión por falta de luz. 

El momento top de la estadía en Alsina y Bochini del ex Wolfsburgo de Alemania, se dio sobre la edición '12 de la Copa Sudamericana. En aquel certamen internacional, Independiente debía sortear a Boca Juniors en la segunda fase. El encuentro fue una extensión de aquel 5-4 en la Bombonera. Apenas meses después, el Rojo volvería a hacerse fuerte en la Ribera y conseguiría un empate 3-3 que sería suficiente para la clasificación y con Santana como actor principal, tras su rol protagónico al convertir uno de los tantos. 

Liverpool de Uruguay quedó en el camino y Universidad Católica despuntaba como próximo adversario a sortear para acceder al cuadro de los cuatro mejores. Un 2-2 en casa obligaba a vencer en Chile o a empatar por tres goles para obtener el boleto que lleve a los nuestros a Sao Paulo. Sin embargo, y pese a una nueva conexión del ex Nueva Chicago con la red en la vuelta ante los Cruzados, los trasandinos conseguirían hacerse fuerte en casa y Rey pasó a decirle adiós a un nuevo torneo continental. 

Diciembre llegó y el torneo Inicial 2012 se fue. El balance era más que negativo y, prácticamente, dejaba todo definido, aún con una rueda por delante. Los de Avellaneda, de 19 partidos jugados, apenas salieron triunfantes en tres, firmaron tablas en ocho y sucumbieron en la desazón en la misma cantidad, acumulando 17 puntos y escapándole al último eslabón de la cadena acumulativa por las pésimas campañas de Tigre y Unión de Santa Fe. 

El 2013 se hacía llegar. El calor veraniego acarreó consigo a Américo Gallego a sentarse en el banco de suplentes para poder encarrilar un tren que parecía tener destino a una terminal predeterminada y sin posibilidades de un cambio de rumbo. En aquella rueda, Santana tendría su último destello de felicidad para regalarse a él y a los hinchas. El 24 de febrero fue partícipe del 2-0 clásico ante Racing, anotó un gol y quedará para siempre en las estadísticas de los duelos entre las dos entidades avellanedenses.

El fin llegó y no es momento de ahondar en detalles de lo que ya sabemos. Lo concreto es que junio de aquel año le depararía un nuevo giro futbolero en la vida del mediocentro de 31 años. Pese a las intenciones de Miguel Brindisi -ya deté- de que continúe debido a la preponderancia que el profesional tenía en el grupo, la comitiva decidió no extender el vínculo y el día 30 de aquel mes pasaría a ser agente libre. 

“Dolió el descenso porque mi familia es hincha de Independiente. En lo personal también”, soltaría el jugador, ubicado en Córdoba para afrontar un nuevo desafío en Belgrano de aquella provincia. Su fanatismo, igualmente, no impidió que inhiba al club en ese entonces. Apenas un mes más tarde, con la del Pirata puesta, tomó la decisión de hacer la demanda correspondiente, sumándose a Ernesto Farías y Fabián Vargas, por una deuda correspondiente a dos meses de sueldos, a los cuales habría que hacerle frente para poder utilizar nuevas incorporaciones. 

El resto de esta historia pertenece a una montaña rusa que nunca tiene descendencia. Santana vivió, hasta hoy en día, momentos de locura ya lejos de Avellaneda. Procesado por evasión fiscal, al declarar ante la AFIP que sus derechos pertenecían a un club uruguayo catalogado por el organismo como "Paraíso Fiscal Deportivo", encontró el último escándalo al recibir el mote de "Icardi Paraguayo" por la prensa, al ser acusado de robarle la pareja a su ex compañero Rodolfo Gamarra. Un tobogán de aventuras y de sensaciones, que arrojaron 18 partidos con la del Rey de Copas, tres tantos y un presente más de carácter farandulero que deportivo. 

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